Un pequeño trozo de mandíbula fósil hallado en Alaska
representa un raro ejemplo de restos de dinosaurios dromaeosaurios juveniles
del Ártico, según un estudio publicado en la revista de libre acceso 'PLOS ONE'
por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido).
Reconstrucción del dinosaurio dromaeosaurio juvenil del
Ártico
- ANDREY ATUCHIN – Archivo
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Los dromaeosaurios son un grupo de dinosaurios depredadores
estrechamente relacionados con las aves, cuyos miembros incluyen especies
conocidas como el deinonychus y el velociraptor. Estos dinosaurios vivieron en
todo el mundo, pero sus huesos son a menudo pequeños y delicados y rara vez se
conservan bien en el registro fósil, lo que complica los esfuerzos para
comprender los caminos que tomaron a medida que se dispersaron entre los
continentes.
La formación Prince Creek del norte de Alaska conserva la
mayor colección de fósiles de dinosaurios polares del mundo, que data de hace
unos 70 millones de años, pero los únicos restos de dromaeosauridos encontrados
hasta ahora habían sido dientes aislados.
El fósil de la mandíbula descrito en este estudio tiene solo
14 milímetros de largo y conserva solo la punta de la mandíbula inferior, pero
es el primer fósil de dromaeosaurio no dental conocido del Ártico. El análisis
estadístico indica que este hueso pertenece a un pariente cercano de las
Saurornitholestes norteamericanas.
Se cree que los dromaeosáuridos de América del Norte tienen
su origen en Asia, y Alaska habría sido una región clave para la dispersión de
sus antepasados. Este nuevo fósil es una pista tentadora para comprender qué
tipos de dromeosaurios habitaban en esta región crucial.
Además, la etapa temprana de desarrollo del hueso sugiere
que este individuo aún era joven y probablemente nació cerca. Frente a las
sugerencias anteriores de que esta parte de Alaska era exclusivamente una ruta
migratoria para muchos dinosaurios, esta es una fuerte evidencia de que algunos
dinosaurios anidaban allí. Los autores sugieren que los hallazgos futuros
pueden permitir una comprensión más completa de estos misteriosos
dromaeosauridos árticos.
"Hay lugares donde los fósiles de dinosaurios son tan
comunes que un trozo de hueso, en la mayoría de los casos, ya no puede agregar
nada científicamente informativo: este no es el caso con este espécimen de
Alaska --destaca Alfio Alessandro Chiarenza, del Imperial College de Londres--.
Incluso con un fragmento de mandíbula tan incompleto, nuestro equipo no solo
fue capaz de resolver las relaciones evolutivas de este dinosaurio, sino
también de imaginar algo más sobre la biología de estos animales, en última
instancia, obtener más información sobre este ecosistema del Ártico
Antiguo".
"Hace años --agrega Anthony R. Fiorillo, también del
Imperial College de Londres--, cuando los dinosaurios se encontraron por
primera vez en el extremo norte, la idea desafió lo que creemos saber sobre los
dinosaurios. Durante algún tiempo después, hubo un gran debate sobre si esos
dinosaurios árticos migraron o no en el norte durante todo el año, todos esos
argumentos eran de naturaleza especulativa".
Según destaca, "este estudio de una mandíbula de
dinosaurio depredador de un bebé proporciona la primera prueba física de que al
menos algunos dinosaurios no solo vivieron en el extremo norte, sino que
prosperaron allí. Incluso podría decirse, nuestro estudio muestra que el
antiguo norte era un gran lugar para criar una familia y ahora tenemos que
descubrir por qué".
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