Dos nuevos fósiles de homíninos (Homininae) han sido
analizados en una cámara previamente no investigada de las cuevas de
Sterkfontein, al noroeste de Johannesburgo en Sudáfrica. Este conjunto de
cuevas ha gozado de fama mundial desde 1936, por haber brindado un gran número
de fósiles de Australopithecus.
Los dos fósiles nuevos, el hueso de un dedo y un molar,
parecen pertenecer a homíninos primitivos que pueden estar relacionados con
herramientas de piedra que también quedaron resguardadas en la cueva hace más
de dos millones de años.
Los dos fósiles son apasionantes no solo por su conexión con
las herramientas de piedra, sino también porque poseen una mezcla de
características intrigantes que plantean más preguntas que respuestas aportan,
tal como destaca Dominic Stratford, de la Universidad de Witwatersrand en
Johannesburgo, y miembro del equipo de investigación.
El primer fósil, el hueso de un dedo, es bastante más grande
y más robusto que cualquier otro hueso de una mano de cualquier homínino
hallado hasta la fecha en los yacimientos sudafricanos del
Plioceno-Pleistoceno.
Está casi completo y muestra una mezcla realmente
interesante de características modernas y arcaicas. Por ejemplo, el espécimen
está sensiblemente curvado, más que en el Homo naledi, y de forma similar a la
del Australopithecus afarensis, una especie mucho más antigua.
El nivel de curvatura está relacionado a menudo con un
estilo de vida arborícola, pero la pieza estudiada carece de los fuertes puntos
de unión musculares que se esperaría estuvieran presentes.
El otro fósil es un primer molar adulto relativamente
pequeño y casi completo, el cual también posee similitudes llamativas con
respecto a la especie Homo habilis.
El molar investigado de homínino fue encontrado en las cuevas Sterkfontein.
(Foto: Jason Heaton)
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En tamaño y forma posee asimismo un cierto parecido con dos
de los 10 primeros molares de la especie H. naledi, aunque se necesitarán
comparaciones más detalladas y adicionales para verificarlo.
La forma del diente y en particular la forma y los tamaños
relativos de los conos en la superficie del diente sugieren que este perteneció
a un miembro primitivo del género Homo. Todo apunta a una conexión entre estos
homíninos y las herramientas de piedra halladas en el mismo lugar y cuya
antigüedad se ha medido en unos 2,18 millones de años.
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