Imagen de unos huevos de Cairanoolithus. Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) |
El estudio de la microestructura de la cáscara del huevo, denominado ‘Cairanoolithus’, ha sido realizado por los investigadores del ICP Albert G. Sellés y Àngel Galobart, quienes han descubierto que este tipo de huevo no pertenece a un dinosaurio saurópodo, sino a un anquilosaurio, posiblemente a un struthiosaurus, un género de dinosaurio acorazado.
Según
ha informado el instituto paleontológico catalán, el hallazgo supone la primera
descripción de huevos de tireóforo, grupo que incluye a anquilosaurios y estegosaurios
del mundo.
Albert G. Sellés ha explicado que asignar los huevos hallados en las excavaciones a un dinosaurio o un grupo de dinosaurios concreto es una tarea extremadamente complicada para los paleontólogos.
Albert G. Sellés ha explicado que asignar los huevos hallados en las excavaciones a un dinosaurio o un grupo de dinosaurios concreto es una tarea extremadamente complicada para los paleontólogos.
- La ausencia de huesos en los nidos que puedan corresponder a los progenitores y la bajísima probabilidad de que se conserven restos embrionarios en el interior de los huevos que ayuden a su identificación hace que en escasas ocasiones se pueda relacionar un determinado huevo con el dinosaurio que lo puso.
El
huevo estudiado, el ‘Cairanoolithus’, es un oogénero descubierto y descrito a
principios de los años 90.
Su
nombre se refiere al primer lugar donde se encontró, un yacimiento cercano a La
Cairanne, municipio al sureste de Francia.
Los
huevos ‘Cairanoolithus’ tienen entre 72,2 y 71,4 millones de años, son de gran
tamaño, ya que miden más de 15 centímetros de diámetro y son redondos,
características típicas de los huevos de los saurópodos, los grandes
dinosaurios herbívoros, con largos cuellos y colas, grupo al que
tradicionalmente se habían asociado.
Sin
embargo, la investigación del ICP, que ha publicado la revista ‘Historical
Biology’, ha descartado esta asignación.
“Al
microscopio observamos una superficie lisa y un sistema de poros propio de los
huevos de los ornitisquios, no de los saurópodos”, ha comentado Sellés.
Los
ornitisquios son un grupo de dinosaurios que incluye al triceratops o al
iguanodón, aunque en Europa los restos más abundantes de ornitisquios
pertenecen al grupo de los hadrosaurios.
“Lo más intrigante del
hallazgo es que en el periodo en el que aparece Cairanoolithus no había
hadrosaurios en Europa”, ha dicho Sellés, que ha explicado que dada la
estructura de la cáscara y el análisis filogenético, han concluido que
pertenecía a un rhabdodóntido o a un anquilosaurio nodosáurido, dos especies
que sí estaban presentes en el registro fósil europeo en ese periodo, pero de
los que no se conocen sus huevos.
Para
saber a qué grupo pertenece el huevo, los investigadores hicieron un estudio
anatómico comparando su tamaño con las medidas de la apertura pélvica de
rhabdodóntidos y nodosáuridos y llegaron a la conclusión de que el único género
que tenía un canal pélvico suficientemente grande para poner este huevo era el
struthiosaurus.
“Si
esta hipótesis es cierta, Cairanoolithus sería el primer y único huevo conocido
de tireóforo, el grupo de dinosaurios que incluye los anquilosaurios y
estegosaurios”, ha dicho Sellés.
Struthiosaurus
-nombre en latín que significa “lagarto avestruz”- fue un dinosaurio herbívoro
que vivió en Europa hace entre 83 y 69 millones de años y del que se han
encontrado restos en Austria, Francia, Rumanía y España.
Medía
unos 3 metros de largo, pesaba entre 300 y 400 kilos y presentaba una armadura
de placas óseas que protegían buena parte del cuerpo y grandes espinas sobre
los hombros, la cola y el cuello.
El
género fue descrito en 1871 y, a pesar de su nombre, no está emparentado con
las aves actuales.
EFE
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