Investigadores españoles y
estadounidenses han hallado en perfecto estado de conservación una mosca de
hace 105 millones de años con la carga de polen en su abdomen en el interior de
un ámbar en El Soplao, según publica la prestigiosa revista científica 'Current
Biology'.
SANTANDER, 9 (EUROPA PRESS)
Investigadores españoles y estadounidenses han hallado en perfecto estado de
conservación una mosca de hace 105 millones de años con la carga de polen en su
abdomen en el interior de un ámbar en El Soplao, según publica la prestigiosa
revista científica 'Current Biology'. El ámbar de El Soplao conserva
perfectamente los fósiles de dos especies distintas de moscas zhangsólvidas que
pertenecían a la era del Cretácico, hace unos 105 millones de años. Una de
ellas tiene mancha de cientos de granos de polen de una posible bennettital, un
tipo de planta gimnosperma --planta cuya polinización tiene lugar a través del
viento-- del Triásico y que se extinguió en el Cretácico Superior.
Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), la
Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM),
junto a otros españoles y de las universidades americanas de Harvard, Cornell y
del American Museum of Natural History de Nueva York, han descubierto que este
tipo de insectos --que desaparecieron antes que los dinosaurios-- se
alimentaban de néctar con una larga trompa muy especializada para polinizar a
este tipo de plantas. Este es un hallazgo de gran relevancia ya que se conocen
pocos casos similares de insectos fosilizados en ámbar mientras llevaba polen
de una flor a otra. De hecho, según los expertos, es prácticamente seguro que
estos insectos fueran testigos y quizá actores del tránsito hacia los
angioespermas --plantas con flores a los que insectos como abejas o mariposas
polinizan--. El ecosistema del Cretácico se caracteriza principalmente por
estar habitado por gimnospermas, lo que significa que, durante la existencia de
las moscas zhasngsólvidas, los angiospermas eran cada vez más dominantes
diversificándose en más especies. El estudio demuestra que las moscas adquirían
el néctar cuando se acercaban a ellas con vuelo batido, tal y como hace un
colibrí. Además, a través de una tomografía computarizada y un microscopio
electrónico de transmisión se ha podido comprobar que se ha conservado a un
nivel microscópico la estructura interna de la trompa.
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