Las piezas que se están descubriendo en esta campaña, entre ellas vértebras o costillas, destacan por su excelente grado de conservación, lo que permite extraerlas y estudiarlas con mayor rapidez
La cadera, en el centro de la imagen, aún se encuentra enterrada en parte, pero piensan que por cómo está depositada podría salir completa. - Foto: f2estudio |
En la actualidad se está trabajando en ella, que aún está
sumergida en el suelo aproximadamente un metro. «Por las dimensiones creemos
que es de saurópodo. Aún nos falta por determinar si ésta completa, pero
observando el estado de conservación que presenta y como está depositada nos
hace pensar que sí. Tenemos que seguir excavando hacia abajo», comenta Caterine
Arias, conservadora del Museo de Dinosaurios de Salas y al mando de la
excavación junto a Fidel Torcida, director del mismo. A falta de determinar, la
cadera podría pertenecer al mismo saurópodo del que se halló un fémur en la
campaña del año pasado, lo que viene a confirmar las previsiones del equipo que
trabaja en esta yacimiento, y que eran las de encontrar piezas que les permitan
seguir completando los esqueletos de dinosaurios de los que ya han hallado
restos en campañas anteriores en Torrelara.
Además de esa cadera, también han descubierto muchas
vértebras de saurópodo, restos de costillas y huesos aún por determinar «que
nos ayudarán a completar los esqueletos y obtener más información específica de
estos dinosaurios», explica Arias, que destaca de este yacimiento, en el que
trabajan por quinto año consecutivo, su diversidad y la cantidad de restos
fósiles que contiene. «Hemos intentado delimitarlo, pero es imposible, porque
en cuanto excavamos aparecen restos, pero no solo de saurópodos y terópodos,
sino también de otros animales que convivieron con los dinosaurios, como
cocodrilos o tortugas», comenta la restauradora, que recuerda los dientes de
terópodo que están apareciendo y los restos vegetales.
Este año se está trabajando en una espacio más amplio, de unos 14 metros de longitud y 5 de ancho, y se está profundizando en torno los dos metros. «Creíamos que ahí se encontraba el límite de la capa fértil, pero no, más abajo sigue habiendo restos», destaca Arias, que prevé que el año que viene seguirán trabajando en este espacio «porque aún tiene mucha información que aportar». Están comprobando que los restos van apareciendo hacía la roca, así que es probable que la próxima campaña se centren en esa parte, aunque también tendrán que seguir trabajando en otros restos que han encontrado pero que han decidido no comenzar a destapar porque no les iba a dar tiempo este verano a extraerlos por completo.
Arias califica la campaña de «excelente» por el grado de
conservación que están ofreciendo las piedras que descubren. «Es muy bueno, por
lo que solo está siendo necesario consolidar y engasar restos de forma puntual.
Eso nos permite desenterrar más rápido y que el trabajo de laboratorio sea
también más ágil».
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