NEW YORK STATE MUSEUM |
Fragmentos de una proteína extraída del fósil de una especie
extinta de castor gigante están abriendo una nueva puerta a la paleoproteómica,
el estudio de las proteínas antiguas.
Las proteínas antiguas se pueden utilizar para ubicar
animales en el árbol evolutivo, y ofrecer ideas sobre cómo la vida y el medio
ambiente de la Tierra han evolucionado con el tiempo.
Por lo general, la paleoproteómica se basa en fósiles
recogidos para este propósito. Pero en un estudio publicado en Proceedings of
the Royal Society B, investigadores del Rensselaer Polytechnic Institute (RPI)
utilizan un fósil recogido hace más de 170 años en el centro de Nueva York, y
conservado en el Museo del Estado de Nueva York.
"La paleoproteómica es un campo joven. Todavía no
sabemos el potencial completo de la información que nos puede ofrecer, y una
barrera para ello es el suministro de los fósiles que podemos usar para
investigación", dijo Deepak Vashishth, profesor de ingeniería biomédica y
director del Centro Rensselaer de Biotecnología y Estudios interdisciplinarios.
"Al desarrollar estas técnicas, estamos creando valor para fósiles que ya
están en exhibición, o almacenados en espera de un propósito."
El equipo de investigadores extrajó las proteínas del primer
cráneo encontrado de la especie castoroides ohioensis. Recogido en 1845, el
cráneo de castor gigante es el más antiguo del museo que ha sido estudiado
usando técnicas paleoproteómicas. Los investigadores estaban buscando
proteínas, cadenas de aminoácidos montadas a partir de instrucciones
codificadas en el ADN que realizan una amplia variedad de funciones en los
organismos vivos. Utilizando el análisis de espectrometría de masas, los
investigadores detectaron muchas muestras de colágeno 1, la proteína más común
en los huesos.
Cuando los
investigadores estudiaron el cráneo de castor gigante, lo primero que notaron
fue algo como un barniz, un tratamiento común usado para preservar los fósiles,
aplicado a la parte exterior del misma. Para evitar el barniz, tomaron muestras
de las cavidades nasales del cráneo, retiraron una pequeña muestra de médula,
extrajeron las proteínas conservadas, digirieron las enzimas y analizaron las
piezas de proteína con espectrometría de masas.
El análisis determinó la secuencia primaria de aminoácidos
en la proteína detectada, así como las modificaciones post-traduccionales,
intercambio químico en la zona de la proteína que no está definido por el ADN.
Tanto la secuencia primaria como las modificaciones post-translacionales tienen
utilidad para los investigadores, y aumentan el valor de las muestras
analizadas para convertirlas en información disponible.
Una base de datos de secuencias de proteínas primaria, por
ejemplo, podría ser útil en el esclarecimiento de los árboles evolutivos, en
revertir la ingeniería de las proteínas para comprender cómo las proteínas han
evolucionado a lo largo de un período de tiempo determinado, o en la
reactivación de una secuencia que puede ser ahora inexistente para uso terapéutico.
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