Dos investigadores zaragozanos hallan en Túnez indicios de
que la hecatombe, que se llevó por delante al 70% de las especies animales
terrestres, fue más severa de lo que se pensaba, tal y como atestigua la
desaparición de un grupo de organismos microscópicos del plancton
El micropaleontólogo Ignacio Arenillas, durante los trabajos de investigación en la costa de Túnez./Unizar.es |
EDUARDO BAYONA
ZARAGOZA .- Los efectos del impacto del meteorito que hace
66 millones de años exterminó a los dinosaurios fueron mayores de lo que hasta
ahora se estimaba. Así lo apunta una investigación que los micropaleontólogos
de la universidad de Zaragoza, Ignacio Arenillas y José Antonio Arz han
desarrollado en Túnez, donde han hallado indicios de que la hecatombe, que se
llevó por delante al 70% de las especies animales terrestres, prácticamente
erradicó un grupo completo de microorganismos del plancton, claves para la vida
marina.
Los investigadores, especializados en el estudio de unos
fósiles microscópicos llamados foraminíferos planctónicos, centran su trabajo
en el “evento de extinción” que provocó un meteorito en el llamado “límite KT”,
en el tránsito de la era cretácica a la terciaria. Este tipo de protozoos, que
llevan formando parte del plancton marino desde el Jurásico, hace 160 millones
de años, resultan clave en la paleontología para estudiar los cambios
climáticos y la evolución de los océanos en el pasado o los eventos de
extinción.
De hecho, resultaron claves para determinar la edad exacta
del impacto de un gran asteroide a finales del Cretácico. Las dataciones de
Arenillas y Arz, miembros del Departamento de Ciencias de la Tierra y del
Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón, publicados en
2010 en la revista Science, permitieron establecer la coincidencia temporal de
la extinción del límite KT con el impacto del meteorito Chicxulub, una roca de
diez kilómetros de diámetro, en la península mejicana de Yucatán.
Una extinción casi total de los protozoos del plancton
El hallazgo de una nueva especie –fosilizada- de estos
protozoos echa por tierra las teorías que hasta ahora apuntaban a que las
especies actuales de foraminíferos planctónicos procedían de unas pocas que
hace 66 millones de años habrían sobrevivido a la extinción. Y, por el
contrario, aporta indicios de que su extinción fue prácticamente total. El
plancton, que agrupa a algas, protozoos y otros organismos que flotan en la
superficie de las masas de agua oceánicas, resulta clave para mantener el
equilibrio ecológico y las cadenas alimentarias de los mares, por lo que su
desaparición afectó a toda la biota.
“Hasta ahora se pensaba que algunos foraminíferos
planctónicos habían sobrevivido a la extinción y habían dado lugar a las
especies actuales tras 66 millones de años de evolución. Vendrían a ser como
las aves y mamíferos cretácicos que sobrevivieron y que, con el paso del
tiempo, dieron lugar a las actuales especies”, explica Arenillas. Sin embargo,
la especie que y Arz han hallado en Túnez “no tiene ninguna relación con los
cretácicos”.
Según adelanta la revista Historical Biology, en realidad,
el ancestro de los actuales foraminíferos de superficie no fue un superviviente
planctónico del límite KT, sino una especie bentónica llamada Caucasina que
durante el Cretácico habitaba el fondo de mares poco profundos y la morfología
de cuya concha “indica que probablemente era capaz de sobrevivir y de
reproducirse ocasionalmente formando parte del plancton”. Los investigadores
zaragozanos han hallado en Túnez el “eslabón perdido” entre esta y las primeras
especies planctónicas del Terciario, a la que han bautizado como
Pseudocaucasina antecessor.
“Esto hace innecesario presuponer la supervivencia de las
especies de los foraminíferos planctónicos cretácicos”, explica Arenillas,
quien anota que el descubrimiento “avalaría la hipótesis de una extinción casi
total de las especies de estos protozoos, prácticamente como les ocurrió a los
dinosaurios y a otros grandes reptiles voladores y marinos”, al tiempo que
apunta a que los efectos del meteorito en los mares –aumento de la
contaminación, de la acidez y de la temperatura del agua – serían “mucho más
severos de lo que se pensaba hasta ahora”.
"Afectó a toda la biota, incluido el plancton marino"
Según el micropaleontólogo, la extinción “afectó a toda la
biota, incluido el plancton marino, que es prácticamente la base de la vida en
la Tierra al suministrar nutrientes a los océanos y los peces. Eso afectó a la
supervivencia de la mayoría de los animales marinos que existían”. La comunidad
científica da por hecho que la extinción erradicó en torno al 70% de las
especies que poblaban el planeta a finales del Cretácico.
“La extinción no fue total. Sí para los dinosaurios y casi
para los foraminíferos planctónicos, que tuvieron que resurgir de nuevo y
volver a colonizar las aguas superficiales de los océanos”, añade. El nuevo
protozoo superficial apareció unos 3.000 años después del límite KT a partir de
otro que habitaba los fondos marinos, de manera similar a lo que había ocurrido
casi cien millones de años antes, en el Jurásico.
Los investigadores zaragozanos tienen previsto continuar con
sus trabajos en esta materia. “Tenemos que demostrar si hubo realmente alguna
especie que lograra sobrevivir a la crisis, hemos de acabar de concretar si
nuestra tesis es realmente cierta”, anota.
“Aunque son necesarios más estudios, este descubrimiento
sugiere que los efectos medioambientales del impacto de Chicxulub en las capas
superficiales de los océanos fueron mucho más severos de lo que se pensaba”,
informó la Universidad de Zaragoza.
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