ANTROPOLOGÍA Esudio con participación española
-La hibridación entre Neandertales y Sapiens se produjo hace 100.000 años-
-La hibridación entre Neandertales y Sapiens se produjo hace 100.000 años-
El ser humano, cada vez más neandertal
MIGUEL G. CORRAL
El mundo era muy diferente entonces. Varias
especies humanas se repartían los continentes. Los neandertales poblaban Europa
y parte de Asia. Los Homo sapiens dominaban en África. Y otras especies, como
el Homo erectus o el hombre de Flores, habitaban en Oriente. No hace tanto de
aquello, menos de 150.000 años, un suspiro en términos evolutivos o geológicos,
pero todo un mundo si cerramos el foco hacia la historia de la evolución humana
más reciente. Aquellos reinos de Taifas no eran estancos y las distintas poblaciones
migraban en busca de mejores territorios empujados por los rigores del clima.
Durante las glaciaciones, cuando el hielo del Ártico bajaba hasta la latitud de
la península Ibérica, las distintas especies euroasiáticas buscaban refugio en
las áreas más cálidas del sur. Pero también el Sáhara se tornaba más árido
durante estos periodos -aunque no tanto como el Sáhara que conocemos hoy en
día-, lo que incitaba a las poblaciones que lo habitaban a probar suerte más al
norte. El encuentro estaba servido. Y eso mismo es lo que sucedió hace 120.000
años, durante el inicio de la última edad de hielo europea, conocida como Würm.
En aquella época neandertales y humanos modernos compartían territorio en el
suroeste asiático, y en ocasiones también relaciones íntimas.
Desde la
publicación del primer borrador del genoma neandertal en 2010, los
investigadores ya sabían que ambas especies se entrecruzaron y que, de hecho,
una parte de la información genética de los europeos y asiáticos actuales
contiene algo menos de un 3% de ADN neandertal. Pero se pensaba que esos
encuentros sexuales no se habían producido hasta hace entre 47.000 y 65.000
años. Ahora, gracias a una investigación recién publicada en la revista Nature,
sabemos que también se produjeron cruzamientos entre ambas especies en aquel
mundo glacial hace 100.000 años, cerca de 40.000 años antes de lo que se creía
hasta ahora. Además, el trabajo documenta por primera vez la presencia de ADN
de Homo sapiens en los neandertales.
"La clave del trabajo es que se ha
encontrado flujo genético en sentido contrario al que ya conocíamos y
claramente anterior", explica a este diario Carles Lalueza-Fox,
investigador del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona y uno de
los autores del trabajo. Y el porcentaje del genoma de sapiens presente en
neandertal está en el mismo orden de magnitud que el ya conocido neandertal en
las poblaciones europeas modernas. "El porcentaje no sería mayor de un 1%
ó un 2%", según Sergi Castellano, líder del Grupo de Anotación Genética
del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y autor principal de la
investigación.
El equipo científico ha analizado los genomas neandertales
disponibles procedentes de las cuevas del Sidrón en Asturias, de Vindija
(Croacia) y de las montañas de Altai, en Siberia y las ha comparado con los
humanos modernos que menos 'contaminación' genética tienen de otras especies,
los africanos.
"Tratábamos de ver si se podían encontrar regiones en el
genoma neandertal de Siberia que se pareciesen a las de los humanos. Ya
sabíamos que los no-africanos contemporáneos tenemos trazas de neandertales en
nuestro genoma, así que estos no eran demasiado útiles. Por eso usamos genomas
de humanos contemporáneos de todo África para identificar mutaciones que estuvieran
presentes en todo ellos. Y algunas de esas mutaciones también ocurren en
regiones del genoma del neandertal de Altai, lo que indica que hubo
entrecruzamiento", explica Martin Kuhlwilm, primer firmante del trabajo e
investigador del IBE de Barcelona, aunque realizó este trabajo cuando
pertenecía al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Lo que no
consiguieron encontrar fue esta presencia de ADN humano en las otras muestras
de Europa occidental. La secuenciación del cromosoma 21 de restos procedentes
de El Sidrón y de Vindija señalan que los neandertales europeos no tenían genes
de Homo sapiens, al menos en ese cromosoma. La explicación podría tener que ver
de nuevo con el azote de las condiciones climáticas. "Esta estructuración
Este-Oeste, esta separación de poblaciones, podría deberse a que el mar Caspio
se volvió una barrera natural insalvable en aquella época debido al efecto de
los máximos glaciales", explica Lalueza-Fox.
Mandíbula de un neandertal encontrada en El Sidrón. JOAN
COSTA
|
"El mérito de este trabajo es doble", para Tomás
Marqués-Bonet, líder del grupo de Genomica comparativa del Instituto de
Biología Evolutiva (UPF/CSIC), investigador ICREA y coautor del trabajo.
"Primero, se expande la información genética que tenemos de varios
Neandertales, añadiendo la información del cromosoma 21, el más pequeño, de el
Sidrón y de Vindija. Comparado con el genoma entero del Neandertal de Altai
hemos visto por primera vez, trozos del genoma neandertal que provienen de
humanos más antiguos (unos 100,000 años), cuando hasta ahora se pensaba que los
humanos y Neandertales no se cruzaron mas allá de los 50.000 años".
Los
investigadores han logrado averiguar cuándo se produjo ese cruzamiento gracias
al análisis de las secuencias genéticas de ambas especies. De forma resumida,
se podría decir que en cada generación se mezclan los fragmentos cromosómicos
que provienen del padre y de la madre, lo que va alterando la longitud de
dichos fragmentos. Y midiendo la longitud de los mismos, los genetistas son
capaces de atribuir una fecha a dicho cruzamiento entre ambas especies. Por
este motivo sabemos ahora que ocurrió hace 100.000 años, durante la primera
salida de humanos modernos fuera de África.
Sin embargo, el conocimiento que
tenemos de la evolución humana reciente sigue siendo muy limitada. Es cierto
que los resultados indican que sólo hubo intercambio genético con los
neandertales de Siberia, pero el reducido número de muestras podría estar
condicionando los resultados. "Sólo tenemos material genético de 13
neandertales, para tener una panorámica completa harían falta más. Creo que
estos cruzamientos han ocurrido múltiples veces y han sido más frecuentes de lo
que pensábamos", opina Carles Lalueza-Fox.
"Estos descubrimientos
tienen una clara implicación en el modelo evolutivo. Sabíamos desde hacía
décadas que hubo una salida temprana de sapiens fuera de África, por los restos
encontrados en los yacimientos israelíes de Skhul y Qafzeh. Pero al no tener
más datos paleontológicos, esta salida fue considerada por muchos como una
migración fallida, al no haber ido más allá del Próximo Oriente", asegura
Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y coautor
del estudio, en una nota enviada por el CSIC.
El estudio revela diferencias
entre las dos poblaciones neandertales del Este y el Oeste, y gracias a las
técnicas de datación genómica también ha permitido saber a los investigadores
el tiempo que permanecieron separados ambos grupos. "Hemos comparado la
divergencia de las dos poblaciones neandertales del Este y el Oeste y nos ha
permitido saber que los dos grupos estuvieron separados durante unos 110.000
años", explica Lalueza-Fox.
La investigación tiene, además, una profundidad
comparativa más allá de las relaciones sapiens-neandertal. "Nuestro grupo
ha participado en el estudio comparando los genomas de neandertales con los de
los grandes simios para comprobar hasta qué punto el declive poblacional de los
grandes simios actuales muestra parecidos con los neandertales de Siberia. Y la
respuesta es que muestran patrones géneticos muy parecidos", concluye Tomás
Marqués-Bonet.
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