El Ajnabia odysseus vivió hace 66 millones de años, lo que lo convierte en uno de los últimos dinosaurios de la Tierra. Raúl Martín |
La cadena alimentaria se colapsó. Más del 90 % de las
especies desaparecieron. Cuando el polvo se asentó, todos los dinosaurios
–excepto un puñado de aves– se habían extinguido.
Después del asteroide. Joschua Knuppe |
Sin asteroide, ¿los dinosaurios habrían descubierto la relatividad?
Imaginemos ahora que el asteroide hubiera fallado y que los
dinosaurios hubieran sobrevivido. ¿Puede imaginarse a unos raptores altamente
evolucionados plantando su bandera en la Luna? ¿Y a los dinosaurios científicos
descubriendo la relatividad, o discutiendo sobre un hipotético mundo en el que,
increíblemente, los mamíferos se apoderaran de la Tierra?
El planteamiento puede sonar a ciencia ficción de la mala,
pero contiene algunas cuestiones profundas y filosóficas sobre la evolución.
¿Está la humanidad aquí por casualidad? ¿Es inevitable la evolución de seres
inteligentes que usan herramientas?
Nuestros cerebros, las herramientas, el lenguaje y los
grandes grupos sociales nos convierten en la especie dominante del planeta. Hay
8 000 millones de Homo sapiens repartidos en los siete continentes. En base al
peso, hay más humanos que animales salvajes.
Hemos modificado la mitad del suelo terrestre para
alimentarnos. Se podría argumentar que criaturas como los humanos estaban
destinadas a evolucionar.
¿Dinosaurios sobre dos patas? Es poco probable
Modelo del dinosauroide. Eleanor Kish/ Canadian Museum of Nature, Author provided (no reuse) |
No es imposible, pero es poco probable. La biología de un animal (su punto de partida) limita la dirección de su evolución. Si abandonamos la universidad, probablemente no seremos neurocirujanos, abogados o expertos en cohetes de la NASA. Pero puede que nos convirtamos en artistas, actores o empresarios. Los caminos que tomamos en la vida abren algunas puertas y cierran otras, y eso también ocurre en la evolución.
Dinosaurios y mamíferos gigantes a través del tiempo. Nick Longrich |
El crecimiento se produjo en múltiples grupos, incluyendo
Diplodocidae, Brachiosauridae, Turiasauridae, Mamenchisauridae y Titanosauria.
Y ocurrió en diferentes continentes, en diferentes épocas y en diferentes
climas, desde desiertos hasta selvas tropicales. Pero otros dinosaurios que
vivían en sus mismos entornos no se convirtieron en supergigantes.
¿Qué tenían en común, entonces? Que eran saurópodos. Algo en
la anatomía de los saurópodos –pulmones, huesos huecos con una alta relación
fuerza-peso, metabolismo o todas estas cosas juntas, quién sabe– desbloqueó su
potencial evolutivo. Les permitió crecer de una manera que ningún animal terrestre
había hecho antes, ni ha hecho después.
Tamaño del cerebro frente a la masa corporal de los dinosaurios, mamíferos y aves. Nick Longrich |
Cuerpos voluminosos y cerebros pequeños
A los dinosaurios se les dió bien construir cuerpos grandes,
pero no tanto cerebros grandes. Incluso los dinosaurios del Jurásico como el
Allosaurus, el Stegosaurus y el Brachiosaurus tenían cerebros pequeños.
A finales del Cretácico, 80 millones de años después, los
tiranosaurios y los hadrosaurios al fin lograron desarrollar cerebros más
grandes. Pero, a pesar de su tamaño, el cerebro del T. rex sólo pesaba 400
gramos. Por hacer una comparativa, un cerebro de Velociraptor pesaba 15 gramos,
y el cerebro humano medio pesa 1,3 kilogramos.
Con el tiempo, los dinosaurios entraron en nuevos nichos.
Los pequeños herbívoros se hicieron más comunes y las aves se diversificaron.
Las formas de patas largas evolucionaron más tarde, lo que sugiere una “carrera
armamentística” entre los depredadores de pies ligeros y sus presas.
Los dinosaurios parecen haber tenido una vida social cada
vez más compleja. Empezaron a vivir en manadas y desarrollaron cuernos elaborados
para luchar y exhibirse. Sin embargo, al final su camino suele coincidir:
siempre evolucionan hacia herbívoros gigantes y carnívoros con cerebros
pequeños. No hay nada en 100 millones de años de historia de los dinosaurios
que sugiera que habrían hecho algo radicalmente diferente si el asteroide no
hubiera intervenido. Probablemente seguiríamos teniendo esos herbívoros
supergigantes de cuello largo y enormes depredadores tipo tiranosaurio.
Puede que hubiesen desarrollado cerebros ligeramente más
grandes, pero hay pocas pruebas de que hubiesen evolucionado hasta convertirse
en genios. Tampoco es probable que los mamíferos los hayan desplazado. Los
dinosaurios monopolizaron sus entornos hasta el final, cuando el asteroide
impactó.
Los mamíferos, por su parte, tenían otras limitaciones.
Nunca evolucionaron hacia herbívoros y carnívoros supergigantes. Pero sí
desarrollaron repetidamente cerebros grandes. Orcas, cachalotes, ballenas
barbadas, elefantes, focas leopardo y simios se dotaron de cerebros masivos,
tan grandes como los nuestros o más.
En la actualidad, existen unos pocos descendientes de los
dinosaurios –aves como los cuervos y los loros– con cerebros complejos. Pueden
utilizar herramientas, hablar y contar. Pero son los mamíferos, como los simios,
los elefantes y los delfines, los que han desarrollado los cerebros más grandes
y los comportamientos más complejos.
Entonces, ¿la eliminación de los dinosaurios garantizó que
los mamíferos desarrollaran inteligencia? Bueno, tal vez no. Los puntos de partida
pueden limitar los destinos finales, pero tampoco los garantizan. Steve Jobs,
Bill Gates y Mark Zuckerberg abandonaron la universidad. Pero si abandonar la
universidad nos convirtiera automáticamente en multimillonarios, todos los que
la abandonaron serían ricos. Incluso empezando en el lugar adecuado, se
necesitan oportunidades y suerte.
Que apareciesen los grandes simios no era inevitable
Tamarin León, un mono sudamericano. Wikipedia |
Cuando los monos llegaron a Sudamérica hace 35 millones de años sólo evolucionaron en más especies de monos. Y los primates llegaron a América del Norte al menos tres veces distintas, hace 55 millones de años, hace 50 millones de años y hace 20 millones de años. Sin embargo, no evolucionaron hasta convertirse en una especie que fabrica armas nucleares y teléfonos inteligentes. Muy al contrario: por razones que no entendemos, se extinguieron.
En África, y sólo en África, la evolución de los primates
tomó una dirección única. Algo en la fauna, la flora o la geografía de África
impulsó la evolución de los simios: primates terrestres, de gran cuerpo, de
gran cerebro, que utilizan herramientas. Incluso con la desaparición de los
dinosaurios, nuestra evolución necesitó la combinación adecuada de oportunidad
y suerte.
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