jueves, 25 de julio de 2019

Los trabajos de este verano apuntan a que el yacimiento de Torrelara necesitará otra campaña

Además de los grandes huesos de los saurópodos, esos dinosaurios de cuello largo, que siguen apareciendo, este 2019 se han encontrado fósiles de otros dinosaurios y se logrará completar en gran medida el esqueleto del saurópodo

Imagen de los trabajos de este año con una de las fundas de poliuretano que se 
emplean para cubrir los fósiles hallados. / COLECTIVO ARQUEOLÓGICO Y 
PALEONTOLÓGICO DE SALAS (C.A.S.)
El trabajo a pie de yacimiento en el conocido como Valdepalazuelos-Tenada del Carrascal, ubicado en el pueblo burgalés de Torrelara, ha terminado. Para Fidel Torcida, director de las excavaciones, esta ha sido una «muy buena campaña». El año pasado fue una campaña muy «espectacular» por el tamaño de las piezas halladas y esta está siendo «muy rica en el tipo de hallazgos».

Tanto es así que, con los trabajos de este 2019, «probablemente necesitemos otra campaña. Es algo que tenemos que valorar pero tiene toda la pinta de que hay material aquí para otro año más. No solo es que haya bastantes piezas sino que cuesta extraerlas. Hay que hacerlo con mucho cuidado y probablemente no terminemos este año», explica Torcida.

El objetivo de esta campaña era completar lo máximo posible el esqueleto del dinosaurio de gran tamaño, previsiblemente un saurópodo, cuyos restos habían ido apareciendo en el lugar. Por otra parte, se quería delimitar el yacimiento, saber exactamente qué dimensión tiene para ver «si este año podíamos terminar aquí o necesitaríamos otra campaña», matiza Torcida.

En la campaña del verano de 2018 aparecieron huesos de las extremidades, de la cadera y de la columna muy grandes y que sorprendieron a todos los que allí trabajaban. Se trataba de fósiles de dinosaurios saurópodos, esos con el cuello tan largo, aunque hay que aclarar que ahora mismo todo son hipótesis. Hasta que no pasen años de estudio e investigación no se puede asegurar, con la ciencia de nuestra parte, la especie de dinosaurio que es, algo que Torcida deja claro siempre.

Este año ha sorprendido la aparición de algunas piezas que no serían del saurópodo. Fósiles que serían de otros dinosaurios pero que todavía hay que analizar para saber a qué especie pertenecieron. En un principio, y según la experiencia de los allí presentes, podrían ser de terópodos porque ha aparecido un fósil de uno de estos animales grande y bien conservado.

Los huesos grandes de los saurópodos han seguido emergiendo. En el yacimiento hay dos individuos porque han aparecido dos sacros (dos caderas). «Cada vez tengo más claro, dentro de la visión del conjunto del yacimiento, que están separados en el espacio y entre los dos individuos podremos completar el esqueleto entero. Esto como hipótesis y hasta donde podemos ver porque tienen huesos muy parecidos», confirma el director de las excavaciones.

Además, al igual que en la campaña pasada, han aparecido dientes de cocodrilo y Torcida intuye que «hay otros dinosaurios diferentes más pequeños». Según confirma esto tiene una cierta lógica porque, además, «puede ser que haya una pequeña acumulación porque lo arrastrara el agua, ya que detectamos corrientes fluviales cerca».

Una zona pantanosa

El yacimiento, en el pasado, sería una zona pantanosa de no mucha profundidad pero con una capa de barro que cada vez se engrosa más. Aún así, Torcida apunta que «no debe haber mucho tiempo de diferencia entre lo más profundo y lo más somero de esa capa tan gruesa».

Los voluntarios que ahora están trabajando en las excavaciones y los científicos están intentando sacar todos los datos posibles del yacimiento de Torrelara para reconstruir lo que pasó allí hace más de 144 millones de años. Para que todas las hipótesis de las que ahora se habla, tras extraer los fósiles del yacimiento, se confirmen o refuten es necesario mucho tiempo, estudios y años. «De 2002 a 2004 se excavó el Demandasaurus y el artículo científico donde se define la especie es de 2011», explica Torcida.

Un yacimiento de importancia internacional sin apoyo regional

Con lo excavado e investigado en Torrelara se sabe que uno de los rasgos más importantes del yacimiento es la edad del mismo, el paso del Jurásico al Cretácico, 144 millones de años, un momento muy interesante en la evolución de los dinosaurios porque algunos grupos van desapareciendo y otros diferentes pero parecidos los reemplazan, según explica Torcida. «Por otra parte, América del Norte estuvo junto a la Península Ibérica hasta hace relativamente poco, con lo que hay semejanzas en las faunas. Además, restos de dinosaurios tan completos como el que tenemos en Torrelara, con esa edad, aquí en la Península Ibérica hay muy pocos», añade el director de las excavaciones.

Una vez estén identificadas y estudiadas las relaciones evolutivas con otros dinosaurios, este individuo será un elemento clave para entender cómo han evolucionado las faunas hasta aquí y qué relación hay con Norteamérica. «Esto trasciende el sistema de yacimiento de la Sierra de la Demanda y adquiere importancia internacional», sentencia Torcida.

El equipo de excavadores de este año está formado por una veintena de personas voluntarias, gente que colabora y está «emocionada por el descubrimiento porque es consciente de que está colaborando en un proyecto con una gran trascendencia».

De lo que no ha llegado ayuda ni soporte económico es de la Junta de Castilla y León, a pesar desde que se solicitó expresamente para las excavaciones. El Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes (CAS), el Museo de Dinosaurios de Salas y la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León apoyan esta campaña. «Hasta ahora ha habido desinterés por parte de la Junta, algo que es deseable que cambie porque este yacimiento ya se conoce en todo el mundo. Además, supone un esfuerzo que hace la España despoblada y los beneficios que reporta son muchos», lamenta Torcida.

Cuesta extraerlo porque son grandes, yo digo siempre que son rocas pero por dentro tienen una cierta fragilidad y tenemos que ir preparándolos y consolidándolos según aparecen. Luego el tamaño también hace que cuando se encuentra un hueso se tenga que hacer un pozo, por decirlo gráficamente, bastante grande para poder sacar la pieza. Es un trabajo laborioso.

Estamos sacando ahora todos los datos posibles en el yacimiento para luego reconstruir lo que pasó. Hay un problema añadido que está muy bien desde el punto de vista paleontológico, la capa que contiene los huesos es de dos metros de grosor, por lo tanto puede aparecer uno a una altura y puedes profundizar y cada vez encuentras más.


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