Eran eficientes para quebrar huesos y rasgar carne
Trituraban huesos de otros dinosaurios sin complicaciones. Foto: Archivo |
Al viajar con la mente millones de años hacia la
antigüedad e imaginar qué especies dominaron esa época, el primer nombre que
viene a la cabeza es el del Tiranosaurio Rex, quien junto al resto de la
suborden de dinosaurios terópodos tenía una particular estructura dental que lo
convertía en un depredador letal, según reflejan recientes análisis
científicos.
Un estudio realizado por la Universidad de Toronto
Mississauga (UTM), encabezado por la investigadora Kirstin Brink, estableció
que los terópodos tenían una estructura profundamente dentada, que les permitía
triturar carne y huesos de otros dinosaurios sin complicaciones.
Brink y sus colegas determinaron que esta dentadura con
forma de sierra fue común en los terópodos carnívoros como el Tiranosaurio Rex
y el Allosaurus. Otros animales extintos tenían dientes superficialmente
similares, pero la particularidad de los terópodos era el orden especial de
tejidos dentro de cada diente, que fortalecía y mejoraba la función de ellos.
La forma de sierra pronunciada también los hacían mucho más eficientes para
quebrar huesos y rasgar carne de grandes animales y reptiles, lo que en
definitiva ayudó a que prosperaran durante unos 165 millones de años como los
principales depredadores del planeta.
El único reptil que tiene una estructura dental
superficial parecida en la actualidad, es el dragón de Komodo, que se encuentra
en Indonesia, y que también caza animales más grandes.
"Lo que para mí es fascinante es que todos los
dientes de los animales están hecho de los mismos componentes básicos, pero
cómo los bloques calzan juntos para formar la estructura de la dentadura, afecta
mucho la manera en que el animal procesa su comida", afirmó Brink.
"La complejidad escondida de la estructura dental en los terópodos,
sugiere que eran muchos más eficientes en manejar a sus presas que lo que
pensábamos antes, probablemente contribuyendo a su éxito", agregó.
Brink y sus colegas también resolvieron que la
disposición única de estos tejidos dentales no se desarrolló como respuesta a
que estos carnívoros masticaban materiales duros. Esto fue determinado al
examinar muestras de dientes de dinosaurios que no se habían roto hasta las
encías, así como también muestras de dientes de dinosaurios maduros. A
diferencia de los humanos, a los reptiles les crecen nuevos dientes durante su
vida.
Para realizar su estudio, Brink y sus colegas usaron un
microscopio electrónico de barrido y un sincotrón, equipo que permite al
usuario entender la composición química de una sustancia, para hacer un
análisis de cortes de dientes de ocho terópodos carnívoros, incluyendo al
Tiranosaurio Rex, Allosaurus, Coelophysis y al Gorgosaurus. Las muestras fueron
recogidas desde varios museos, incluyendo el ROM, el Museo Natural de Ottawa y
el Museo Real de Tyrrell en Alberta, Canadá.
kal
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