Recreación del titanosauro descubierto en Tanzania - Mark
Witton
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Hace entre 100 y 66 millones de años, unas bestias enormes,
las más grandes de la historia de la Tierra, campaban a sus anchas por casi
todo el planeta. Eran los titanosaurios, los últimos de los saurópodos
(dinosaurios herbívoros cuadrúpedos de cuello largo), que alcanzaron su máxima
diversidad tarde, en el Cretácico Superior, al final de la era de los
dinosaurios.
Su majestuosa figura, con unos hombros más anchos que la
pelvis y unas patas de más del doble de altura que un ser humano adulto, se
paseó por Asia, América, Europa -el mayor nido de titanosuarios descubierto en
el continente se encuentra en Cataluña-, África y Australia. Se estima que
llegaron a medir unos 37,2 metros de largo, 20 metros de alto con el cuello
erguido y habrían tenido un peso de 77 toneladas. A pesar de tener una cabeza
pequeña con respecto a la de sus otros parientes saurópodos -como el famoso
diplodocus, extintos cuando el titanosaurio dominaba el mundo-, sus fosas
nasales eran muy grandes y poseían pequeños dientes muy afilados.
Sin embargo, existen pocos fósiles de titanosaurio bien
conservados de periodos anteriores al Cretácico medio fuera de Sudamérica
-donde sus restos son más numerosos-, por lo que un nuevo esqueleto hallado en
Tanzania del Cretácico medio (es decir, data de hace unos 100 millones de años)
puede aportar muchos nuevos datos para comprender la vida gigante que poblaba
el Sur de África.
«Cola de corazón»
Los huesos fueron descubiertos en 2004 -aunque las
excavaciones duraron hasta 2008- en una cantera a lo largo del río Mtuka, en el
suroeste de Tanzania. Se trata, según afirman en el estudio publicado esta
semana en la revista «PLOS ONE», de uno de los especímenes de titanosaurio más
completos encontrados en África: conserva restos parciales de cada región
corporal importante, incluidas numerosas vértebras, costillas, huesos de las
extremidades y dientes.
Además, tiene una característica que ha llamado la atención
de los investigadores: las vértebras de su cola tienen una curiosa forma de
corazón. Por ello, ha sido bautizado como «Mnyamawamtuka moyowamkia», un nombre
que deriva del kishwahili (swahili) y que significa «bestia de Mtuka» por un
lado y «cola de corazón» por otro.
Ilustración que muestra la «cola del corazón» de
Mnyamawamtuka moyowamkia
y una selección de los huesos recuperados de su
esqueleto - Mark Witton
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«Aunque los titanosaurios se convirtieron en uno de los grupos más comunes antes de la extinción masiva de los dinosaurios, su historia
evolutiva temprana sigue siendo oscura, y Mnyamawamtuka ayuda a relatar esos
comienzos, especialmente por su lado africano de la historia», explica el autor
principal, Eric Gorscak, de la Universidad de Ohio e investigador asociado en
el Field Museum of Natural History (Chicago). «La gran cantidad de información
del esqueleto indica que estaba relacionada de manera distante con otros
titanosaurios africanos conocidos, excepto por algunas similitudes interesantes
con otro dinosaurio, el Malawisaurus, que se encuentra justo al otro lado de
Tanzania, en la frontera con Malawi», continúa Gorscak.
Bestias de casi 40 metros de largo
A pesar de que la mayoría de restos de los titanosaurios se
han hallado en Suramérica, el equipo de Gorscak ha encontrado nuevas especies
de este tipo en Tanzania, Egipto y otras partes del continente africano, lo que
revela una imagen más compleja de la evolución de los dinosaurios en el
planeta.
El estudiante de la Universidad de Ohio, Tobin Hieronymus,
excavó parte del
esqueleto de Mnyamawamtuka mientras escalaba la superficie
del
acantilado en 2007 - Patrick O'Connor
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«El descubrimiento de dinosaurios como Mnyamawamtuka y otros
que hemos descubierto recientemente permite hacer una conexión tridimensional de los puntos -señala por su parte Patrick O'Connor, profesor de anatomía en la
Universidad de Ohio y asesor de Gorscak durante su Ph.D. investigación-. Cada
nuevo descubrimiento agrega un poco más de detalle a la imagen de cómo eran los
ecosistemas en África continental durante el Cretácico, lo que nos permite
reunir una visión más holística del cambio biótico en el pasado».
Parientes de cocodrilos
Mnyamawamtuka y los otros titanosaurios de Tanzania no son
los únicos animales descubiertos por el equipo de investigación. En los últimos
años se han hallado restos de parientes extraños de cocodrilos tempranos, la
evidencia más antigua de «cultivo de insectos» por parte de humanos y pistas
tentadoras sobre la evolución temprana de monos y simios.
«Este nuevo dinosaurio nos brinda información importante
sobre la fauna africana en un momento de cambio evolutivo, así como datos sobre
la paleogeografía durante el Cretácico», señala Judy Skog, directora de
programas de la División de Ciencias de la Tierra de la National Science
Foundation, que financió la investigación.
Por su parte, Gorscak añade: «La historia de Tanzania está
lejos ser explicada por completo, pero sabemos lo suficiente como para comenzar
a preguntarnos las similitudes y diferencias paleontológicas y geológicas que
hay entre los territorios investigados. Volver a Malawi es mi principal
prioridad para abordar estas preguntas más amplias y regionales».
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