Ámbar encontrado en Birmania ha proporcionado la primera
prueba en el registo fósil de interacción entre garrapatas y arañas, datada
hace 100 millones de años.
THE UNIVERSITY OF KANSAS |
La muestra refleja cómo la garrapata cayó en una tela de
araña, y que luchó por liberarse al darse cuenta de su difícil situación. Pero
la araña aprovechó la oportunidad, saltó sobre la garrapata y la envolvió en
seda, inmovilizándola, en este caso para la eternidad.
Sabemos lo que ocurrió gracias a que la garrapata envuelta
en seda fue sepultada posteriormente en ámbar que pudo haber goteado de un
árbol cercano. Su destino, literalmente, fue sellado.
Avanzamos 100 millones de años más o menos, y esa misma
garrapata fue descubierta por un coleccionista alemán llamado Patrick Müller
que estaba buscando piezas de ámbar birmano de valor científico. Le pasó el
descubrimiento al científico Jason Dunlop en el Museum für Naturkunde de
Berlín, quien se dio cuenta de que era un espécimen importante. Finalmente,
junto a otros expertos, el equipo acaba de publicar una descripción de la
garrapata en la revista Cretaceous Research.
Es una muestra de comportamiento, realmente", dijo en un comunicado el coautor Paul Selden, del Instituto Paleontológico de la
Universidad de Kansas. "Las garrapatas ya son conocidas del ámbar birmano,
pero es raro encontrar una envuelta en seda de araña. No estamos seguros de si
la araña la envolvió para comerla más tarde o si fue para quitarla del camino y
evitar que se retuerza y destruya su red. Eso es algo que hacen las
arañas".
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