lunes, 23 de agosto de 2021

Inédito estudio en Sudamérica muestra un amplio y desconocido registro fósil de cómo las plantas interactuaban con los insectos en la era de los dinosaurios

La investigación analizó esta interacción en fósiles de plantas en Chile, Brasil y Argentina, un campo poco explorado aún en el país, pero de suma importancia, pues permite visualizar y entender la dinámica y evolución de la vida en el pasado geológico.

Ilustración: Mauricio Álvarez.
Las plantas e insectos son los organismos más diversos en los ecosistemas terrestres actuales y en el registro fósil, y por su abundancia conforman la mayor parte de la biomasa del planeta.

Estos organismos han interactuado desde la era Paleozoica, cuando comenzó el proceso de colonización y conquista de los ambientes terrestres.

La importancia de las interacciones entre plantas e insectos, se ve reflejado y ejemplificado en la actualidad con las angiospermas (plantas flores) que son el grupo vegetal dominante, y los insectos polinizadores. La diversidad y abundancia de estos organismos se explica por la coevolución que ha existido entre ellos desde la era Mesozoica; cuando en la Tierra dominaban los dinosaurios.

Las interacciones entre plantas e insectos se evidencian en el registro fósil a través de marcas de alimentación y daños foliares, entre las cuales se pueden encontrar marcas de esqueletización, mordedura apical y marginal, perforación y succión, minaduras, agallas, oviposición, entre otras, proceso conocido como herbivoría.

En plantas actuales, estos tipos de herbivoría son generalmente realizados por los insectos cuando la planta está viva, por lo que es posible distinguir tejidos vegetales de reacción, como un mecanismo de defensa de las plantas. Estas reacciones de las plantas ante el ataque de insectos, también son posible de distinguir en plantas fósiles.

Ejemplos actuales de herbivoría, proceso en el cual una planta se "defiende"
del ataque de un insecto.
Un reciente estudio publicado en la revista científica Journal of South American Earth Sciences por un equipo de investigadores conformado por las paleontólogas argentinas Bárbara Cariglino y Belén Lara, junto al paleobotánico chileno Philippe Moisan de la Universidad de Atacama, evidenció una extensa variedad de formas de herbivoría producidas por insectos fósiles en plantas de los periodos Pérmico y Triásico, esto es hace aproximadamente entre 298 a 201 millones de años. La investigación se basó en las evidencias disponibles de diferentes localidades fosilíferas de Argentina, Brasil y Chile.

Philippe Moisan, paleobotánico de la Universidad de Atacama.
“La vegetación durante el Pérmico y Triásico, era distinta a lo que conocemos hoy en día. En el Pérmico, dominó en el supercontinente de Gondwana la flora de Glossopteris (helecho con semilla que se extinguió al finalizar la era Paleozoica), mientras que en el Triásico domino la flora de Dicroidium (helecho con semilla característico de Gondwana)”, explica Moisan.

Esta información sobre la vegetación, los insectos asociados y las evidencias de herbivoría, permitieron a los investigadores reconstruir estos ecosistemas fósiles. La reconstrucción de organismos y ecosistemas fósiles es un objetivo principal en la paleontología, ya que nos permiten visualizar y entender la dinámica y evolución de la vida en el pasado geológico. Las reconstrucciones en esta publicación fueron hechas por el ilustrador científico chileno Mauricio Álvarez.

Mauricio Álvarez, paleoilustrador chileno.
“Para un paleontólogo es realmente fascinante, ver como a través de las reconstrucciones, hechas con la mayor rigurosidad posible, los fósiles cobran vida”, dice Moisan.

El estudio de las interacciones planta e insecto en el registro fósil, es una línea de investigación inexplorada en Chile, pero a la vez es emergente en otros países sudamericanos con mayor tradición paleontológica como Argentina y Brasil.

Hojas fósiles del Triásico de Chile con evidencia de alimentación marginal
y tejido de reacción.
En Chile, según Moisan, existen varias localidades fosilíferas con plantas fósiles del Triásico, por lo que el estudio de las interacciones planta-insecto tiene un futuro muy prometedor y de seguro seguirá entregando interesantes resultados.

latercera.com

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