Nuevas evidencias apuntan a que las plantas sufrieron la ira
del evento conocido como Gran Extinción del Pérmico Triásico mucho antes que
muchas contrapartes animales.
Hace unos 252 millones de años, con la corteza continental
del planeta aplastada en el supercontinente llamado Pangea, los volcanes en la
actual Siberia comenzaron a erupcionar.
Expulsando carbono y metano a la atmósfera durante
aproximadamente 2 millones de años, la erupción ayudó a extinguir
aproximadamente el 96 por ciento de la vida oceánica y el 70 por ciento de los
vertebrados terrestres, el mayor evento de extinción en la historia de la
Tierra.
Sin embargo, un nuevo estudio liderado por la Universidad de
Nebraska-Lincoln sugiere que un subproducto de la erupción, el níquel, puede
haber llevado a la vida de algunas plantas australianas a la extinción casi 400
mil años antes de que la mayoría de las especies marinas murieran.
Los investigadores llegaron a la conclusión estudiando el
polen fosilizado, la composición química y la edad de la roca y las capas de
sedimentos en los acantilados del sudeste de Australia. Allí descubrieron
concentraciones sorprendentemente altas de níquel en la roca de barro de la
cuenca de Sydney, sorprendente porque no hay fuentes locales del elemento.
La autora del estudio Tracy Frank, profesora de ciencias
terrestres y atmosféricas, dijo que el descubrimiento apunta a la erupción de
lava a través de depósitos de níquel en Siberia. Ese volcanismo podría haber
convertido el níquel en un aerosol que se desplazó miles de kilómetros hacia el
sur antes de descender, y envenenar, gran parte de la vida vegetal allí. Las
puntas similares en el níquel se han registrado en otras partes del mundo,
dijo.
De ser cierto, el fenómeno puede haber desencadenado una
serie de otros: herbívoros que mueren por falta de plantas, carnívoros que
mueren por falta de herbívoros y sedimentos tóxicos que eventualmente se lanzan
a los mares que ya se están recuperando del aumento del dióxido de carbono, la
acidificación y las temperaturas.
Los investigadores detallaron sus hallazgos en la revista
Nature Communications
No hay comentarios:
Publicar un comentario