Métodos filogenéticos novedosos confirman que 'Utaurora comosa', antes considerado un radiodonte, es en realidad el segundo opabinido jamás descubierto y el primero en más de un siglo.
Reconstrucción artística de Utaurora comosa de la Formación Wheeler, Utah, EE. UU - F. ANTHONY |
En su libro 'Wonderful Life', el difunto Stephen Jay Gould,
antiguo profesor del Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de
Harvard, popularizó los artrópodos del grupo troncal 'Opabinia' y
'Anomalocaris', descubiertos en el esquisto de Burgess (Canadá) del Cámbrico,
convirtiéndolos en iconos de la cultura popular.
Mientras que el llamado 'terror del Cámbrico' 'Anomalocaris'
-con su boca radial y sus apéndices espinosos- es un radiodonto con muchos
parientes, el Opabinia de cinco ojos -con su distintiva probóscide frontal- era
el único opabinio descubierto hasta ahora.
El 'Utaurora comosa', hallado en la formación Wheeler del
Cámbrico medio de Utah (Estados Unidos), de 500 millones de años de antigüedad,
fue descrito por primera vez en 2008 como un radiodonto. El coautor Stephen
Pates, exbecario postdoctoral del Departamento de Biología Organísmica y
Evolutiva (OEB) de Harvard, encontró por primera vez el espécimen en el
Instituto de Biodiversidad y Museo de Historia Natural de la Universidad de
Kansas cuando era estudiante de posgrado.
Pates estaba estudiando la diversidad de los radiodontos y
pensó que este espécimen no encajaba exactamente con un verdadero radiodonto.
Al incorporarse al laboratorio del profesor Javier Ortega-Hernández en el OEB,
Pates trabajó con la coautora Jo Wolfe, becaria postdoctoral en el OEB que
estudia las relaciones entre los artrópodos fósiles y los vivos, para
determinar qué lugar ocupa Utaurora en el árbol de la vida.
Los opabínidos son el primer grupo que tiene una boca
orientada hacia atrás. Sus surcos intersegmentarios dorsales son precursores de
la segmentación completa del cuerpo y sus aletas natatorias laterales,
precursoras de los apéndices.
'Utaurora' comparte caracteres y morfología con los
radiodontos y 'Opabinia'. Mientras que la estructura anterior y los ojos de
Utaurora estaban mal conservados -'Opabinia' es más reconocible por su
probóscide frontal y sus cinco ojos-, los surcos intersegmentarios a lo largo
de la espalda y las espinas dentadas pareadas de la cola se observaron
completamente.
Las limitadas observaciones morfológicas llevaron a Pates y
Wolfe a utilizar un análisis filogenético que comparaba a Utaurora con 43
fósiles y 11 taxones vivos de artrópodos, radiodontos y otros panartrópodos.
"El análisis filogenético inicial demostró que estaba
más estrechamente relacionado con Opabinia -destaca Wolfe--. Seguimos con más
pruebas para interrogar ese resultado utilizando diferentes modelos de evolución
y conjuntos de datos para visualizar los diferentes tipos de relaciones que
pudo tener este fósil".
A diferencia del 'Opabinia', que se descubrió en el esquisto
de Burgess, en Canadá, 'Utaurora' se encontró en Utah y, aunque sigue siendo
cámbrico, es unos cuantos millones de años más joven que el 'Opabinia'.
"Esto significa que el 'Opabinia' no era el único opabínido, 'Opabinia' no
era una especie tan única como pensábamos", añade Pates.
Cuando el 'Utaurora' se describió por primera vez como un
radiodonte en 2008, los científicos pensaban que los opabínidos y los radiodontes
formaban un grupo monofilético llamado "dinocáridos". Pero en los
últimos 10 o 15 años los científicos han descubierto más de 10 nuevas especies
de radiodontes, lo que permite ver que los opabínidos y los radiodontes son
ligeramente diferentes.
"También tenemos más herramientas filogenéticas para
interrogar nuestros resultados --explica Pates--. Basándonos sólo en la
morfología, se podría argumentar que Utaurora es un radiodonte raro y también
recuperar el concepto de 'dinocárido'. Pero nuestro conjunto de datos y
análisis filogenéticos apoyaron a Utaurora como un opabínido en el 68% de los
árboles recuperados al analizar los datos, pero sólo en el 0,04% para un
radiodonte".
"'Wolderful life' y la descripción de estos fósiles
ocurrió antes de los paradigmas evolutivos actuales. Las similitudes entre
'Opabinia' y 'Anomalocaris' aún no se comprendían realmente --señala Wolfe--.
Ahora sabemos que estos animales representan etapas extintas de la evolución
que están relacionadas con los artrópodos modernos. Y tenemos herramientas más
allá de la comparación cualitativa de los rasgos morfológicos para una
ubicación más definitiva dentro del árbol de la vida animal”, concluye.
El estudio se publica en The Royal Society.
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