miércoles, 27 de febrero de 2019

Argentina: fósil podría dar pistas de por qué este reptil no se extinguió junto con los dinosaurios

Los esfenodontes o tuátaras (Sphenodon) son un grupo de reptiles que en la actualidad se encuentra representado solo por dos especies –Sphenodon punctatus y Sphenodon guntheri-, los cuales están ubicados únicamente en algunas islas menores de Nueva Zelanda, y cuyo registro fósil más antiguo es de hace más de 200 millones años.

Reconstrucción paleoartística de Patagosphenos watuku
Sebastían Rozadilla 
A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, durante la Era Mesozoica (entre hace 250 millones - 65 millones años) en la que los dinosaurios gigantes llegaron a dominar la Tierra, diversas especies de tuátaras podían encontrarse dispersas en la mayor parte de los continentes.

En Sudamérica, los fósiles más recientes de este grupo de reptiles corresponden al Paleoceno (65 - 60 millones), la época inmediatamente posterior a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno que acabó con cerca del 75% de los seres vivientes existentes, entre los que se encontraban, por ejemplo, la mayoría de los dinosaurios.

La nueva investigación 

En febrero del año pasado, un equipo de paleontólogos del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET) y la Fundación de Historia Natural Feliz de Azara dirigido por Fernando Novas, encontró en la localidad de Campo Violante (Provincia de Río Negro), restos del esqueleto de una nueva especie de esfedonte, a la que bautizaron Patagosphenos watuku. Tanto la descripción anatómica como los estudios paleohistológicos de los restos del espécimen hallado fueron publicados recientemente en la revista Cretaceous Research.

“Aunque la estructura anatómica de Patagosphenos watuk difiere de la de los esfedontes actuales, desde el punto de vista histológico existen similitudes claves”, explica Adriel Gentil, becario doctoral del el MACN y primer autor del trabajo. “Ambos poseen una corteza ósea relativamente gruesa en comparación con la de otros reptiles, lo cual podría favorecer la adaptación a climas fríos”, añade.

Estrategia para soportar las bajas temperaturas

“Por otra parte, estudios recientes en mamíferos han mostrado una correlación entre el grosor de las paredes de los huesos y la actividad fosforial (cavar), patrón que parece repetirse al menos en los reptiles actuales”, añade el especialista, para finalmente señalar que “el hecho de que los antiguos tuátaras también tuvieran el hábito de vivir en cuevas podría explicar que hayan sobrevivido al invierno nuclear que se desató en nuestro planeta hace 65 millones de años”.

Esto llevaría a los investigadores a concluir que la adaptación de los esfedontes actuales al clima frío, que les permite soportar temperaturas de hasta sólo 5°C, no sería un rasgo que adquirieron a lo largo del proceso evolutivo; sino que ya estaba presente en sus parientes más antiguos.

“Esta capacidad de tolerar las bajas temperaturas diferenciaría a los esfedontes, no sólo de gran parte de los reptiles actuales, sino también de otros grupos que desaparecieron junto con los dinosaurios por no contar con las ventajas adaptativas necesarias como para sobrevivir a las bajas temperaturas que asolaron la Tierra durante aquel evento de extinción masiva”, explica Matías Motta, otro de los autores del trabajo.

Este no es el único descubrimiento importante en paleontología de los últimos meses. Hace solo unas semanas un equipo liderado por Pablo Gallina encontró un dinosaurio con gigantescas espinas en el cuello.

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