Los dinosaurios son protagonistas
–millones de años después de su muerte– de la obsesión de muchos niños que han
crecido y se han dejado seducir por la «dinomanía». Su huella sigue viva
Foto: José Maluenda/La Razon
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¿A qué niño no le gustan los dinosaurios?
Es una obsesión que a muchos les dura de adultos. De ahí el éxito de los museos
y parques palentológicos en todo el mundo. Los padres son los primeros
entusiastas en volver a recordar esa ilusión, ese entusiasmo que les producían
los mastodónticos animales ya extintos. La mayoría de los fósiles corresponden
a huesos de dinosaurio pero también podemos encontrar, entre otras
clasificaciones, huevos de estos animales o sus dientes. Las icnitas o pisadas
también se consideran fósiles, aunque se encuentran en menor medida. En la
península ibérica también se han encontrado importantes yacimientos de fósiles
de dinosaurios. Burgos, Lérida, Huesca, Teruel o Asturias son algunos de los
lugares donde se han llevado a cabo excavaciones de gran importancia. Pero hay
muchos más. Las obras del tren de alta velocidad entre Madrid y Cuenca, en su
momento, sacaron a la luz el mejor yacimiento del Cretácico Superior de España
y de Europa. En la pequeña localidad conquense de Fuentes, a una quincena de
kilómetros de la capital, se han extraído más de 8.000 fósiles de hace 80
millones de años. Una cifra que crece sin parar. Un mundo por descubrir. Un
estudio realizado por expertos estadounidenses estima que existieron 1.850
géneros de dinosaurios no avianos, es decir, de dinosaurios que no compartían
las características que definen a un ave. Hasta ahora se han hallado 527
géneros. Países como Argentina y China lideran la lista de los países con más
hallazgos de fósiles por su tamaño, buen estado y variedad. Aunque no todo es
altruismo y «socialización» de este rico legado. Los dinosaurios se han
convertido también en objeto del deseo de ricos y poderosos. Dos millones de
euros es lo que pagó recientemente un comprador anónimo por un esqueleto de
dinosaurio de 8,7 metros de largo que pertenecía a un «feroz carnívoro». Todo
en subasta pública. Quizá estemos ante una vieja obsesión de un niño, que ha
tenido que crecer y hacerse rico para poder cumplir su sueño infantil...
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