Esta flora relicta es un conjunto de taxones que apenas ha
cambiado morfológicamente en millones de años
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“La pervivencia hasta nuestros días de un contingente
considerable de flora relicta en las montañas de China central constituye uno
de los grandes misterios no sólo de la botánica sino de la ciencia en general.
Esta flora relicta, a la que también a veces se hace referencia como fósiles
vivientes, es un conjunto de taxones que han permanecido prácticamente
inalterados desde el punto de vista morfológico durante muchos millones de
años; para algunos casos su origen se remonta hasta el Jurásico”, explica el
investigador del CSIC Jordi López Pujol, del Instituto Botánico de Barcelona.
Algunos de los ejemplos más conocidos de fósiles vivientes
son Ginkgo biloba, uno de los árboles más utilizados en la jardinería urbana, y
Metasequoia glyptostroboides, el pariente asiático de las secuoyas
estadounidenses. Estas especies, a pesar de haber sido comunes en gran parte
del hemisferio norte, solo han pervivido en algunos enclaves montañosos de
China subtropical.
“La estabilidad climática continuada, como mínimo desde el
último máximo glacial, y fácilmente extrapolable al resto de máximos glaciales,
puede postularse como el mecanismo que habría posibilitado su supervivencia en
las áreas de refugios identificadas. Estos refugios disfrutaron de climas poco
fríos (con temperaturas invernales que difícilmente bajaron de los 0°C), algo
que en principio parece bastante lógico, ya que estas especies relictas se
formaron en épocas en que el planeta era un lugar mucho más cálido”, comenta
López Pujol.
Este trabajo recopila el registro fósil de todos los géneros
de plantas de origen antiguo presentes hoy en día en el este asiático que
disfrutaron de una distribución mucho más amplia en épocas pasadas, así como
las localizaciones de cerca de 450 especies relictas. Además, los
investigadores han dibujado mapas de riqueza de especies, caracterizado las
comunidades vegetales a las que pertenecen e identificado con precisión los
refugios climáticamente estables de las especies relictas mediante la
modelización de su nicho ecológico.
“Los datos recopilados nos han permitido crear un modelo
conceptual de los mecanismos de supervivencia de estas especies y estimar su
grado de protección en términos de cobertura de sus refugios por parte de la
red de espacios protegidos”, añade el investigador.
Los cerca de 3.200 registros fósiles de los géneros relictos
indican que gran parte de ellos estaba presente en las tres masas continentales
del hemisferio norte (Asia, Europa y América del Norte) en determinadas épocas
tanto del Paleógeno como del Neógeno, pero que desaparecieron principalmente
durante el Eoceno y el Mioceno en América del Norte, y entre el Mioceno y el
Plioceno en Europa.
El 98% de los géneros relictos estudiados son leñosos y en
su mayoría son árboles caducifolios que forman parte de los bosques que a día
de hoy se encuentran entre las latitudes templadas y tropicales (entre 22° y
37° Norte) principalmente de China y Japón, en zonas montañosas y generalmente
asociados a cursos de agua, barrancos, acantilados y afloramientos rocosos,
hábitats con perturbaciones naturales frecuentes y donde no tienen que competir
con especies no relictas.
Referencia bibliográfica
Cindy Q. Tang et al. Identifying long-term stable refugia
for relict plant species in East Asia. Nature Communications. DOI:
10.1038/s41467-018-06837-3
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