martes, 5 de febrero de 2019

A treinta años del hallazgo del dino gigante de Huincul

Dos paleontólogos reviven la extracción de los restos fósiles del Argentinosaurus.

Cuando en enero de 1989 el puestero Guillermo Heredia encontró en su estancia Las Overas, próxima a Plaza Huincul, el resto de un fósil, no dudó en comunicarse con el Museo Municipal que por entonces sólo exhibía objetos antiguos de esa localidad. Los expertos confirmaron que se trataba de una tibia gigantesca de un dinosaurio que, según estudios posteriores, confirmaron que había vivido en el Cretácico, hace más de 90 millones de años, medía 35 metros de longitud, estirando el cuello alzaba la cabeza a 25 metros y pesaba más de 90 toneladas.

A fines de ese mes, Jorge Calvo y Leonardo Salgado fueron convocados por el destacado paleontólogo José Bonaparte para formar parte de la campaña para desenterrar los huesos del predio de Heredia.

Durante varios días de enero y febrero trabajaron bajo el intenso y sofocante sol extrayendo con gran esfuerzo vertébras y demás piezas de aquel animal que denominaron Argentinosaurus huinculensis, el más grande de los dinosaurios de cuello largo.

A pesar de los escasos restos extraídos, el tamaño de estos les daban a los especialistas una idea del gran porte. Por ejemplo, una de las vértebras medía 1,70 metros de longitud y una tibia 1,50 metros.

“Para mí, que recién empezaba como paleontólogo en la Universidad Nacional del Comahue -hacía dos años había llegado de Córdoba-, esa campaña me resultó espectacular porque, por ejemplo, se trabajaba con martillos neumáticos, los que se usan para romper el asfalto, porque, si no, no se podían sacar los bloques de roca. Era como si se hubiera puesto cemento alrededor de los fósiles”, explicó Calvo a LM Neuquén.

Para Salgado fue su primera campaña importante en la que participaba y consideró que el hallazgo del Argentinosaurus fue “un cimbronazo” para el mundo científico de la paleontología, porque “era el más grande de los saurópodos titanosaurus conocidos hasta entonces”. Así lo revelaron en 2014 los científicos de la Universidad de Oxford que consideraron al Argentinosaurus el dinosaurio más grande de la historia, que era capaz de correr 7 kilómetros por hora, se movía en manadas y sus pisadas se podían sentir a centenares de metros de distancia.

Un año después del hallazgo de ese animal herbívoro, de cuatro patas muy gruesas, el municipio de Plaza Huincul contrató al paleontólogo Rodolfo Coria para terminar de sacar los restos de aquel gigante. Posteriormente, Coria fue designado director del Museo Municipal Carmen Funes, donde desde hace años la réplica del tamaño natural del Argentinosaurus es la principal atracción de quienes lo visitan.

“Sin el Argentinosaurus el futuro de Plaza Huincul no se hubiera dado. El hallazgo del Argentinosaurus fue un hito importante para el desarrollo de la localidad”, explicó Calvo, y agregó que el trabajo de extracción de los fósiles dirigido por Bonaparte fue una marca importante en su carrera. “Bonaparte es el jeque de la paleontología”, concluyó.

El descubridor llegó a la presentación haciendo dedo

Durante los trabajos de extracción de los huesos del Argentinosaurus huinculensis en el verano de 1989, el paleontólogo Leonardo Salgado no conoció a Guillermo Heredia, o al menos treinta años después no recuerda haberlo visto al puestero que halló el primer fósil de este animal. “Nosotros nos manejábamos con la gente de la Municipalidad de Plaza Huincul y con la de la Universidad del Comahue”, comentó.

Lo que sí recordó Salgado que años después, en 1993, cuando viajaba hacia Plaza Huincul para la presentación oficial del Argentinosaurus, en la ruta, a pocos kilómetros de llegar a la localidad, observó a un hombre haciendo dedo. No dudó y le ofreció al hombre llevarlo. “Lo levanté en la ruta porque vi que estaba haciendo dedo pero no me imaginaba que iba al mismo lugar que iba yo”, agregó. Después se dio cuenta en la presentación que la persona que había levantado en la ruta era el descubridor de aquel enorme animal.

Heredia murió en julio de 2011 a los 93 años y fue reconocido como parte fundamental en la historia del Museo Municipal Carmen Funes porque posibilitó el crecimiento en paleontología “con un simple gesto: dar aviso de un resto fósil encontrado en su campo”.

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