El ámbar, un material de tonos cálidos muy apreciado por los joyeros, tarda más de 40 000 años en formarse. Te mostramos fotos de algunos de los mejores ejemplares.
En 1872, unos científicos examinaron una flor fosilizada de un tamaño inusual, conservada en ámbar de una mina rusa. La identificaron como una planta de hoja perenne llamada Stewartia kowalewskii. Las flores fosilizadas en ámbar son extremadamente raras. Ésta, de 28 milímetros de diámetro, es tres veces mayor que la mayoría de las encontradas hasta ahora.
FOTOGRAFÍA DE CAROLA RADKE, MUSEUM FÜR NATURKUNDE BERLIN |
Durante miles de años, la resina fosilizada de los árboles, conocida como ámbar, ha fascinado a los joyeros y ha inspirado la imaginación científica. Especialmente en los últimos 200 años, paleontólogos de todo el mundo han recurrido al ámbar para comprender el pasado antiguo, estudiando los asombrosos fósiles que conserva.
¿Tienes preguntas sobre el ámbar? No te preocupes, tenemos
todas las respuestas.
¿Qué es el ámbar y cómo acaban en él las inclusiones
fósiles?
Las plantas segregan muchos tipos de líquidos viscosos, como
látex, gomas y ceras. Algunos tipos de plantas, normalmente las leñosas,
producen resinas: sustancias complejas y pegajosas que no se disuelven en agua
y se endurecen cuando se exponen al aire.
Las resinas sirven para cubrir las heridas de las plantas,
convirtiéndolas en algo parecido a las plaquetas de nuestro torrente sanguíneo.
Cuando una planta que produce resina se lesiona o sufre una rotura en la
superficie (como una grieta en la corteza de un árbol), la resina rezuma por la
zona. Cuando la resina queda al aire libre y se calienta con la luz del sol,
empieza a endurecerse. Este proceso forma una cubierta protectora sobre la
herida de la planta, ayudando a mantener alejados a los hongos y otros
patógenos.
Como la resina es pegajosa, algunas pequeñas criaturas
pueden quedarse atrapadas en ella cuando rezuma sobre la corteza de los
árboles, gotea sobre el suelo o incluso sale de las raíces de los árboles. En
ocasiones, algunos de estos grumos acaban en el agua, quizá porque el árbol
crecía en la orilla de un océano o un lago, o porque una inundación lo arrastró
hasta un río. De estos glóbulos de resina transportados por el agua, algunos
acaban enterrados en sedimentos, como la arena de una llanura aluvial o el limo
del fondo de un lago.
Garrapata dura agarrando una pluma de dinosaurio conservada en ámbar birmano de 99 millones de años.
FOTOGRAFÍA DE E. PEÑALVER VIA NATURE COMMUNICATIONS |
Cuanto más profundamente se entierre la resina a lo largo de
muchos milenios, más presión y calor acabará experimentando. Durante un periodo
prolongado, estas condiciones hacen que los compuestos de la resina se
polimericen o reaccionen químicamente entre sí para formar una maraña de
enlaces moleculares. Este proceso da lugar al material duro y vítreo que
conocemos como ámbar, y también puede preservar, con extraordinaria fidelidad,
las formas de cualquier pequeña criatura atrapada en el ámbar.
¿Cuánto tarda la resina en convertirse en ámbar?
Es difícil saberlo con exactitud. La transformación de la
resina en ámbar es, en última instancia, producto de las condiciones que ha
experimentado la gota de resina. En general, el ámbar suele tener más de 40 000años. Si es más joven, es muy probable que se clasifique como copal, una resina
antigua en proceso de polimerización que aún conserva algunas de las
propiedades del material fresco, como una superficie más pegajosa.
¿Qué tipos de fósiles se han encontrado en el ámbar?
