El equipo científico del MUJA ha recuperado
la huella, de 400 kilos, de un
terópodo similar a un allosaurus, con ayuda del helicóptero de Bomberos
La directora general de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo,
junto al equipo científico del Muja.
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El equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias
(MUJA) ha recuperado hoy una huella de terópodo, un dinosaurio bípedo y
carnívoro, de los acantilados de Tazones, en Villaviciosa, con la ayuda del
helicóptero de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias
(SEPA). La recuperación de la huella se ha realizado ante el riesgo de
desaparición y por su importante valor.
La huella de pisada fósil o icnita se conserva como
contramolde en la base de un bloque suelto de arenisca, con un peso estimado de
entre 350 y 400 kilogramos.
Fue descubierta por el equipo de investigación del MUJA hace
aproximadamente dos años en los acantilados de Tazones, muy cerca del límite de
esta parroquia con la de Oles, en Villaviciosa, al este de la Punta del
Olivo.
La «magnífica conservación de la huella» permite apreciar diversos
caracteres específicos, como tres dedos relativamente largos y estrechos
terminados en garras, la presencia de almohadillas digitales y un entrante
marcado en la zona posterior.
Ello permite a los expertos atribuirla a un
dinosaurio terópodo que caminaba sobre un barrizal apoyando exclusivamente en
sus patas traseras.
Además, la presencia de ese entrante o escotadura en la zona
posterior de la huella indica que fue producida por el pie izquierdo del
reptil. S
Sus dimensiones, 57 centímetros de longitud y 50 de anchura, prueban
que se trataba de un terópodo de gran tamaño, de al menos 2,3 metros de altura
hasta la cadera, unos 8 metros de longitud y un peso aproximado entre 1 y 2
toneladas, similar a un Allosaurus.
El bloque de arenisca que contiene la huella
pertenece al conjunto de rocas silíceas de la segunda mitad del Jurásico que se
conoce como Formación Lastres, originadas cuando la antigua costa de Asturias,
mucho antes del desarrollo de los actuales acantilados, estaba dominada por
sistemas deltaicos que desembocaban en un mar interior, hace ahora unos 154
millones de años.
El estudio de esta icnita junto con otras seis más, un diente
y una vértebra, también de dinosaurios carnívoros, fue publicado en julio de
este año en la revista internacional Peer J.El artículo, según el MUJA,
demuestra la presencia de al menos dos grupos diferentes de terópodos de
tamaños muy grandes o gigantes en el Jurásico Superior de Asturias.
En concreto,
la vértebra perteneció al mayor dinosaurio terópodo que existió en Europa,
probablemente un Torvosaurus o Megalosaurus, de más de 10 metros de longitud.
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