Los grandes dinosaurios depredadores, como el Tyrannosaurus rex, desarrollaron diferentes formas de cuencas oculares para lidiar mejor con las altas fuerzas de mordida, demuestra una nueva investigación.
En un nuevo estudio, publicado en Communications Biology,
investigadores de la Universidad de Birmingham revelan cómo las cuencas de los
ojos inusualmente elípticas u ovaladas que se encuentran en los cráneos de
estos depredadores podrían haber evolucionado para ayudar al cráneo a absorber
el impacto cuando se abalanzaban sobre sus presas.
El doctor Stephan Lautenschlager, profesor titular de
paleobiología en la Universidad de Birmingham y autor del nuevo estudio,
analizó la forma de las cuencas de los ojos de unos 500 dinosaurios diferentes
y especies relacionadas.
"Los resultados muestran que solo algunos dinosaurios
tenían cuencas oculares elípticas o en forma de ojo de cerradura", dijo.
"Sin embargo, todos esos eran grandes dinosaurios carnívoros con cráneos
de un metro o más de largo".
Usando simulaciones por computadora y análisis de estrés,
Lautenschlager probó qué propósito podrían tener estas formas inusuales de
cuencas oculares. Los resultados demostraron que un cráneo con una órbita
ocular circular era más propenso a sufrir grandes tensiones durante la mordida.
Sin embargo, si estos se reemplazaban con otras formas de cavidades oculares,
las tensiones se reducían considerablemente, lo que permitía que los
principales depredadores, incluido el Tyrannosaurus rex, desarrollaran altas
fuerzas de mordida sin comprometer la estabilidad del cráneo.
El estudio también mostró que la mayoría de las especies que
se alimentan de plantas y los individuos juveniles conservaron una órbita
ocular circular. Solo los grandes carnívoros adoptaron otras morfologías, como
cuencas oculares elípticas, en forma de ojo de cerradura o en forma de figura
de ocho.
Lautenschlager agregó: "En estas especies, solo la
parte superior de la cuenca del ojo estaba ocupada por el globo ocular. Esto
también condujo a una reducción relativa del tamaño del ojo en comparación con
el tamaño del cráneo".
Los investigadores también investigaron qué habría sucedido
si el tamaño de los ojos hubiera aumentado al mismo ritmo que la longitud del
cráneo. En tal caso, los ojos del Tyrannosaurus rex habrían tenido hasta 30 cm
de diámetro y un peso de casi 20 kg (en lugar de los 13 cm y 2 kg estimados).
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