Nuevos fósiles de un tiburón parecido a una raya, el Protospinax annectans, demuestran que los tiburones ya estaban muy evolucionados en el Jurásico Tardío.
Paleorreconstrucción del archipiélago de Solnhofen hace 150 millones de años mostrando Protospinax annectans y la raya jurásica Asterodermus platypterus. - C: Manuel Andreas Staggl. |
Los peces cartilaginosos (tiburones, rayas y peces rata) son
un grupo evolutivamente muy antiguo de animales que ya vivían en la Tierra
antes de los dinosaurios, hace más de 400 millones de años, y han sobrevivido a
las cinco extinciones masivas. Sus restos fósiles se pueden encontrar en
grandes cantidades en todo el mundo, aunque normalmente sólo quedan los
dientes, mientras que el esqueleto cartilaginoso se descompone junto con el
resto del cuerpo y no se fosiliza.
En el archipiélago de Solnhofen, un "Konservat
Lagerstätte" de Baviera (Alemania), se han conservado restos óseos e
incluso huellas de piel y músculos de vertebrados del Jurásico Tardío (incluidos
peces cartilaginosos) gracias a unas condiciones especiales de preservación. El
equipo de investigadores aprovechó esta circunstancia para examinar más de
cerca el papel, hasta ahora poco claro, de la especie ya extinguida Protospinax
annectans en la evolución de los tiburones y las rayas, también con la ayuda de
pruebas genéticas modernas.
"Protospinax tenía características que hoy se
encuentran tanto en los tiburones como en las rayas", explica en un comunicado Patrick L. Jambura, autor del estudio. Protospinax vivió hace unos
150 millones de años y era un pez cartilaginoso de 1,5 m de longitud, aplanado
dorsoventralmente, con aletas pectorales expandidas y una prominente espina
dorsal delante de cada aleta dorsal. Aunque se conoce por fósiles bien
conservados, la posición filogenética de Protospinax ha desconcertado a los
investigadores desde que se describió por primera vez en 1918.
Incorporando los últimos hallazgos fósiles, Jambura y su
equipo internacional reconstruyeron el árbol genealógico de los tiburones y
rayas actuales utilizando datos genéticos (ADN mitocondrial) e integraron
grupos fósiles -incluido el Protospinax annectans- utilizando datos
morfológicos. Los resultados del análisis fueron sorprendentes: Protospinax no
era ni un "eslabón perdido", ni una raya, ni un tiburón primitivo,
sino un tiburón muy evolucionado.
"Tendemos a pensar en la evolución como un sistema
jerárquico, en forma de escalera, en el que los grupos más antiguos están en la
base, mientras que los humanos, como especie muy joven en la historia de la
Tierra, están en la cima. Sin embargo, en realidad, la evolución nunca se ha
detenido ni siquiera para estos representantes primitivos, sino que siguen
evolucionando día a día mediante cambios en su ADN, igual que nosotros. Sólo
así han podido adaptarse a entornos en constante cambio y sobrevivir hasta
nuestros días", afirma Jambura.
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