miércoles, 20 de marzo de 2019

Los cocodrilos nos dan la clave del oído de los dinosaurios

La estrategia auditiva que comparten las aves y los caimanes puede tener menos que ver con el tamaño de la cabeza y más con su ascendencia común: los dinosaurios, concluye un nuevo estudio.

Para determinar de dónde proviene un sonido, los cerebros de los animales analizan la diferencia de un minuto de tiempo que tarda un sonido en llegar a cada oído, una señal conocida como diferencia de tiempo interaural. Lo que sucede con la señal una vez que las señales llegan al cerebro depende de qué tipo de animal esté escuchando.

Los científicos han sabido que las aves son excepcionalmente buenas en la creación de mapas neuronales para trazar la ubicación de los sonidos, y que la estrategia difiere en los mamíferos. Sin embargo, se sabía poco acerca de cómo los caimanes procesan la diferencia horaria interaural.

Un nuevo estudio de caimanes estadounidenses revela que los reptiles forman mapas neuronales del sonido de la misma manera que lo hacen las aves. La investigación realizada por Catherine Carr, distinguida profesora de Biología de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, y su colega Lutz Kettler de la 'Technische Universität München', en Alemania, se publica este lunes en 'Journal of Neuroscience'.

La mayoría de las investigaciones sobre cómo los animales analizan la diferencia de tiempo interaural se ha centrado en características físicas como el tamaño y la forma del cráneo, pero Carr y Kettler creían que era importante observar las relaciones evolutivas.

Las aves tienen tamaños de cabeza muy pequeños en comparación con los caimanes, pero los dos grupos comparten un ancestro común, el archosaurio, que precede a los dinosaurios. Los archosaurios comenzaron a surgir hace unos 246 millones de años y se dividieron en dos linajes; uno que condujo a los caimanes y otro que llevó a los dinosaurios.

Aunque la mayoría de los dinosaurios murieron durante el evento de extinción en masa hace 66 millones de años, algunos sobrevivieron para evolucionar hasta convertirse en aves modernas. Los hallazgos de Carr y Kettler indican que la estrategia auditiva que comparten las aves y los caimanes puede tener menos que ver con el tamaño de la cabeza y más con la ascendencia común.

ESTRATEGIA AUDITIVA EN UN ANCESTRO COMÚN

"Nuestra investigación sugiere firmemente que esta estrategia auditiva en particular evolucionó por primera vez en su ancestro común --afirma Carr--. La otra opción, que desarrollaron independientemente la misma estrategia compleja, parece muy improbable".

Para estudiar cómo los caimanes identifican de dónde proviene el sonido, los investigadores anestesiaron 40 caimanes estadounidenses y les pusieron auriculares. Tocaron tonos para los reptiles adormecidos y midieron la respuesta de una estructura en sus tallos cerebrales, el núcleo laminar, que es la sede del procesamiento de la señal auditiva.

Sus resultados mostraron que los caimanes crean mapas neurales muy similares a los medidos previamente en lechuzas y pollos. Los mismos mapas no se han registrado en la estructura equivalente en cerebros de mamíferos. "Sabemos muy poco acerca de los dinosaurios --dice Carr--. Los estudios comparativos como este, que identifican rasgos comunes que se remontan a través del tiempo evolutivo, contribuyen a comprender su biología".

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