Cuando en enero de 1989 el puestero Guillermo Heredia
encontró en su estancia Las Overas, próxima a Plaza Huincul, el resto de un
fósil, no dudó en comunicarse con el Museo Municipal que por entonces sólo
exhibía objetos antiguos de esa localidad. Los expertos confirmaron que se
trataba de una tibia gigantesca de un dinosaurio que, según estudios
posteriores, confirmaron que había vivido en el Cretácico, hace más de 90
millones de años, medía 35 metros de longitud, estirando el cuello alzaba la
cabeza a 25 metros y pesaba más de 90 toneladas.
A fines de ese mes, Jorge Calvo y Leonardo Salgado fueron
convocados por el destacado paleontólogo José Bonaparte para formar parte de la
campaña para desenterrar los huesos del predio de Heredia.
Durante varios días de enero y febrero trabajaron bajo el intenso
y sofocante sol extrayendo con gran esfuerzo vertébras y demás piezas de aquel
animal que denominaron Argentinosaurus huinculensis, el más grande de los
dinosaurios de cuello largo.
A pesar de los escasos restos extraídos, el tamaño de estos
les daban a los especialistas una idea del gran porte. Por ejemplo, una de las
vértebras medía 1,70 metros de longitud y una tibia 1,50 metros.
“Para mí, que recién empezaba como paleontólogo en la
Universidad Nacional del Comahue -hacía dos años había llegado de Córdoba-, esa
campaña me resultó espectacular porque, por ejemplo, se trabajaba con martillos
neumáticos, los que se usan para romper el asfalto, porque, si no, no se podían
sacar los bloques de roca. Era como si se hubiera puesto cemento alrededor de
los fósiles”, explicó Calvo a LM Neuquén.
Para Salgado fue su primera campaña importante en la que
participaba y consideró que el hallazgo del Argentinosaurus fue “un cimbronazo”
para el mundo científico de la paleontología, porque “era el más grande de los
saurópodos titanosaurus conocidos hasta entonces”. Así lo revelaron en 2014 los
científicos de la Universidad de Oxford que consideraron al Argentinosaurus el
dinosaurio más grande de la historia, que era capaz de correr 7 kilómetros por
hora, se movía en manadas y sus pisadas se podían sentir a centenares de metros
de distancia.
Un año después del hallazgo de ese animal herbívoro, de
cuatro patas muy gruesas, el municipio de Plaza Huincul contrató al
paleontólogo Rodolfo Coria para terminar de sacar los restos de aquel gigante.
Posteriormente, Coria fue designado director del Museo Municipal Carmen Funes,
donde desde hace años la réplica del tamaño natural del Argentinosaurus es la
principal atracción de quienes lo visitan.
“Sin el Argentinosaurus el futuro de Plaza Huincul no se
hubiera dado. El hallazgo del Argentinosaurus fue un hito importante para el
desarrollo de la localidad”, explicó Calvo, y agregó que el trabajo de
extracción de los fósiles dirigido por Bonaparte fue una marca importante en su
carrera. “Bonaparte es el jeque de la paleontología”, concluyó.
El descubridor llegó a la presentación haciendo dedo
Durante los trabajos de extracción de los huesos del
Argentinosaurus huinculensis en el verano de 1989, el paleontólogo Leonardo
Salgado no conoció a Guillermo Heredia, o al menos treinta años después no
recuerda haberlo visto al puestero que halló el primer fósil de este animal.
“Nosotros nos manejábamos con la gente de la Municipalidad de Plaza Huincul y
con la de la Universidad del Comahue”, comentó.
Lo que sí recordó Salgado que años después, en 1993, cuando
viajaba hacia Plaza Huincul para la presentación oficial del Argentinosaurus,
en la ruta, a pocos kilómetros de llegar a la localidad, observó a un hombre
haciendo dedo. No dudó y le ofreció al hombre llevarlo. “Lo levanté en la ruta
porque vi que estaba haciendo dedo pero no me imaginaba que iba al mismo lugar
que iba yo”, agregó. Después se dio cuenta en la presentación que la persona
que había levantado en la ruta era el descubridor de aquel enorme animal.
Heredia murió en julio de 2011 a los 93 años y fue
reconocido como parte fundamental en la historia del Museo Municipal Carmen
Funes porque posibilitó el crecimiento en paleontología “con un simple gesto:
dar aviso de un resto fósil encontrado en su campo”.
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