A pesar de la fascinación que despiertan los dinosaurios, lo cierto es que aún desconocemos muchas cosas sobre ellos, y entre las que conocemos hay algunas que pueden resultar curiosas o que el gran público suele pasar por alto.
Una historia muy larga
Foto: iStock/estt |
Entre la aparición de los primeros dinosaurios y su
extinción pasó más tiempo -en concreto, casi el triple- del que ha pasado entre
dicha extinción y nosotros. El animal más antiguo conocido con características
de dinosaurio es el Nyasasaurus parringtoni, que vivió hace unos 243 millones
de años; mientras que los últimos dinosaurios se extinguieron hace alrededor de
66 o 65 millones de años. Aunque tendamos a verlos como un conjunto uniforme,
la verdad es que estos animales vivieron en condiciones climáticas y
ecosistemas muy diversos, lo que explica su gran diversidad de formas y
características.
Brazos diminutos, grandes colas
Foto: iStock |
En realidad, estas extremidades diminutas -que podemos ver
en muchos dinosaurios gigantes- lo son por una buena razón: reducir el peso en
la parte delantera del cuerpo. Estos animales caminaban encorvados a dos patas
y, en consecuencia, cargaban una gran parte de su peso en la mitad anterior de
sus cuerpos. Por la misma razón, tenían colas largas y gruesas que hacían de
contrapeso cuando trotaban y corrían, impidiendo que cayeran de bruces.
No sabemos cómo se reproducían los dinosaurios
Foto: © Zhao Chuang |
Bueno, no exactamente: sí sabemos que eran ovíparos, lo que
desconocemos es cómo se apareaban. Han pasado casi dos siglos desde que se
acuñó el término dinosaurio y la biología reproductiva de estos animales es
todavía un misterio: la razón es que los genitales carecen de estructuras que
dejen un rastro fósil, como huesos o queratina. A principios de 2021 se
encontró la cloaca excepcionalmente bien preservada de un Psittacosaurus, lo
que puede ayudar a reconstruir la anatomía y el comportamiento reproductivo de
los dinosaurios.
No se conocen carnívoros de tamaño mediano
Foto: iStock |
Una cuestión que durante mucho tiempo ha llamado la atención
de los paleontólogos es que la mayoría de dinosaurios carnívoros que se conocen
eran o muy grandes -más de una tonelada- o relativamente pequeños -de menos de
cien kilos-, al contrario de lo que pasa en los carnívoros modernos, que
presentan una escala de tamaño mucho más regular. La razón puede estar en que
los grandes carnívoros tenían un ritmo de crecimiento muy rápido, por lo que
los ejemplares juveniles ocupaban los nichos ecológicos que habrían
correspondido a los cazadores de tamaño medio. En la actualidad existe una
escala mucho más regular de tamaño porque no hay cazadores gigantes: el
carnívoro terrestre más grande que existe es el oso polar.
Y apenas se conocen omnívoros
Foto: Marcin Polak |
La gran mayoría de los dinosaurios conocidos eran
herbívoros, pero en cambio se han identificado con certeza muy pocos omnívoros,
alrededor de un 2% de las especies conocidas. Tres grupos de dinosaurios en
particular parecen haber sido omnívoros: los ornitomimosaurios, los
oviraptorosaurios y los troodóntidos. La mayoría de estos tenían una dieta parcialmente
vegetariana e insectívora, que podían complementar con peces o animales
pequeños. En la era mesozoica esto podía suponer una ventaja importante, puesto
que los modelos climáticos reflejan una tendencia a los fenómenos extremos,
como sequías intensas o largas lluvias estacionales, que podían modificar mucho
un hábitat y, por lo tanto, la disponibilidad de diversos tipos de comida en
diferentes épocas.
Ni sangre fría ni caliente
Original painting by Todd Marshall |
Uno de los debates históricos en el campo de los dinosaurios
ha sido si eran de sangre fría o caliente. La respuesta, según las
investigaciones más recientes, puede hallarse en un punto intermedio: los
dinosaurios habrían sido capaces de mantener su temperatura interna estable,
pero no poseían todos los mecanismos que tienen los animales de sangre caliente
para regular su temperatura corporal en condiciones de temperatura extrema. La
respuesta tiene más importancia de la que podría parecer, ya que los animales
de sangre caliente necesitan consumir mucha más comida que los de sangre fría:
esto implica que los dinosaurios carnívoros cazaban más y, por lo tanto, que
debía haber una mayor abundancia de presas.
No eran tan tontos como se pensaba
Foto: iStock |
Durante mucho tiempo se creyó que la mayoría de los
dinosaurios eran animales primitivos, lentos, torpes y estúpidos. Dicha
suposición se debe a que el tamaño de sus cerebros era muy pequeño en relación
a su cuerpo: el del estegosaurio, por ejemplo, habría sido del tamaño de una
nuez. Sin embargo, estudios recientes sugieren que podían tener comportamientos
igual de complejos que algunos mamíferos actuales: por ejemplo, se ha afirmado
que los tiranosaurios podrían haber sido carnívoros sociales que cazaban en
manada, como las orcas o los lobos.
Eran de colores vivos y variados
Foto: Luis V. Rey |
Los métodos de análisis de fósiles han avanzado mucho y hoy
en día se pueden detectar en ellos unos orgánulos llamados melanosomas, que
contienen la melanina responsable del color de los tejidos. Esto es una pista
de que los dinosaurios podían haber exhibido colores vivos y patrones en la
piel, que tendrían diversas funciones: como reclamo para las hembras, colores
de camuflaje, o para intimidar a los depredadores. Algunos van más lejos, como
el paleobiólogo Jakob Vinther, quien sugiere que “tal vez un día descubramos
que tenían plumaje estacional, como patrones coloridos para la época de
apareamiento o un plumón blanco durante las nevadas invernales”, lo que abriría
la ventana a un nuevo mundo de investigación en lo referente al comportamiento
de los dinosaurios.
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