Unas hendiduras halladas en la cabeza y mandíbulas del Tyrannosaurus rex, antes creídas anclajes musculares, podrían haber desarrollado una función termoreguladora.
Calavera de T.rex / Foto: iStock |
Como ejemplo, en el primer caso encontramos al antílope saiga, cuyo gran hocico le sirve, además de como sistema de filtrado -una
adaptación al clima polvoriento y seco en el que habita- de sistema de
intercambio de calor. Por otro lado, es bien sabido que muchas son las especies
de reptiles que han de exponer sus cuerpos al sol hasta alcanzar una
temperatura que les permita activar su metabolismo.
Así, en el mundo animal encontramos especies que necesitan
mantenerse calientes, o bien necesitan deshacerse del exceso de calor de alguna
manera. A este segundo respecto, los animales grandes, como los elefantes o los
rinocerontes han desarrollado diversas estrategias; se trata de un problema,
por lo general, de animales de gran tamaño. En el pasado, probablemente otras
especies como el Tyrannosaurus rex se enfrentaron al mismo problema, y parece
que ahora los científicos han encontrado la explicación a como estos gigantes
del Cretácico mantenían constante la temperatura de algunas partes de su cuerpo
como la cabeza: desarrollando un auténtico sistema de aire acondicionado en sus
testas.
El dilema de todos los días: cómo mantener la cabeza fría
Casey Holliday, del departamento de patología y ciencias
anatómicas de la Universidad de Missouri y sus colegas, explican el mecanismo
en el artículo titulado The Frontoparietal Fossa and Dorsotemporal Fenestra of Archosaurs and Their Significance for Interpretations of Vascular and Muscular Anatomy in Dinosaurs publicado esta semana en la revista especializada The
Anatomical Record.
Estas estructuras pueden haber sido útiles para absorber desprender calor
Así, el cuidadoso estudio anatómico llevado a cabo por el
equipo de Holliday, reveló unos grandes agujeros en la parte superior de los
cráneos de estos dinosaurios carnívoros que los científicos nombraron como
fenestra dorsotemporal. Posteriormente, una mirada en profundidad pareció mostrar
que dichas cavidades probablemente contenían tejido rico en grasa y vasos
sanguíneos. Estas estructuras pueden haber sido útiles para desprender calor al
ambiente cuando los dinosaurios estaban demasiado calientes y absorberlo calor
cuando se enfriaban.
"Descubrimos que los dinosaurios terópodos grandes, e incluso algunos de los pequeños como el Velociraptor, tenían este tipo de hendiduras probablemente dotadas de vasos sanguíneos y que eran útiles para la regulación térmica", explica Holliday en declaraciones a National Geographic.
Durante más de un siglo, los paleontólogos pensaron que
estos agujeros ayudaron a sostener los músculos de la mandíbula de especies
como el T. rex, ya que en los dinosaurios y sus parientes vivos, las aves, las
depresiones se encuentran justo en frente de las principales aberturas de los
músculos de la mandíbula. En cambio, cuando los investigadores estudiaron la
anatomía de los caimanes y pájaros modernos, algunos de los parientes vivos más
cercanos a los dinosaurios no aviares, vieron que estos animales tendían a
llenar la región con grasa y vasos sanguíneos. Al igual que el intercambiador
de calor en una unidad de aire acondicionado, la estructura podría haber
permitido que la sangre irradie o absorba el calor del ambiente.
"Este nuevo estudio sugiere una forma alternativa en
que los terópodos pueden haber estado regulando su temperatura cerebral y
ocular" afirma Holliday, que también señala que algunos dinosaurios con
cuernos, como Triceratops y Chasmosaurus, revelan estructuras similares en los
techos de sus cráneos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario