El análisis de rocas de hace 200 millones de años revela que
sucesivas erupciones provocaron la extinción de la mayor parte de la fauna del
Triásico
Los dinosaurios ocuparon el lugar de otras especies
desaparecidas tras
la hecatombe volcánica - Fotolia
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El impacto de un gigantesco meteorito en lo que hoy es la
península de Yucatán, en México, hace unos 66 millones de años es la teoría más
aceptada para explicar la desaparición de los dinosaurios de la faz de la
Tierra. Pero resulta que otro cataclismo de dimensiones globales fue también lo
que favoreció, millones de años antes, que estos animales dominaran el planeta
por encima de las demás especies. Una nueva investigación de la Universidad de
Oxford apunta que una sucesión de megaerupciones volcánicas provocó una
extinción masiva en el Triásico que dejó libre el trono del ecosistema para los
dinosaurios.
La extinción del Triásico se produjo hace unos 200 millones
de años y fue una de las mayores catástrofes para la vida animal de las que se
tenga registro. La lista de bajas incluyó grandes reptiles como cocodrilos y
varios invertebrados marinos. El evento también causó enormes cambios en la
vegetación terrestre, y si bien sigue siendo un misterio por qué los
dinosaurios sobrevivieron, lo cierto es que pasaron a ocupar los huecos dejados
por las especies desaparecidas, junto a los primeros mamíferos y anfibios. Esta
extinción masiva se ha vinculado a una liberación grande y brusca de dióxido de
carbono en la atmósfera, pero la fuente exacta de esa emisión ha sido
desconocida.
Los investigadores de Oxford estudiaron rocas volcánicas de
la misma época de la extinción encontradas en un área enorme que cubre cuatro
continentes, lo que se conoce como la Provincia magmática del Atlántico Central
(CAMP, por sus siglas en inglés). Estudios previos ya habían analizado los
oscilantes niveles de carbono en esas rocas, vinculados a las erupciones, pero
el nuevo estudio se interesó por otro elemento clave: el mercurio.
El rastro del mercurio
Cuando los volcanes entran en erupción, emiten rastros de
mercurio en las columnas de gas que suben al cielo, se extienden por la atmósfera
y luego vuelven a caer al suelo, donde pueden permanecer durante millones de
años. El aumento de los niveles de mercurio en los sedimentos revela los picos
de la actividad volcánica, y eso es lo que observaron los científicos.
El equipo estudió seis depósitos de sedimentos del Reino
Unido, Austria, Argentina, Groenlandia, Canadá y Marruecos, y analizó sus
niveles de mercurio. Cinco de los seis registros mostraron un gran aumento en
el contenido de mercurio que coincide con el comienzo de la gran extinción de
finales del Triásico, con otros picos observados entre el horizonte de
extinción y el límite Triásico-Jurásico, que se produjo aproximadamente 200.000
años más tarde.
Las elevadas emisiones de mercurio también coincidieron con
los aumentos previamente establecidos en las concentraciones de CO2 en la
atmósfera. Para Lawrence Percival, autor principal del estudio que publica la
revista PNAS, no hay duda: «Estos resultados apoyan firmemente episodios
repetidos de actividad volcánica a finales del Triásico». A su juicio, «esta
investigación refuerza en gran medida la relación entre la extinción masiva del
Triásico y las emisiones de CO2 volcánicas, lo que mejora nuestra comprensión
de este evento y, potencialmente, de otros episodios de cambio climático de la
historia de la Tierra».
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