Artículo publicado hoy en La Nueva España sobre uno de los excavadores de Torrelara donde cuenta su experiencia a sus vecinos asturianos
El avilesino Guillermo Santos encuentra en un yacimiento de
Burgos el primer hueso de un enorme saurópodo que puede pertenecer a una nueva
especie
Reproducción de dos dinosaurios saurópodos titanosauriformes./ Fundación Dinosaurios CyL. Ilustración de Sergey Krasovskiy |
Cuando el avilesino Guillermo Santos llegó al yacimiento
Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, en la ibérica Sierra de la Demanda, para
comenzar su primera excavación en busca de huesos, el dinosaurio todavía estaba
allí. Desde 1990, algunos vecinos habían localizado en este lugar próximo al
municipio burgalés de Torrelara varios fósiles que hoy custodia el Museo de
Burgos. Este verano, el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los
Infantes (CAS) desarrolló allí los trabajos de su XIV campaña de excavaciones,
con la sospecha de que podrían obtener nuevos vestigios óseos de los
dinosaurios que habitaron la Península Ibérica.
Foto del grupo de excavadores en el yacimiento de Torrelara. / C.A.S. |
Los indicios se confirmaron cuando el geólogo especializado
en paleontología Guillermo Santos descubrió el primer hueso de la excavación.
"Tuvimos que adentrarnos en la zona del arroyo y escalar un par de metros;
allí empezaron a aparecer fragmentos de costillas y un bloque de tres vértebras
que parecían las sacras", explica el asturiano. La extracción de las
vértebras, que estaban fusionadas en una sola pieza, fue muy compleja, hasta el
punto de que llevó a retrasar el momento de cerrar la campaña. "Íbamos a
terminar un día por la mañana, justo cuando aparecieron las vértebras sacras,
así que tuvimos que volver por la tarde", relata.
Guillermo Santos con una de las vértebras. / C.A.S. |
Entre los hallazgos se incluyen también diez vértebras
pertenecientes a distintas regiones de la cola del animal, que apuntan a que
podría tratarse de un dinosaurio de tipo saurópodo titanosauriforme (de cuello
largo y gran envergadura). "Por el tamaño de las vértebras encontradas
-una de ellas alcanza los 55 centímetros-, podría tratarse de un animal de unos
15 o 16 metros de altura", asegura Santos.
No obstante, la clasificación exacta del dinosaurio continúa
siendo un misterio. "No todos los huesos son diagnósticos y lo más
probable es que se trate de una especie nueva", aventura el paleontólogo
asturiano, quien indica que lo más importante ahora es analizar detalladamente
cada fósil recuperado en las dos semanas durante las que se prolongó la
excavación. Una campaña, desarrollada entre los días 8 y 23 de julio que supuso
además la detección de huesos craneales fragmentarios, uno de ellos del
maxilar; fragmentos óseos de las extremidades y un metatarso; costillas
dorsales; dos dientes de cocodrilo, y material carbonoso.
La vértebra ya limpia para su traslado. / C.A.S. |
Las piezas ya han sido trasladadas al centro de
investigación del CAS para su estudio y posterior clasificación. La labor
podría prolongarse "durante seis años o incluso más", según el
paleontólogo asturiano, pues el equipo investigador debe ahora hacer un
análisis comparado de los nuevos fósiles con los hallados desde 1990 que
conserva el Museo de Burgos, con el objetivo de comprobar qué partes del animal
quedan aún por descubrir.
Sin embargo, el esfuerzo puede traer una importante
recompensa, pues los restos, en buen estado de conservación, podrían aportar
datos novedosos sobre la evolución de los titanosauriformes en el planeta,
durante el intervalo del Jurásico al Cretácico, es decir, hace unos 145
millones de años.
Entre tanto, con la idea de explorar el resto del
yacimiento, la expedición -liderada por el director del Museo de Dinosaurios de
Salas de los Infantes, Fidel Torcida, y formada por un equipo multidisciplinar
de 25 expertos llegados de México, Italia, Francia y varias regiones españolas-
tiene previsto retomar las excavaciones el verano que viene. "Hay que
aprovechar el buen tiempo porque en invierno la lluvia y la nieve complican el
trabajo", explicó Santos. Con esta nueva incursión que, en palabras del
avilesino, "será muy emocionante porque nunca sabemos lo que podemos
encontrar", esperan cumplir el año que viene el sueño de despertar de su
olvido al resto del animal.
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