miércoles, 6 de marzo de 2019

Margarita Salas, primera doctora honoris causa por la Universidad de Burgos

En el año de su 25 aniversario la Universidad de Burgos celebró su fiesta con la incorporación de cuarenta nuevos doctores al claustro y la investidura de Margarita Salas como doctora honoris causa

La reivindicación de la investigación básica como motor de la sociedad fue una constante en todas las intervenciones

El amor a la ciencia, al conocimiento, a la enseñanza y a la investigación fueron los mensajes más repetidos desde la tribuna de oradores durante el acto académico celebrado con motivo de la Fiesta de la Universidad y en el que, además de la investidura como doctora honoris causa a Margarita Salas, se hizo entrega de atributos y diplomas a las cuarenta personas que obtuvieron el grado de doctor durante el año 2018, así como diplomas a los doctores distinguidos con el Premio Extraordinario de Doctorado del curso 2016-2017.

Una mujer entregada a la investigación científica

Tras la entrega de los atributos a los nuevos doctores y de diplomas a los doctores distinguidos con el Premio Extraordinario de Doctorado, tomó la palabra la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, Dolores Busto, como madrina de Margarita Salas.

Busto definió a la primera mujer que recibe esta distinción en la Universidad de Burgos como “poseedora de valores que se identifican con el espíritu y la esencia de la institución universitaria, en reconocimiento a su trayectoria científica y humanística” y resaltó el hecho de que la ceremonia reunía a una eminente científica, que junto con otros profesionales, han hecho de las universidades lo que son, y a los nuevos doctores por la Universidad de Burgos, que determinarán lo que la Universidad será en un futuro.


A continuación, hizo un breve repaso por la figura de la profesora Salas, una de las pioneras que introdujo e impulsó la Biología Molecular en España tras su paso por Estados Unidos como discípula de Severo Ochoa y se centró en las investigaciones de Salas sobre un virus bacteriano, el fago ø29, a partir de las cuales se han desarrollado herramientas de gran interés biotecnológico para amplificación de DNA, es decir, a la obtención de múltiples copias de DNA de una pequeña cantidad de muestra y descubrimientos extrapolables a otros virus de interés en el ámbito de la salud, como adenovirus, virus de la hepatitis C o virus de la poliomielitis.

“La actividad y producción científica de la Dra. Salas es abrumadora, autora de más de 400 publicaciones internacionales del máximo prestigio, con más de 11.000 citas, innumerables conferencias, seminarios y comunicaciones y con nueve patentes en su haber. Pertenece o ha pertenecido a las más prestigiosas sociedades e institutos científicos nacionales e internacionales, es académica numeraria de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1988) y, en 2007, se convirtió en la primera mujer española en ingresar en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Desde 2016 es miembro del Consejo Rector de la Agencia Estatal de Investigación” desgranó la madrina.

En un plano más personal, Dolores Busto destacó de la Dra. Salas su calidad humana y gran personalidad y, en palabras del filólogo y académico D. Gregorio Salvador Caja, “su discreción, la firmeza de sus juicios, nunca apresurados, su modestia, la afabilidad de su trato, la claridad de su pensamiento. Y su rigor profesional. Una mujer entregada a la ciencia con seriedad y con gusto”.

El perfil investigador de Margarita Salas, su defensa a ultranza de la investigación básica, al igual que el Premio Nobel Severo Ochoa, de la importancia de la divulgación científica y su carácter reivindicativo como integrante del grupo de investigadores que proponen un “Pacto de Estado por la Ciencia”, ya que, en palabras de la propia Salas, “un país sin investigación es un país sin futuro” también fueron puestos en valor por la madrina.


Dolores Burgos también destacó la faceta como educadora universitaria durante toda su carrera, el afán por enseñar a investigar y el ejemplo que supone la Dra. Salas, que fue capaz de cambiar el papel de la mujer en la ciencia. “En el contexto de los años 60 iniciar investigación en Biología Molecular era más que un gran reto, para una mujer era una utopía y la Dra. Salas ha conseguido que su nombre tenga entidad propia a nivel científico, nacional e internacionalmente” afirmó.

La madrina concluyó su laudatio dedicando a la nueva doctora honoris causa de la UBU una cita de Bertolt Brecht: “Hay personas que luchan un día y son buenas. Hay otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenas. Pero las hay que luchan toda la vida: esas son las imprescindibles”.

La emoción de descubrir

Tras la entrega de atributos fue el turno de la Dra. Salas. En su intervención “El bacteriófago ø29. De la Biología Molecular a la Biotecnología” detalló parte de sus 56 años dedicados a la investigación. “Cerca de 40 unidos a Eladio Viñuela, con quien compartí este período importante de nuestras vidas”.

Nacida en Canero, Asturias, agradeció en primer lugar a sus padres el apoyo para cursar estudios universitarios, al igual que a sus hermanos Pepe y Marisa, también científicos.

“Me decidí por la licenciatura de Ciencias Químicas en Madrid. Pronto me fascinaron las largas horas que pasábamos en el laboratorio, en especial en el de Química Orgánica” recordó. Explicó como un verano en Gijón asistió a una conferencia de Severo Ochoa y tras hablar con él, decidió dedicarse a la investigación en Bioquímica. “Ochoa me recomendó que hiciese la tesis doctoral en Madrid con un excelente bioquímico, Alberto Sols, para después irme con él a Nueva York a realizar una estancia postdoctoral e iniciarme en la Biología Molecular. Con esta tesis vislumbré por primera vez en mi carrera científica lo que Severo Ochoa llamaba la emoción de descubrir”.

Fue en 1964 cuando Margarita se trasladó a la Universidad de Nueva York con Severo Ochoa, de quien destaca como “nos enseñó no solamente la Biología Molecular que después pudimos desarrollar y enseñar a nuestra vuelta a España, sino también su rigor experimental, su dedicación y su entusiasmo por la investigación”.

Ese retorno fue tres años después, junto a su marido y también investigador, Eladio Viñuela. “En aquella época, a mediados de 1967, no existía en España ningún tipo de ayuda estatal para realizar investigación, por lo que hicimos nuestra primera petición de una ayuda a Estados Unidos y, con el apoyo de Severo Ochoa, conseguimos la financiación, algo que fue esencial para nuestros comienzos en España”, rememoró.

El bacteriófago ø29, un virus bacteriano, centró sus investigaciones y citando a numerosos colaboradores resaltó el hecho de que “De un trabajo fundamentalmente básico se han derivado importantes aplicaciones biotecnológicas para la amplificación de DNA. Nuestros estudios de replicación con el DNA de ø29 son un modelo extrapolable a otros virus de interés sanitario y económico, como el adenovirus humano, el virus de la poliomelitis, el de la encefalomiocarditis, los virus de la hepatitis B y C, y una variedad de virus de plantas”.

Su mentor estuvo presente a lo largo de toda la intervención. “Como decía Severo Ochoa, hay que hacer investigación básica de calidad y hay que dejar libertad al investigador. De este trabajo libre surgen los grandes descubrimientos que redundan en beneficio de la humanidad. Un país sin investigación es un país sin desarrollo. Es necesario que potenciemos nuestra investigación básica de calidad pues ella será la base para el desarrollo de nuestro país”, aseveró.

La docencia es otra de las pasiones de esta investigadora: “Es una enorme satisfacción formar futuros científicos, dirigirlos y alentarlos en los muchos momentos de desánimo. Pero sobre todo, ser testigo de sus éxitos, muchos de ellos como jefes de grupo con su investigación propia, obteniendo importantes resultados científicos, y el orgullo de ver que muchos discípulos me han superado”.

También reivindicó la calidad de la investigación en España, resaltando que es necesario potenciar la cantidad, en particular la recuperación de jóvenes investigadores excelentemente preparados.

Finalizó su intervención con un agradecimiento dirigido a todos aquellas personas con quienes ha trabajado a lo largo de su carrera, especialmente a José Mª Lázaro y Mª Ángeles Martínez. También tuvo un recuerdo para sus maestros en las fases predoctoral y postdoctoral, Alberto Sols y Severo Ochoa, respectivamente, "quienes me enseñaron, no solo la Bioquímica y la Biología Molecular, sino también su rigor experimental, su dedicación y su entusiasmo por la investigación". Por último recordó a sus padres y hermanos y especialmente a su esposo Eladio: “Con quien compartí los momentos difíciles de iniciar la investigación en España sobre el bacteriófago ø29. Eladio ha sido para mí, no solo un marido, sino también un amigo y un maestro. De hecho, el mejor de mis maestros. Ciertamente sin su ayuda, apoyo y estímulo constantes no estaría yo aquí recibiendo este doctorado honoris causa por la Universidad de Burgos que tanto me honra y satisface".

