miércoles, 16 de marzo de 2016

Hallan en Gorgonilla fragmentos de meteorito que extinguió a los dinosaurios


En la isla, ubicada a 35 kilómetros de la costa del Pacífico colombiano, geólogos de la Universidad Nacional encontraron los primeros registros reportados en Suramérica del meteorito de Chicxulub, que acabó con tres cuartas partes de la superficie terrestre y marcó una nueva era geológica. 
EXCLUSIVO PARA DIARIO DEL HUILA.
UN PERIÓDICO

Han transcurrido 66 millones de años, desde que aquel meteorito de diez kilómetros de diámetro se dirigió a la Tierra a una velocidad de 30.000 km por hora. Al impactar con la superficie del planeta originó un cráter de 200 kilómetros de diámetro, el Chicxulub, en la península de Yucatán, al sur de México. El choque causó megatsunamis, algunos con olas de hasta cien metros de altura y una severa catástrofe ambiental, que produjo la extinción masiva de especies y el fin de la era de los dinosaurios.

El meteorito, del tamaño del monte Everest, cavó ocho kilómetros dentro de la corteza terrestre, la roca se evaporizó, se fundió, gran parte salió disparada de la atmósfera y luego cayó de nuevo a la Tierra en forma de esferas minúsculas.

Aunque se han encontrado rastros de estas partículas en todo México y el sur de Estados Unidos, 66 millones de años después, se registraron fragmentos en Suramérica y el Pacífico Oriental, en la isla de Gorgonilla. El principal artífice de este hallazgo es Hermann Darío Bermúdez, aspirante a doctor del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia. Las partículas halladas son de dos milímetros, tienen forma de una gota, al verlas con microscopio parecen canicas miniatura y, lo más sorprendente para los investigadores, se preservan los materiales originales.

“Estas esferulitas estaban originalmente formadas de vidrio, pero en la mayoría de sitios donde han aparecido, los minerales se han transformado y convertido en arcilla, por ello no quedó rastro del material original del impacto. En Colombia, en cambio, conservan la forma y composición inicial, están perfectamente preservadas y el 90% todavía contienen vidrio”, anotó el investigador.

Se sabe que el meteorito cayó en forma diagonal y chocó de sur a norte, por ello han encontrado depósitos de los restos muy cerca del norte de América, pero nunca hacia la parte sur del continente. El estudio de estas pequeñas esferas permitirá conocer cómo era el comportamiento geológico de la región de Suramérica, ubicada en la parte baja de Chicxulub, el punto de la colisión. La energía del impacto fue 10.000 veces todo el arsenal atómico del mundo que estalla en un solo punto. Las investigaciones adelantadas demuestran que dio lugar a un terremoto de magnitud 13; sin duda, uno de los más fuertes que existió en la historia.

Según el geólogo Bermúdez, para la época del impacto se cree que Gorgonilla estaba a más de 3000 kilómetros de distancia del epicentro. Así que, el terremoto provocó que todas las capas tectónicas se mezclaran de una forma tan fuerte que el registro geológico quedó alterado. “En las investigaciones se afirma que el piso se movió cerca al punto de impacto más de 10 metros en la vertical; por ello, en Gorgonilla se ven las capas deformadas debido al terremoto. Si hasta allí se sintió, significa que la tierra tembló como nunca antes se había registrado”, agrega.

Las partículas halladas (esferulitas) son de dos milímetros, tienen forma de una gota, al verlas 
con microscopio parecen canicas miniatura y se preservan los materiales originales.

Descubrimiento mundial

El hallazgo de estas partículas surgió de la curiosidad del geólogo por encontrar rastros de este meteorito en Colombia.

Desde 2004, cuando estudiaba en la Universidad Autónoma de México, revisó toda la literatura publicada sobre el tema y vio varias muestras de las esferulitas encontradas por todo el territorio mexicano. En el 2010, su colega Jenny García, geóloga de la Universidad de Caldas, le comentó que varios estudiantes visitaron la Isla de Gorgonilla y captaron pequeñas muestras de un material desconocido. Hermann D. Bermúdez intuyó que estas eran las primeras pistas de un descubrimiento que podía cambiar la historia de la formación de la Tierra conocida hasta el momento. De manera que conformó un equipo para iniciar la investigación. Para ello solicitaron los permisos respectivos en Parques Naturales, proceso que tardó nueve meses en ser aceptado debido a que la isla casi siempre es visitada por biólogos, las autoridades no entendían lo que los geólogos estaban buscando.

