Las huellas fosilizadas son las más antiguas que se han hallado
hasta la fecha en el Gran Cañón del Colorado, pero el animal al que pertenecen
aún es un misterio
Hace cuatro años un profesor noruego de geología llamado
Allan Krill estaba de excursión en el Gran Cañón con sus estudiantes cuando se
encontró junto al sendero una roca que contenía huellas fósiles. Hay muchos
restos de huellas fosilizadas en el Gran Cañón, pero Krill envió de todos modos
una foto a su colega, Stephen Rowland, un paleontólogo de la Universidad de
Nevada en Las Vegas.
Las huellas fosilizadas que estaban en ese sendero a la
vista de todos los turistas han resultado ser, con mucha diferencia, las
huellas de vertebrados más antiguas del Gran Cañón. La roca se cayó de una de
las paredes cercanas, y esas paredes están datadas con mucha precisión, por lo
que se sabe que esas huellas pertenecieron a un animal que caminó a cuatro
patas por las orillas del río hace 313 millones de años, con un error de medio
millón de años arriba o abajo.
Esta era se denomina el periodo Carbonífero. Los dinosaurios
todavía tardarían en aparecer otros 70 millones de años, cuando llegara el
periodo Triásico. Los continentes no tenían nada que ver con los actuales. La
tierra firme todavía estaba concentrada en un único supercontinente llamado
Pangea, que se empezaba poco a poco a separar en trozos.
Las huellas recién descubiertas registran el paso de dos
animales separados en la ladera de una duna de arena. La reconstrucción de los
investigadores de la secuencia de pisadas de este animal revela una forma de
andar distintiva llamada «paso de secuencia lateral», en la que las patas de un
lado del animal se mueven en sucesión, la pata trasera seguida de la delantera,
alternando con el movimiento de las dos patas del lado opuesto.
Esta forma de andar es la misma que usan los tetrápodos
(animales de cuatro patas) actuales, como perros y gatos, pero hasta ahora no
se sabía con certeza si era común en animales más primitivos. ¿Qué tipo de
animal era? Se sabe que es un amniote, es decir, que ponía sus huevos en la
tierra y que estos huevos tenían por tanto una cáscara dura, o bien los huevos
se desarrollaban en el interior de la hembra. Sus patas tenían tres dedos y
garras, algo que se puede distinguir con claridad hoy, 313 millones de años más
tarde.
REFERENCIA
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