Un fósil de moho de fango de 100 millones de años, el más
antiguo conocido, ha sido descubierto exquisitamente conservado en ámbar de
Myanmar.
Pieza de ámbar con moho de fango fósil - ALEXANDER SCHMIDT,
UNIVERSITY OF GÖTTINGEN
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Los mohos de fango, también llamados mixomicetos, pertenecen
a un grupo conocido como "Amoebozoa". Estos son organismos
microscópicos que viven la mayor parte del tiempo como células móviles
individuales ocultas en el suelo o en madera podrida, donde comen bacterias.
Sin embargo, pueden unirse para formar cuerpos fructíferos complejos, hermosos
y delicados, que sirven para hacer y esparcir esporas.
Dado que los mohos de fango fósil son extremadamente raros,
estudiar su historia evolutiva ha sido muy difícil. Hasta ahora, solo ha habido
dos informes confirmados de fósiles de cuerpos fructíferos y estos tienen solo
entre 35 y 40 millones de años. El descubrimiento de los mixomicetos fósiles es
muy improbable porque sus cuerpos fructíferos tienen una vida extremadamente
corta. Por lo tanto, los investigadores están asombrados por la cadena de
eventos que deben haber llevado a la preservación de este fósil recientemente identificado.
"Los frágiles cuerpos fructíferos probablemente fueron
arrancados de la corteza del árbol por un lagarto, que también fue atrapado en
la resina pegajosa del árbol y finalmente se incrustó junto con el
reptil", dice en un comunicado el profesor Jouko Rikkinen de la
Universidad de Helsinki, autor del hallazgo, publicado en Scientific Reports.
El lagarto separó los cuerpos fructíferos en una etapa
relativamente temprana cuando las esporas aún no habían sido liberadas, lo que
ahora revela información valiosa sobre la historia evolutiva de estos
fascinantes organismos.
Los investigadores quedaron sorprendidos por el descubrimiento
de que este moho de fango puede asignarse fácilmente a un género que aún vive
en la actualidad. "El fósil proporciona información única sobre la
longevidad de las adaptaciones ecológicas de los mixomicetes", explica el
profesor paleontólogo Alexander Schmidt de la Universidad de Gotinga, autor
principal del estudio.
"Interpretamos esto como evidencia de una fuerte
selección ambiental. Parece que los mohos de limo que propagan esporas muy
pequeñas usando el viento tienen una ventaja", dice Rikkinen. La capacidad
de los mohos de fango para desarrollar etapas de descanso duraderas en su ciclo
de vida, que puede durar años, probablemente también contribuye a la notable
similitud del fósil con sus parientes más cercanos en la actualidad.
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