Coprolito de Carolina del Sur. Wikimedia Commons
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El estudio de un animal del pasado pasa por un análisis
exhaustivo de todo su organismo, incluyendo las heces fosilizadas. También
llamados coprolitos, los trabajos sobre la “caca prehistórica” estaban
limitados hasta ahora. Un nuevo enfoque podría desenterrar sus secretos a
través del acelerador de partículas.
Para ser más exactos, los investigadores han acudido a un
acelerador de partículas de sincrotón con el fin de averiguar los datos que
esconde cada una de las capas que conforman las heces fosilizadas de hace
millones de años.
El estudio, realizado por paleontólogos de la Universidad de
Uppsala, documenta un nuevo método para examinar los tesoros escondidos dentro
de los coprolitos sin destruir las muestras. Un gran avance, ya que estas heces
fosilizadas contienen mucha información debido a su química rica en fosfatos.
De hecho, esta “caca del pasado” puede preservar muchos especímenes
extremadamente delicados, tales como músculos, tejidos blandos, cabello o
parásitos.
El coprolito que se cree que proviene de un pez. Qvarnström
et al,
Sci. Reports (2017)
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Sin embargo, el problema que tenían los investigadores era
el método. El acceso a cada “pieza” significaba cortar el fósil en rodajas
finas para luego examinarlo bajo el microscopio. El proceso no sólo destruía
parte del fósil, también hacía imposible revelar todos los detalles de su
interior.
Según explica Martin Qvarnström, autor principal del
estudio, su equipo comenzó a buscar otras alternativas. Tomaron un par de
coprolitos de hace 230 millones de años (Edad triásica) y los llevaron a las
instalaciones del sincrotrón en Grenoble para echar un vistazo en su interior.
Mediante la tomografía de sincrotón recogieron imágenes del
contenido en tres dimensiones de forma no destructiva. ¿Cómo? En esencia, el
acelerador de partículas golpeó el coprolito con rayos X miles de veces más
potentes que una tomografía computarizada. Esto permitió a los investigadores
construir un modelo 3D increíblemente detallado del interior del fósil.
En este coprolito encontraron muestras de escarabajos.
Qvarnström et al,
Sci. Reports (2017)
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El experimento fue un éxito. En uno de los coprolitos
encontraron los restos de tres especies de escarabajos, incluyendo dos casos
con ala y una parte de una pierna. El otro espécimen contenía conchas de
almejas trituradas y partes de un pez. Por tanto, los investigadores creen que
la pieza de excremento proviene de un gran pez cuyo fósil se encontró cerca del
coprolito. Según Qvarnström:
Hasta ahora sólo hemos visto la punta del iceberg. El
siguiente paso será analizar todos los tipos de coprolitos de la misma
localidad fósil a fin de averiguar quién comió qué (o a quién) y entender las
interacciones dentro del ecosistema.
Una técnica que podría ayudar a los coprolitos a ocupar un
lugar central en la paleontología de la misma forma que hoy lo hacen las
huellas de fósiles de dinosaurios. [Nature vía Smithsonian]
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