Rosalía Santaolalla / 02-07-2020
Lo más que me he podido acercar a él es la valla que separa
el parque de las Huertas del edificio vacío, esperando contenido, del Hospital
de la Concepción. Tiene el carácter de esos árboles que parecen sujetar el
paisaje con sus raíces. Da la impresión de que si arrancaran de cuajo este
magnífico ejemplar, irían cayendo como piezas de un juego, una por una, las
piedras del inmueble que lo cobija entre dos de sus pabellones. En invierno
muestra un aspecto casi siniestro, sin sus hojas, como si no fuera a ver una
primavera más. Pero cada año vuelve a retoñar. Le he preguntado a Enrique del
Rivero y dice que se lanza, que parece un peral. Peras no parece que dé. Ya me
veo sentada, leyendo, bajo sus frondosas ramas, cuando el edificio haya cobrado
vida. Apunte: soy periodista, aunque me monte películas. Esta no parece que se
vaya a estrenar pronto.
Llevamos décadas de encendidos debates sobre el destino que
tenía que tener el inmueble, más una fortísima crisis económica y ahora, quién
nos lo iba a decir, una pandemia. Esperemos que esto último no sea otra excusa
para seguir no haciendo nada y que la Concepción siga formando parte de ese
listado de temas que tenemos los periodistas en el cuaderno de proyectos
eternos desde sus primeros hasta sus todavía últimos pasos: Castrovido, AVE
-¿qué fecha le ponemos ahora?-, el Parque Tecnológico en cuyos terrenos hizo
campaña el ahora vicepresidente Igea e, incorporación de última hora, el
Directo Madrid-Burgos.
El director del proyecto de investigación de los dinosaurios
de la Sierra de la Demanda, Fidel Torcida, recordaba hace nada que llevan años,
sin éxito, intentando escalar puestos en la lista de prioridades de la Junta de
Castilla y León. Mientras el Gobierno de esta comunidad hablaba de estrategias
contra la despoblación, ha ido tachando de la lista ideas que podrían haber
sido, desde hace tiempo, herramientas para amarrar habitantes y para el
desarrollo económico en el medio rural. Igual nuestros gestores creen que el
empleo y el progreso únicamente vienen de la actividad industrial. O quizá
cuentan los votos que creen que conseguirán con sus anuncios de inversiones. La
pandemia servirá de excusa para seguir relegando proyectos, pero no nos
engañemos: algunos no han interesado nunca.
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