Salas de los Infantes, cuna de los Infantes de Lara y tierra
de dinosaurios, ofrece al visitante importantes espacios culturales, naturales
y patrimoniales
En una vista aérea se contempla toda la magnitud de la ciudad, la mayor población de la comarca. - |
En el corazón de la Sierra de la Demanda y regada por las
aguas del río Arlanza, se encuentra la localidad milenaria de Salas de los
Infantes, cuna de los Siete Infantes de Lara, pero también espacio natural
cargado de flora y fauna prehistórica. La historia sitúa la fundación de Salas
en el año 974 a cargo del conde Garcí Fernández, año en el que concede fueros y
heredades a Gonzalo Gustios para poblar Salas. Hasta el siglo XVI era nombrada
como Salas de la Hoz de Lara (del Alfoz de Lara) poco después pasó a llamarse
Salas de los Infantes. El cambio pudo deberse al descubrimiento de las cabezas
de los infantes en la iglesia de Santa María en el año 1579. El título de
ciudad fue concedido por el rey Alfonso XIII en 1925.
Pero la relevancia histórica de la población le viene dado
desde la época prerromana y se conservan vestigios de aquella época que han
sido encontrados en las excavaciones realizadas en los diferentes yacimientos
de la zona. Otro de los rasgos que caracterizan a la ciudad, es su importancia
como enclave fronterizo en los tiempos de los reinos cristianos. De esta época
han quedado fortificaciones como puede ser el castillo de Castrovido, a 2,3 km
de Salas y construido a finales del siglo IX o comienzos del X con el objetivo
de defenderse de los ataques del califato de Córdoba y que, con el paso de los
años y el avance de la frontera cayó en desuso.
En la propia localidad destaca el arte religioso. Por un
lado, el templo de Santa María, enclavado en el barrio del mismo nombre donde
se unen soluciones constructivas medievales y elementos ornamentales
renacentistas. Al otro lado del río Arlanza, la iglesia de Santa Cecilia es un
atractivo ejemplo de la arquitectura gótica burgalesa. Levantada sobre una
fábrica del XII de la que aún quedan vestigios visible, en ella estaca la pila
bautismal románica y el retablo mayor, contratado en 1640 para la honra de la
mártir Cecilia.
Salas es cuna de los Siete Infantes de Lara. De la leyenda
épica castellana nace el cantar de gesta compuesto a principios del siglo XI,
en la actualidad perdido, cuyo contenido ha llegado a nosotros a través de la
‘Primera Crónica General’, redactada bajo el auspicio de Alfonso X el Sabio,
que utiliza como fuente el citado cantar. El argumento se basa en los sucesos
acaecidos en las bodas celebradas en Burgos entre Ruy Velázquez (o Blásquez),
señor de Vilviestre, y Doña Lambra de Bureba, prima del conde de Castilla
García I Fernández el de las Manos Blancas. A los esponsales acuden como
invitados los Siete Infantes de Lara (o de Salas), hijos de Gonzalo Gustios,
señor de Salas, y de Sancha Blázquez, hermana del novio.
La villa es además refugio de dinosaurios que dejaron
testimonio de su existencia en las rocas del entorno de la localidad. En el
yacimiento de Costalomo cuenta con icnitas que sobresalen de la superficie de
la roca y que son moldes del pie del dinosaurio en los que se ve cómo eran los
dedos incluidas las garras, algo que asombra porque parece que el pie del
dinosaurio sigue apoyado en las arenas de hace 120 millones de años. Costalomo
es uno de los yacimientos que forman parte de la candidatura Icnitas de
Dinosaurios de la Península Ibérica, a Patrimonio Mundial y que en la
actualidad no es visitable, ya que se encuentra tapado para evitar su deterioro
y expolio. Para conocer este y otros yacimientos, Salas cuenta con el Museo de
Dinosaurios de Salas, uno de los reclamos turísticos de la zona visitando por
cientos de personas a lo largo del año.
Tierra de madera, piedra y bellos bosques, Salas de los
Infantes cuenta además con diversas rutas naturales en las que disfrutar del
entorno. La subida a la cima encastillada del Fuerte San Carlos, el
descubrimiento de los escenarios paisajísticos donde se rodó el
spaghetti-western ‘El bueno, el feo y el malo’ o la visita al sabinar adehesado
en las faldas de Peña Carazo son solo un ejemplo de esos recorridos.
La localidad también es territorio de festivales musicales y
de diversas acciones culturales. Aunque a lo largo del año celebra diversas
fiestas y citas como la matanza o de Acción de Gracias, las fiestas patronales
tienen lugar del 14 y el 17 de agosto, en honor a Nuestra Señora y San Roque.
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