Investigar; ayudar a la sociedad

Antes de la investidura de la primera doctora honoris causa que ve su vítore colgado en el Hospital del Rey, la Dra. Natalia Muñoz Rujas intervino en nombre de los nuevos doctores y quiso poner en valor los estudios de doctorado. “Con total seguridad mis compañeros y compañeras doctores podrán coincidir conmigo en que evidentemente lo que nos ha impulsado a recorrer este camino de rosas y espinas es la vocación. ¿Pero vocación a qué? A investigar, sin duda” afirmó.

La nueva doctora defendió el valor de todas las investigaciones realizadas en cualquiera de los campos de conocimiento, que hacen un mundo mejor y que la sociedad evolucione y como a nivel personal estudiar un doctorado supone una experiencia que cambia la vida y concluyó con un rotundo “Investigar; ayudar a la sociedad. Sin duda esta es, ha sido y será nuestra gran vocación”

Amor a la ciencia, al conocimiento, a la enseñanza y a la investigación

El rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, cerró el acto académico reseñando el especial significado de esta Fiesta de la Universidad en el año que se cumplen 25 años de su fundación “Veinticinco años de generación y transmisión del conocimiento sirviendo a la sociedad”.

Tras felicitar y agradecer su esfuerzo a los nuevos doctores, a quienes calificó como “las personas que hacen posibles las funciones medulares de la universidad, la investigación, la transferencia del conocimiento y la formación de investigadores”, el rector hizo extensivo su agradecimiento a la Escuela de Doctorado y al Vicerrectorado de Investigación y elogió las casi ochocientas tesis defendidas en estos veinticinco años.

A continuación, recalcó el privilegio que supone para la Universidad de Burgos estrenar el nomenclátor de doctoras de honor con el de Margarita Salas. “Pionera, junto a tu marido Eladio Viñuela, en el desarrollo de la biología molecular en España y por cuanto que vuestras enseñanzas, que continuaban las de los profesores Severo Ochoa y Alberto Sols, despertaron en mí, así como en otros muchos jóvenes españoles, la pasión por la ciencia, la investigación bioquímica y la genética molecular”.

Una vez más la excelencia del magisterio universitario y de la investigación desarrollada por Margarita Salas y Eladio Viñuela y su entusiasmo contagioso fueron reconocidos durante la ceremonia. “Tenían ese carácter, esa esencia tan peculiar de las personas apasionadas por su trabajo, pero sobre todo poseían la emoción de descubrir y avanzar en el conocimiento del funcionamiento de la materia viva al nivel más intrínseco” elogió el rector.

La figura de Severo Ochoa también tuvo un hueco en el discurso del rector, quién citó al investigador: “Una investigación básica de calidad es fundamental para un posterior desarrollo, porque de ella saldrán resultados no previsibles a priori”, afirmación que le sirvió como pie para volver a reclamar una mayor financiación de la investigación, “El gasto en I+D en porcentaje del PIB cae por sexto año consecutivo y retrocede a niveles de hace una década. España se sitúa a la cola de los países desarrollados, mientras que nuestros mayores competidores siguen priorizando la inversión en ciencia”. El rector abogó igualmente por una reducción de las trabas administrativas que encuentran los investigadores en su trabajo.

Pérez Mateos recordó que divulgación científica es una obligación de los investigadores y un instrumento imprescindible para lograr estos objetivos: “Es necesario divulgar la ciencia ante la sociedad para que sea sensible a la importancia que tiene la investigación y los descubrimientos que se están haciendo para su desarrollo económico y social” y agradeció el trabajo desempeñado por la Unidad de Cultura Científica e Innovación de la UBU en este sentido.

Volviendo a la figura de Margarita Salas el rector abordó su papel como mujer investigadora, “Ella inició un camino que ha permitido que la mujer contribuya de manera decisiva a que el futuro de la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas pase por el talento femenino” y reclamó las mismas oportunidades para hombres y mujeres en todos los campos, además de en la investigación.

Antes de finalizar su intervención Pérez Mateos animó a los nuevos doctores a perseverar en sus estudios e investigaciones, poniendo a Margarita Salas como ejemplo, “todo un referente en España en este ámbito. Seguid su estela y sus palabras: La investigación es un compromiso al que hay que dedicarle el 100% de tu esfuerzo”.

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