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José Ignacio Canudo en la presentación de la revista Naturaleza Aragonesa. Foto Cristóbal Rubio. |
El artículo comienza así: El estudio y comparación de la morfología de sus huesos es la que ha permitido tradicionalmente describirlos y nombrarlos de manera diferenciada. Las técnicas modernas relacionadas con la tecnología están abriendo una ventana para conocer una parte de su manera de vivir desconocida e insospechada con los métodos tradicionales. Nos podemos adentrar en los secretos de su reproducción, en aspectos de sus comportamientos gregarios, cómo se movían, cómo eran sus sentidos, qué tipo de plantas se alimentaban, la edad que llegaban a alcanzar, las enfermedades que habían sufrido e incluso el color de su piel. Todo esto nos está permitiendo tener una imagen muy real de los dinosaurios, como animales extinguidos, pero con las mismas necesidades y comportamientos de animales actuales. En ocasiones me preguntan, ¿qué hay de verdad y de imaginación en los maravillosos documentales de dinosaurios producidos por prestigiosas instituciones como la BBC? La contestación es que casi todo lo que se cuenta está basado en estudios científicos y por tanto cada vez hay menos espacio para la imaginación en los dinosaurios. En este artículo se va a contar algunas de estas nuevas maneras de abordar la investigación de los fósiles de dinosaurios usando algunos ejemplos aragoneses. Y el resto aquí.
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