sábado, 29 de abril de 2023

La prehistoria congelada en piedra en un paraíso de pinares

REGUMIEL DE LA SIERRA

Se alza en pleno corazón de la comarca de Pinares, en el linde con Soria, donde la naturaleza no marca fronteras

Una enorme reproducción de un dinosaurio preside la zona de las icnitas. L. G. L.
El tiempo se ha congelado en Regumiel de la Sierra. Literalmente. El pasado invierno las bajísimas temperaturas convirtieron la cascada de la a la cueva de Covarnantes en una verdadera escultura helada que se convirtió en un reclamo para los turistas que acudieron a conocer esta espectacular ‘Catedral de Hielo’.

Esta cortina de hielo se ha convertido en uno de los mayores espectáculos del invierno en la comarca de Pinares y cada año está cobrando mayor popularidad. Una fama merecida por su belleza que comparte con otros saltos de agua de la comarca en los que las bajas temperaturas esculpen formas mágicas, difíciles de imaginar con los calores con los que se despide este mes de abril.

El agua, el monte, la naturaleza y los paisanos de los Pinares completan un cuadro completamente interconectado que se perpetúa desde hace generaciones.

La cortina de hielo de la cueva de Covarnantes. Aurelio Andrés

Regumiel es Pinares por los cuatro costados. Sus costumbres, sus fiestas, sus dichos y hasta sus gustos gastronómicos se comparten a ambos lados de la frontera con Soria. Pero, a diferencia de otros pueblos, Regumiel alcanzó la fama gracias a los enormes seres vivos que habitaron los milenarios bosques de la comarca. Este es el pueblo de las icnitas.

Una palabra científica que se ha colado en nuestro diccionario gracias, entre otros, a la difusión que se ha dado del yacimiento de Regumiel, donde se aprecia clarísimamente las huellas de los extintos dinosaurios en uno de los típicos afloramientos rocosos de la zona. Abundan este tipo de rocas que brotan de la tierra como gigantes encorvados y formar paisajes que son reclamos para los turistas, como en el vecino Duruelo y su Castroviejo. Pero en Regumiel hay un paraje que se ha convertido en una ventana al pasado gracias a los dinosaurios y atrae a los visitantes todo el año.

Al igual que en sus vecinos de la zona, el pueblo es el dueño del monte

Las famosas icnitas, huellas de dinosaurio fosilizadas. L. G. L.
Un poco de vida para un pueblo que, como todos, echa de menos más niños corriendo por las cuestas de la parte alta y más vecinas hablando a la puerta de sus casas en la larga recta que lleva al centro del pueblo.

Regumiel es un pueblo antiguo. Ya hay vestigios de su pasado en el el año 1213, cuando pasó a pertenecer al Señorío Abadengo del Monasterio de San Pedro de Arlanza.

Al igual que en sus vecinos de comarca, el pueblo es el dueño del monte. Entendiendo el pueblo por sus vecinos, no su ayuntamiento. Fue el rey Fernando III quien otorgó una carta puebla entregando y garantizando el derecho a los aprovechamientos forestales a todos los nuevos pobladores de este territorio. Y a sus descendientes.

Regumiel es Pinares por los cuatro costados y presume de serlo

De ahí procede la suerte de pinos de la que se benefician los vecinos que residen en el pueblo y son titulares de ese derecho. La madera, como no podría ser de otra forma, en un pueblo en el que el pino silvestre que ocupa más del 92% de su territorio, es el principal recurso económico de Regumiel, así como la piedra arenisca, el transporte y el turismo. Un pueblo como Dios manda y en Pinares, donde Dios puso lo mejor de la creación.

elcorreodeburgos.com

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