El análisis de sus fósiles muestra que su postura natural
era con los brazos flectados.
Aún no es posible determinar qué fue lo que, hace 148
millones de años, mató a los chilesaurios (Chilesaurus diegosaurezi) que vivían
al sur del lago General Carrera, en la Región de Aysén, pero sus fósiles
-encontrados a partir de 2004- los muestran en posición de vida, como si
hubiesen estado en una actividad de rutina y un evento repentino los hubiera
enterrado.
Esa posición es la que ha ayudado a los paleontólogos a
estudiar sus extremidades y determinar que su disposición se asemeja mucho a la
postura de reposo descrita en dinosaurios próximos a las aves -como los troodóntidos-,
que se ha relacionado con la adquisición del vuelo.
David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de
Historia Natural (MNHN), y uno de los autores del estudio publicado en la
revista Ameghiniana, indica que analizaron cuatro fósiles, entre ellos el
holotipo que le da nombre a la especie, que es el más completo. “Los brazos
están flectados, pero no las piernas, lo más probable es que haya sido una
postura natural, como la mantenían además muchos otros dinosaurios”, dice el
paleontólogo.
“Ello trae a colación un tema que siempre se pone en las
reconstrucciones científicas de los terópodos (carnívoros bípedos, como el
tiranosaurio): se le ponen los brazos como colgando. Yo creo que lo que ocurría
a estos terópodos es que tal vez mantenían flectados los brazos, en una
posición cómoda. Sería como una posición reflejo, que cuando está en posición
bípeda, se recogen, como la postura de ala del pollo o los pájaros”, explica.
Esta posición sólo se había documentado en ciertos
dinosaurios que dan origen a las aves, como los troodóntidos, animales
pequeños, de rasgos muy avianos y linaje más cercano a las aves. “Es
interesante encontrarlo en un dinosaurio jurásico, porque todavía hay debate de
si es terópodo o no y esto suma evidencia de que es terópodo”, dice Rubilar.
Pistas de cómo murió
Hasta ahora no se ha determinado qué hizo que los fósiles de
chilesaurio se mantuvieran en buen estado y casi armados -en algunos casos- en
la fría zona de Aysén. Por su postura, los investigadores creen que estaba en
alguna actividad de rutina cuando un evento repentino los sepultó, pero no hay
señales de que intentaran escapar.
Manuel Suárez, geólogo e investigador de la U. Andrés Bello
(cuyo hijo descubrió el primer fósil de la especie), señala que los fósiles
están en depósitos torrenciales, roca sedimentaria y fragmentos de otras rocas
arrastradas por un río que llegaba a un delta. “Muchos de ellos están bastante
enteros, llama la atención el proceso de transporte, que fue bastante fuerte
con lo enteros que estaban, porque también había dinosaurios de cuello largo,
totalmente segmentados”, dice.
El ambiente en que vivió el chilesaurio hace 148 millones de
años era volcánico, pero no se ha determinado hasta qué punto eso influyó en su
muerte, porque no están atrapados en ceniza, dice el geólogo.
“Sabemos que hay un volcán cerca, puede ser una pista, que
son depósitos cercanos a un estuario, pero saber qué les pasó sólo se puede a
través de investigación. No hay duda de que murieron repentinamente, estaban en
su quehacer diario cuando ocurrió”, dice Rubilar.
La respuesta sólo podrá conocerse con otro estudio, para el
cual los científicos ya postulan a financiamiento.
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