Un antiguo reptil marino similar a un delfín probablemente
era de sangre caliente, tenía grasa aislante y usaba su coloración como
camuflaje de los depredadores.
CC BY-SA 3.0
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Es la conclusìón del análisis molecular y microestructural
de un ictiososaurio 'Stenopterygius' por un equipo internacional de
investigadores que incluye a científicos de la Universidad Estatal de Carolina
del Norte y la Universidad Lund.
"Los ictiosaurios son interesantes porque tienen muchos
rasgos en común con los delfines, pero no están relacionados en absoluto con
esos mamíferos que habitan en el mar", explica la coautora de
investigación Mary Schweitzer, profesora de Ciencias Biológicas en la
Universidad Estatal de Carolina del Norte, y profesora visitante en la
Universidad de Lund.
"Tampoco estamos muy seguros de su biología. Tienen
muchas características en común con los reptiles marinos vivos como las
tortugas marinas, pero sabemos por el registro fósil que dieron a luz, lo que
se asocia con la sangre caliente. Este estudio revela algunos de esos misterios
biológicos", añade.
El autor principal del artículo sobre este trabajo, Johan
Lindgren, profesor asociado de la Universidad de Lund, reunió a un equipo
internacional para analizar un fósil de 'Stenopterygius de aproximadamente 180
millones de años de la cantera Holzmaden en Alemania. "Tanto el contorno
del cuerpo como los restos de órganos internos son claramente visibles -- dice
Lindgren--. Sorprendentemente, el fósil está tan bien conservado que es posible
observar capas celulares individuales dentro de su piel".
Los investigadores identificaron microestructuras de tipo
celular que contenían orgánulos de pigmento dentro de la piel del fósil, así
como rastros de un órgano interno que se cree que es el hígado. También
observaron material químicamente compatible con la grasa de los vertebrados,
que solo se encuentra en animales capaces de mantener la temperatura corporal
independientemente de las condiciones ambientales.
Lindgren envió muestras del fósil a colegas internacionales,
incluido Schweitzer. El equipo aplicó una variedad de técnicas analíticas de
alta resolución, que incluyen espectrometría de masas de iones secundarios de
tiempo de vuelo (ToF SIMS), espectrometría de masas de iones secundarios a
nanoescala (NanoSIMS), cromatografía de gases de pirólisis/espectrometría de
masas, así como análisis inmunohistológico y diversas técnicas microscópicas.
Schweitzer y el asistente de investigación de la Universidad
de Carolina del Norte, Wenxia Zheng, extrajeron tejidos blandos de las muestras
y realizaron múltiples análisis inmunohistoquímicos de alta resolución.
"Desarrollamos un panel de anticuerpos que aplicamos a todas las muestras,
y vimos una unión diferencial, es decir, los anticuerpos de una proteína en
particular, como la queratina o la hemoglobina, solo se unieron a áreas
particulares", dice Schweitzer.
"Esto demuestra la especificidad de estos anticuerpos y
es una fuerte evidencia de que diferentes proteínas persisten en distintos
tejidos. No esperaría encontrar queratina en el hígado, por ejemplo, pero
esperaría hemoglobina. Y eso es lo que vimos en las respuestas de estas
muestras a diferentes anticuerpos y otras herramientas químicas", detalla.
GRASA SUBCUTÁNEA
El laboratorio de Lindgren también encontró evidencia
química de grasa subcutánea. "Esta es la primera evidencia química directa
de sangre caliente en un ictiosaurio, porque la grasa es una característica de
los animales de sangre caliente", dice Schweitzer.
En conjunto, los hallazgos de los investigadores indican que
el 'Stenopterygius' tenía una piel similar a la de una ballena y una coloración
similar a la de muchos animales marinos vivos, oscuros en la parte superior y
más claros en la parte inferior, lo que proporcionaría camuflaje frente a los
depredadores, como 'pterosaurios' desde arriba, o 'pliosaurios' desde abajo.
"Tanto morfológicamente como químicamente, encontramos
que, aunque los 'Stenopterygius' se consdieran como "reptiles",
perdieron la piel escamosa asociada con estos animales, tal como lo ha hecho la
moderna tortuga baula --dice Schweitzer--. Perder las escamas reduce la
resistencia y aumenta la maniobrabilidad bajo el agua".
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