Además de los grandes huesos de los saurópodos, esos
dinosaurios de cuello largo, que siguen apareciendo, este 2019 se han
encontrado fósiles de otros dinosaurios y se logrará completar en gran medida
el esqueleto del saurópodo
Imagen de los trabajos de este año con una de las fundas de
poliuretano que se
emplean para cubrir los fósiles hallados. / COLECTIVO
ARQUEOLÓGICO Y
PALEONTOLÓGICO DE SALAS (C.A.S.)
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El trabajo a pie de yacimiento en el conocido como
Valdepalazuelos-Tenada del Carrascal, ubicado en el pueblo burgalés de
Torrelara, ha terminado. Para Fidel Torcida, director de las excavaciones,
esta ha sido una «muy buena campaña». El año pasado fue una campaña muy
«espectacular» por el tamaño de las piezas halladas y esta está siendo «muy
rica en el tipo de hallazgos».
Tanto es así que, con los trabajos de este 2019,
«probablemente necesitemos otra campaña. Es algo que tenemos que valorar pero
tiene toda la pinta de que hay material aquí para otro año más. No solo es que
haya bastantes piezas sino que cuesta extraerlas. Hay que hacerlo con mucho
cuidado y probablemente no terminemos este año», explica Torcida.
El objetivo de esta campaña era completar lo máximo posible
el esqueleto del dinosaurio de gran tamaño, previsiblemente un saurópodo, cuyos
restos habían ido apareciendo en el lugar. Por otra parte, se quería delimitar
el yacimiento, saber exactamente qué dimensión tiene para ver «si este año
podíamos terminar aquí o necesitaríamos otra campaña», matiza Torcida.
En la campaña del verano de 2018 aparecieron huesos de las
extremidades, de la cadera y de la columna muy grandes y que sorprendieron a
todos los que allí trabajaban. Se trataba de fósiles de dinosaurios saurópodos,
esos con el cuello tan largo, aunque hay que aclarar que ahora mismo todo son
hipótesis. Hasta que no pasen años de estudio e investigación no se puede
asegurar, con la ciencia de nuestra parte, la especie de dinosaurio que es,
algo que Torcida deja claro siempre.
Este año ha sorprendido la aparición de algunas piezas que
no serían del saurópodo. Fósiles que serían de otros dinosaurios pero que
todavía hay que analizar para saber a qué especie pertenecieron. En un
principio, y según la experiencia de los allí presentes, podrían ser de
terópodos porque ha aparecido un fósil de uno de estos animales grande y bien
conservado.
Los huesos grandes de los saurópodos han seguido emergiendo.
En el yacimiento hay dos individuos porque han aparecido dos sacros (dos
caderas). «Cada vez tengo más claro, dentro de la visión del conjunto del
yacimiento, que están separados en el espacio y entre los dos individuos
podremos completar el esqueleto entero. Esto como hipótesis y hasta donde
podemos ver porque tienen huesos muy parecidos», confirma el director de las
excavaciones.
Además, al igual que en la campaña pasada, han aparecido
dientes de cocodrilo y Torcida intuye que «hay otros dinosaurios diferentes más
pequeños». Según confirma esto tiene una cierta lógica porque, además, «puede
ser que haya una pequeña acumulación porque lo arrastrara el agua, ya que detectamos
corrientes fluviales cerca».
Una zona pantanosa
El yacimiento, en el pasado, sería una zona pantanosa de no
mucha profundidad pero con una capa de barro que cada vez se engrosa más. Aún
así, Torcida apunta que «no debe haber mucho tiempo de diferencia entre lo más
profundo y lo más somero de esa capa tan gruesa».
Los voluntarios que ahora están trabajando en las
excavaciones y los científicos están intentando sacar todos los datos posibles
del yacimiento de Torrelara para reconstruir lo que pasó allí hace más de 144
millones de años. Para que todas las hipótesis de las que ahora se habla, tras
extraer los fósiles del yacimiento, se confirmen o refuten es necesario mucho
tiempo, estudios y años. «De 2002 a 2004 se excavó el Demandasaurus y el artículo
científico donde se define la especie es de 2011», explica Torcida.
Un yacimiento de importancia internacional sin apoyo
regional
Con lo excavado e investigado en Torrelara se sabe que uno
de los rasgos más importantes del yacimiento es la edad del mismo, el paso del
Jurásico al Cretácico, 144 millones de años, un momento muy interesante en la
evolución de los dinosaurios porque algunos grupos van desapareciendo y otros
diferentes pero parecidos los reemplazan, según explica Torcida. «Por otra
parte, América del Norte estuvo junto a la Península Ibérica hasta hace
relativamente poco, con lo que hay semejanzas en las faunas. Además, restos de
dinosaurios tan completos como el que tenemos en Torrelara, con esa edad, aquí
en la Península Ibérica hay muy pocos», añade el director de las excavaciones.
Una vez estén identificadas y estudiadas las relaciones
evolutivas con otros dinosaurios, este individuo será un elemento clave para
entender cómo han evolucionado las faunas hasta aquí y qué relación hay con
Norteamérica. «Esto trasciende el sistema de yacimiento de la Sierra de la
Demanda y adquiere importancia internacional», sentencia Torcida.
El equipo de excavadores de este año está formado por una
veintena de personas voluntarias, gente que colabora y está «emocionada por el
descubrimiento porque es consciente de que está colaborando en un proyecto con
una gran trascendencia».
De lo que no ha llegado ayuda ni soporte económico es de la
Junta de Castilla y León, a pesar desde que se solicitó expresamente para las
excavaciones. El Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los
Infantes (CAS), el Museo de Dinosaurios de Salas y la Fundación para el Estudio
de los Dinosaurios en Castilla y León apoyan esta campaña. «Hasta ahora ha
habido desinterés por parte de la Junta, algo que es deseable que cambie porque
este yacimiento ya se conoce en todo el mundo. Además, supone un esfuerzo que
hace la España despoblada y los beneficios que reporta son muchos», lamenta
Torcida.
Cuesta extraerlo porque son grandes, yo digo siempre que son
rocas pero por dentro tienen una cierta fragilidad y tenemos que ir
preparándolos y consolidándolos según aparecen. Luego el tamaño también hace
que cuando se encuentra un hueso se tenga que hacer un pozo, por decirlo
gráficamente, bastante grande para poder sacar la pieza. Es un trabajo
laborioso.
Estamos sacando ahora todos los datos posibles en el
yacimiento para luego reconstruir lo que pasó. Hay un problema añadido que está
muy bien desde el punto de vista paleontológico, la capa que contiene los
huesos es de dos metros de grosor, por lo tanto puede aparecer uno a una altura
y puedes profundizar y cada vez encuentras más.
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