sábado, 25 de julio de 2020

Una roca de Arizona evoca la Tierra caótica de hace 200 millones de años

Un núcleo rocoso del Parque Nacional del Bosque Petrificado, en Arizona, arroja luz para comprender cómo eventos catastróficos moldearon los ecosistemas de la Tierra antes de los dinosaurios.

Las capas de roca que componen la formación fueron depositadas durante 
el Período Triásico Tardío. - RANDALL IRMIS/NHMU – Archivo
El núcleo, de un cuarto de kilómetro, es de una parte importante del Período Triásico cuando la vida en la Tierra sufrió una serie de eventos cataclísmicos, al ser golpeado el planeta al menos tres veces por asteroides del tamaño de montañas, cadenas de volcanes estallaron para ahogar el cielo con gases de efecto invernadero, y el movimiento tectónico destrozó el único supercontinente de la Tierra, Pangea.

Entre el caos, muchas plantas y animales, incluidos algunos de los reptiles de hocico largo y armado que gobernaron Pangea en todo el Triásico, desaparecieron en una posible sacudida de la vida en la Tierra que los científicos aún no han explicado.    

El estudio, publicado el 20 de julio en 'GSA Bulletin', ofrece a los científicos una base para explicar los cambios en el registro fósil y determinar cómo estos eventos pueden haber dado forma a la vida en la Tierra.

Al determinar la edad del núcleo de la roca, los investigadores han podido reconstruir un tramo continuo e ininterrumpido de la historia de la Tierra desde hace 225 millones hasta 209 millones de años. La línea de tiempo ofrece una idea de lo que fue una edad oscura geológica y ayudará a los científicos a investigar cambios ambientales abruptos desde el pico del Triásico Tardío y cómo afectaron a las plantas y animales de la época.

"El núcleo nos permite retroceder 225 millones de años cuando el Parque Nacional del Bosque Petrificado era un invernadero tropical poblado por reptiles similares a cocodrilos y dinosaurios tempranos del tamaño de un pavo", explica en un comunicado Cornelia Rasmussen, investigadora postdoctoral en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas (UTIG), quien dirigió el análisis que determinó la edad del núcleo.

"Ahora podemos comenzar a interpretar los cambios en el registro fósil, como si los cambios en el mundo de las plantas y los animales en ese momento fueron causados por un impacto de asteroides o más bien por lentos cambios geográficos del supercontinente que se separa", añade. 

El paleontólogo Adam Marsh, del Parque Nacional del Bosque Petrificado, resalta que a pesar de la rica colección de fósiles del período en América del Norte, hasta ahora había poca información sobre la línea de tiempo del Triásico Tardío porque la mayoría de lo que los científicos sabían provenía del estudio de afloramientos de roca expuesta empujada a la superficie por movimientos tectónicos.

"Los afloramientos son como piezas rotas de un rompecabezas --señala Marsh, que no fue autor del estudio, pero es parte del proyecto de extracción de muestras científico más grande--. Es increíblemente difícil armar una línea de tiempo continua desde sus caras expuestas y desgastadas".

El núcleo del Parque Nacional del Bosque Petrificado resuelve el problema del rompecabezas recuperando cada capa en el orden en que se depositó. Al igual que los anillos de los árboles, los científicos pueden hacer coincidir esas capas con el registro fósil y climático.

Para encontrar la edad de cada capa, los investigadores buscaron en el núcleo de la roca pequeños cristales del mineral circón, que se arrojan al cielo durante las erupciones volcánicas. Los circones son un sello de fecha para los sedimentos con los que están enterrados. Luego, los investigadores compararon la edad de los cristales con las huellas del antiguo magnetismo almacenado en las rocas para ayudar a desarrollar una línea de tiempo geológica precisa.

Sin embargo, la geociencia rara vez es tan simple y, según Rasmussen, el análisis del núcleo les dio dos historias ligeramente diferentes. Uno muestra evidencia de que una sacudida en la especie podría no estar relacionada con ningún evento catastrófico y simplemente podría ser parte del curso ordinario de la evolución gradual. El otro muestra una posible correlación entre el cambio en el registro fósil y un poderoso impacto de asteroide, que dejó un cráter en Canadá de más de 62 millas de ancho.

Para Marsh, los diferentes hallazgos son solo parte del proceso para alcanzar la verdad. "Los dos modelos de edad no son problemáticos y ayudarán a guiar futuros estudios", asegura.

europapress.es

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