miércoles, 13 de marzo de 2024

Encontrados unos fósiles inauditos de termitas capturadas en pleno acto

El trozo de ámbar ruso permitió a los científicos recrear la antigua escena del pasado y comprender el comportamiento animal actual.

El fósil, hallado en Kaliningrado (Rusia), es un "unicornio" porque muestra el
comportamiento de animales antiguos. / 
FOTOGRAFÍA DE ALEŠ BUČEK
La comunidad científica se quedó perpleja cuando comprobó que una pareja extinta de la especie Electrotermes affinis se conservaba lado a lado, en lugar de delante detrás, como ocurre en las termitas actuales. Este fenómeno se denomina "carrera en tándem" y se produce cuando un animal sigue al otro por detrás, como si fueran vagones de tren, y el segundo insecto se agarra al abdomen del primero para evitar que se separen.

Al simular cómo los insectos quedaban atrapados en el ámbar, los entomólogos descubrieron que el dúo se apareaba de la misma forma que las termitas modernas, pero que su encuentro con la resina de los árboles era la causa de la extraña configuración en tándem.

Según el estudio, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Science, esto significa que las termitas actuales tienen comportamientos de apareamiento muy parecidos a los de sus antepasadas de hace millones de años.

Como ventana al cortejo prehistórico, "la existencia de este fósil de ámbar en sí fue impactante", afirma Nobuaki Mizumoto, director del estudio y profesor adjunto de entomología en la Universidad de Auburn (Alabama, Estados Unidos).

Las imágenes revelaron que los insectos eran un macho y una hembra de una
especie de termita extinguida. / 
FOTOGRAFÍA DE ALEŠ BUČEK
Lo mismo dice Thomas Chouvenc, profesor asociado de entomología urbana en la Universidad de Florida: "Sólo el hecho de que exista este estudio me hace feliz".

Chouvenc, que no participó en la investigación, calificó el trabajo de "notable cruce entre paleontología y ecología del comportamiento".

Traer el pasado al presente

Un trozo de ámbar fosilizado comienza cuando fluye resina de árboles dañados. Los insectos del árbol pueden quedar atrapados en la resina y, cuando fluye más por el tronco, los captores suelen morir, congelados en el tiempo.

Pero la resina tarda unos 40 000 años en endurecerse por completo y convertirse en ámbar, una gema orgánica apreciada en todo el mundo por su cálido color y su belleza.

Cuando Aleš Buček, coautor del estudio y director del Laboratorio de Simbiosis de Insectos de la Academia Checa de Ciencias, encontró el fósil de ámbar de Kaliningrado (Rusia) en la página web de un coleccionista, se puso en contacto con Mizomoto, que ya había trabajado anteriormente en la búsqueda de pistas sobre el comportamiento animal a través de los fósiles. Rápidamente compraron el raro hallazgo.

En primer lugar, el equipo de cuatro expertos realizó un escáner micro-TC para discernir la especie y el sexo de la pareja de termitas, que mostraba a una hembra agarrada al abdomen de un macho.

A continuación, para recrear la escena prehistórica en el laboratorio, los científicos hicieron caminar a parejas vivas de termitas subterráneas de Formosa, nativas de Taiwán y el sur de China, sobre una superficie pegajosa que simulaba la resina de los árboles.

Un macho y una hembra de termita subterránea de Formosa corren en tándem,
un comportamiento de apareamiento. / 
FOTOGRAFÍA DE ALEŠ BUČEK
Muchas de las termitas de laboratorio escaparon de la trampa pegajosa. En las parejas que sí se enredaron, el tándem animal que corría delante frenaba de forma natural, intentando escapar de la sustancia pegajosa. Su pareja no huía ante esta señal de problemas, posiblemente porque las termitas que se aparean intentan permanecer juntas para poder anidar y empezar a criar, dice Chouvenc.

En lugar de eso, la pareja solía caminar alrededor de la primera y, finalmente, se colocaba en la misma posición que la pareja fosilizada antes de quedarse atascada.

"Fósil unicornio"

Según el estudio, estos hallazgos sugieren que las termitas extintas se comportaban de la misma manera hace 38 millones de años.

"Estoy impresionado por el hallazgo en sí, y por el análisis que han hecho para argumentar de forma convincente que sí, que se trata de una instantánea de un comportamiento que ocurrió hace mucho tiempo".

"Los fósiles son comunes. El comportamiento conservado durante millones de años es un unicornio", añade por correo electrónico.

Para Mizumoto, el estudio también pone de manifiesto la necesidad de una mayor comunicación entre investigadores de distintos campos científicos.

"Hay una gran desconexión entre los investigadores que estudian los fósiles y los que estudian los animales vivos o los insectos", afirma, y añade que espera que un mayor cruce entre ambos pueda desvelar más misterios del comportamiento animal.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

nationalgeographic.es

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