Un estudio de dientes de cientos de especies muestra que
este tipo de animales se había empezado a diversificar antes del impacto que
acabó con sus competidores los dinosaurios
"Purgatorius unio", un ejemplo de mamífero que vivió antes de la extinción de los dinosauiros. / NOBU TAMURA |
Daniel Mediavilla
Una de las historias más conocidas sobre la evolución de la
vida terrestre habla de un cambio de régimen hace 65 millones de años.
Entonces, un gigantesco meteorito cayó sobre lo que hoy es la península de
Yucatán, en México, y arrasó el planeta. Aquel cataclismo fue un desastre para
los dinosaurios, pero supuso una oportunidad para los mamíferos, asfixiados
hasta entonces por la competición de los enormes ancestros de las aves.
Este es el relato que los científicos habían construido a
partir de los fósiles de mamíferos encontrados antes del impacto. Aquella clase
de animales habían aparecido 100 millones de años antes, pero no habían pasado
de ser pequeñas criaturas que se alimentaban de insectos, resistiendo a
diversificarse. Sin embargo, el descubrimiento de nuevos fósiles está empezando
a cambiar la historia.
La aparición de las plantas con flores pudo ayudar a prosperar a los mamíferos
Esta semana, un artículo que se publica en la revista
Proceedings of the Royal Society B sugiere que el ascenso de los mamíferos
había comenzado mucho antes de la caída de los dinosaurios. Analizando los
dientes de cientos de aquellos animales, David Grossnickle, del Museo Field de
Historia Natural de Chicago y Elis Newham, de la Universidad de Southampton,
observaron que antes de la llegada del meteorito, ya tenían una gran variedad
de formas de diente diferentes, lo que indica una gran variedad de dietas.
Estudios anteriores habían mostrado indicios de esta
diversificación hace unos 85 millones de años, una época en la que aparecieron
nuevas especies y de mayor tamaño. La explicación de este crecimiento puede
tener que ver con la aparición de plantas con flores, que también se
expandieron durante la misma época. Por un lado, “las plantas con flores
pudieron ofrecer nuevas semillas y frutas para los mamíferos”, apunta
Grossnickle en un comunicado de su institución. Y además, continúa, “si las
plantas coevolucionaron con nuevos insectos que las polinizasen, los insectos
podrían haberse convertido también en una fuente de comida para los mamíferos
primigenios”.
Estos resultados coinciden con otros trabajos que indican
que el asteroide solo fue un golpe de gracia para los dinosaurios. Durante el
millón de años previo a la hecatombe, se produjeron fuertes variaciones
climáticas con largas olas de frío, algo letal para las especies adaptadas al
caliente mundo del Cretácico. Además, durante esa misma época, una cadena de
erupciones volcánicas en la región del Decán, en la India, ayudaron a bajar la
temperatura planetaria.
El enfriamiento fue letal para los animales de un mundo tan caliente como el del Cretácico
Aquella época de cambios, según han observado Grossnickle y
Newham, no fue todo gloria para los mamíferos. Ellos también sufrieron y
perdieron diversidad poco después de la caída del meteorito, pero después se
recuperaron mejor que los dinosaurios, que solo sobrevivieron en sus versiones
de menor tamaño. Después, continuaron las visicitudes, y muchas especies de
mamíferos desaparecieron al no poder competir con sus parientes mejor
adaptados. Muchos millones de años después, la evolución de aquellos seres que
sobrevivieron al asteroide dio lugar a una especie de simio que acabaría por
transformar la vida casi tanto como aquel impacto que aniquiló a los
dinosaurios.
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