Dado que el ámbar puede envolver y proteger incluso a las
criaturas de cuerpo blando, es ideal para preservar a los habitantes más
pequeños y escuálidos de los ecosistemas forestales. A lo largo de casi dos
siglos, los paleontólogos que han estudiado el ámbar han encontrado insectos,
arácnidos, cangrejos, plantas, hongos, nematodos, plantas, microorganismos e
incluso algún trozo de un animal vertebrado más grande.
Cretapsara athanata: el primer cangrejo en ámbar de la era de los dinosaurios.
FOTOGRAFÍA DE LIDA XING |
Pero, como cabe imaginar, los fósiles que acaban en ámbar se inclinan hacia las criaturas que habrían tenido más posibilidades de quedar sepultadas en la resina de un árbol antiguo.
¿Dónde se encuentran los fósiles en ámbar?
Hay más de 160 yacimientos en todo el mundo donde se ha
encontrado copal o ámbar, y el ámbar más antiguo de la Tierra (encontrado en una veta de carbón de Illinois) tiene unos 320 millones de años. Sin embargo,
estas manchas de ámbar tienen una anchura media de apenas medio centímetro y no
contienen fósiles. Del total de yacimientos de ámbar de la Tierra, sólo unas
pocas docenas presentan una amplia variedad de fósiles. Casi todos estos
yacimientos con fósiles tienen unos 125 millones de años o menos, con una
excepción conocida: un yacimiento de ámbar de 230 millones de años en los Alpes
italianos que conserva una especie de mosca y dos especies de ácaros.
¿Cuáles son algunos de los yacimientos de ámbar mejor
estudiados del mundo?
Ámbar del Báltico
Se calcula que el ámbar del Báltico tiene entre 34 y 38
millones de años, aunque algunos yacimientos se formaron antes. Se erosiona en
los sedimentos de la costa del Mar Báltico, en el norte de Europa, y los
yacimientos mejor estudiados proceden de la actual región rusa de Kaliningrado.
En el ámbar del Báltico se han encontrado más de 3500 especies de artrópodos
fósiles, entre ellas más de 650 especies de arañas. En raras ocasiones, el
ámbar del Báltico produce fósiles de vertebrados, como un espectacular geco,
llamado Yantarogekko balticus, datado en unos 54 millones de años. También ha
producido fósiles de plantas, como el mayor fósil conocido de una flor conservada en ámbar.
Ámbar dominicano
En general, se cree que el ámbar dominicano tiene entre 15 y 20 millones de años, aunque su edad exacta es objeto de debate. Los científicos han encontrado más de 1000 especies fósiles en su ámbar, entre ellas más de 400 especies de insectos y 150 de arañas. De vez en cuando también aparecen fósiles de vertebrados, como anolis e incluso una salamandra.
Ámbar birmano
El ámbar birmano tiene unos 99 millones de años y procede de
las minas del estado de Kachin, en el norte de Myanmar, explotadas para el
comercio de joyería desde hace unos 2000 años. El interés científico por el
ámbar birmano ha aumentado en las dos últimas décadas, ya que los paleontólogos
han descubierto un ecosistema extremadamente diverso: "hormigas infernales" carnívoras enterradas a mitad de comida, la cola parcial de un dinosaurio emplumado, el caparazón de una criatura marina conocida como amonita
e incluso una antigua cría de pájaro.
Sin embargo, los paleontólogos también debaten
acaloradamente sobre la ética de estudiar el ámbar birmano. Las minas de ámbar
de Kachin han estado en el centro de décadas de conflicto entre el ejército de
Myanmar y los grupos independentistas locales, y pocos estudios científicos
recientes sobre el ámbar birmano han incluido coautores de Myanmar.
Ámbar canadiense
El ámbar canadiense tiene entre 78 y 79 millones de años y
procede principalmente de un yacimiento llamado Grassy Lake, en la provincia
occidental de Alberta. Aquí se han encontrado más de 130 especies fósiles diferentes, muchas de las cuales son áfidos o ácaros. Pero algunos trozos de
ámbar incluyen trozos de agujas de coníferas, hongos, polen e incluso plumas de aves y otros dinosaurios.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en
nationalgeographic.com.
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