“Tuvimos que contar varias veces cuál era el trabajo que íbamos a desarrollar. Explicamos que las muestras se sacarían con un martillo, pero nos dijeron que eso podría espantar a las aves y afectar los nidos. Al final aceptaron porque nuestras observaciones serían en la zona donde pegan las olas, no en la parte boscosa”, explica el aspirante a doctor.

En junio de 2014 viajó un equipo conformado por siete expertos, entre ellos cuatro geólogos de la Universidad Nacional de Colombia: José Vicente Rodríguez, Victoria Corredor, Alejandro Numpaque y Hermann Bermúdez. Durante la búsqueda de los restos, debido a las características de la isla hubo varias complicaciones, particularmente en Gorgonilla donde las olas pueden alcanzar los siete metros de altura y solo se puede entrar al terreno cuando la marea está baja. “Las olas de pocos metros están únicamente durante dos horas al día. Llegamos rápido al sitio, el tiempo para trabajar era escaso antes de que el agua cubriera las rocas de nuevo. Teníamos que encontrar una capa de dos centímetros en un afloramiento que está formado por cientos de metros”, cuenta el investigador.

Junto con su esposa y colega, Liliana Bolívar, trepaban las rocas para examinar cada capa con una lupa hasta reconocer las esferulitas. Los demás participantes se encargaron de realizar los dibujos de registro, tomar fotos y obtener más muestras. Sin embargo, se necesitaba tener una mayor certeza sobre las esferulitas ubicadas en la isla, las cuales debían pertenecer a esa época. Una afirmación que podía ponerse en duda, porque, según datos históricos, se pensaba que Gorgonilla era una isla joven, para los geólogos, con tan solo 40 millones de años de antigüedad. Para ello, se contó con la ayuda de Gerta Keller, profesora de la Universidad de Princeton, una de las geólogas más famosas del mundo con gran conocimiento en el impacto del meteorito de Chicxulub.

“Ella me contactó, estaba interesada por participar en la investigación, le envié fotos y pequeñas muestras hasta Nueva Jersey para que las analizara con equipos de alta tecnología. Una semana después nos confirmó que la edad del depósito encontrado databa de hace 66 millones de años, justo en el límite del final del periodo cretácico y el inicio del paleógeno”, señala. Con esta certeza, se sabe que para aquella época la isla de Gorgonilla estaba sumergida a miles de metros bajo la superficie del mar. Las pequeñas gotas, residuos del meteorito que cayeron de la atmósfera, descendieron lentamente hasta el fondo y formaron una capa. Al cabo de millones de años, como consecuencia del movimiento de las placas tectónicas, Gorgonilla emergió y el depósito quedó en la superficie. De esta manera, es probable que la preservación del material se deba a que estuvo sumergido durante millones de años.

Empujón a la ciencia en Colombia

Los resultados de la investigación siguen planteando nuevas hipótesis, por un lado se sabe que Gorgonilla es mucho más vieja de lo que se pensaba. Además, encontrar estas esferulitas supone que para entonces la isla estaba más cerca a la parte norte de Suramérica. “Según los datos registrados en el momento del impacto del meteorito, Gorgonilla estaba a 7000 kilómetros de Chicxulub, pero a esa distancia no debieron caer estos restos. El tamaño y su preservación indican que la isla estaba mucho más cerca, no más de 3000 kilómetros. Todo esto cambia el escenario de cómo era el extremo superior del sur del continente”, puntualizó.

Debido a la importancia del hallazgo, la investigación también recibió apoyo de Thierry Adatte, profesor de la Universidad de Lausana (Suiza); Francisco Vega, de la UNAM; y Wolfgang Stinnesbeck, docente de la Universidad de Heidelberg (Alemania).

“Personas de todo el mundo participaron en el estudio porque son investigaciones que requieren análisis especializados. Gracias a esto logré hacer una ponencia del hallazgo en un congreso de Estados Unidos, en Baltimore, donde todo lo encontrado fue muy bien recibido”, expresa el científico Bermúdez. Para el geólogo, esta espera y esfuerzo valieron la pena, porque el hallazgo también es un empujón a la ciencia en Colombia.

Las muestras están siendo estudiadas en Alemania, Nueva Jersey, Nuevo México e incluso Arizona, para reconstruir el fin de la anterior era geológica. Sumado a esto, el doctorando ahora hace parte del comité científico del Parque Nacional Gorgona, que busca que la geología sea considerada en los planes de desarrollo de la reserva natural.

“También estamos trabajando para que la Unesco declare a Gorgonilla como Patrimonio de la Humanidad. Colombia debe apreciar el valor y la historia de las rocas porque la riqueza geológica del país es enorme y las investigaciones lo siguen demostrando”, concluyó.

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