Se trata de pruebas que recogió un paleontólogo luego de una expedición realizada en el año 1920 en Canadá
En uno de los fósiles encontrados envueltos en periódicos, había una etiqueta que sugiere que los fósiles fueron desenterrados durante las expediciones a principios de la década de 1920. / Troy Media. |
“Siempre es una sorpresa encontrar estos huesos que estuvieron escondidos en el piso durante millones de años, pero tenemos una segunda sorpresa al encontrarlos nuevamente”, declaró Clive Coy, investigador de paleontología, en declaraciones al sitio web de la Universidad de Alberta.
El investigador de paleontología, Clive Coy, dijo que los huesos de dinosaurios encontrados son objetos de curiosidad tanto científica como históriica. / Troy Media |
El redescubrimiento se realizó en el campus de la
Universidad de Alberta, donde localizaron un total de veinte piezas escondidas
en una estructura de hierro. Con tamaños variados, los huesos estaban envueltos
en varias capas de diario y atados con un cordel. Según lo que describe el
etiquetado, Coy calculó que se guardaron en un estante a finales de la década del
‘60.
Uno de los envoltorios que más llamó la atención del
paleontólogo fue el que contenía tres cráneos de tortuga, ya que consideró que
son “extremadamente” raros. “Observando su antigüedad y su conservación en un
periódico, podrían ser bastante importantes”, expresó.
Por su parte, Coy mencionó que será un desafío poner cada
una de las fechas de los huesos, ya que cuando encontraron los fósiles hace
cien años atrás, los investigadores de la época supusieron que el depósito del
río Judith, ubicado en el sur de Alberta, era distinto a lo que realmente era.
“Ahora sabemos que la capa superior es un depósito marino
que se formó al final del Cretácico, cuando esa parte del mundo fue inundada
por un océano. Lo más probable es que las tortugas sean de una época incluso
anterior, de lo que se conoce como la formación Dinosaur Park, que existió hace
entre 72 y 76 millones de años”, remarcó el experto.
Por otro lado explicó que el resto de los hallazgos tienen
un valor histórico. “Si los desenvolvemos, como desenvolver una momia,
terminaremos con un hueso en una caja, y no sé si va a aportar mucho a nuestro
conocimiento. Pero como parte del pasado histórico de la universidad de
Alberta, ahí es donde reside el mayor valor”.
También se refirió a Sternberg, quien fue el encargado de hacer las expediciones, influenciado durante su carrera por el primer geólogo de la Universidad, John Allan. “Hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, los gobiernos federal y provincial optaron por no controlar las entidades extranjeras que recolectaban fósiles de Alberta, que se enviaban por ferrocarril desde las tierras baldías tan rápido como podían desenterrarse como parte de la Gran Fiebre de los Dinosaurios de 1910 a 1918. Hubo un tiempo en el que, si querías ver dinosaurios de Alberta, tenías que ir a Stuttgart, París, Nueva York o Londres”, expresó Coy.
Cuál fue el motivo por el cual surgió la primera expedición
en la década del ‘20
Para ayudar a atraer a Sternberg a la universidad, John
Allan compró una colección que el propio George había trabajado de manera
autónoma. De esa manera, lo contrató en 1919 para preparar el material.
Así surgieron las expediciones de 1920 y 1921, con el
acompañamiento de un estudiante de posgrado en geología de la Universidad de
Alberta, William “Bill” Kelly.
Las veinte piezas halladas luego de permanecer escondidas más de 50 años. / Troy Media. |
En 1935 la universidad resguardó la primera exposición de
dinosaurios en una institución pública al oeste de Toronto, en el tercer piso
del Edificio de Bellas Artes. Permaneció en el sitio durante veinte años hasta
que fue trasladado al sótano del edificio de geología, en la sede del
Departamento de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas.
Actualmente, el laboratorio de Paleontología de Vertebrados
de la universidad es una de las treinta colecciones de museo registradas en el
campus y tiene alrededor de 65,000 especímenes, entre los primeros de los
cuales ahora se encuentran en el laboratorio de Coy envueltos en papel de
periódico. “Sternberg y Kelly habrían sido las últimas personas en ver las
muestras dentro de ese periódico en los últimos 100 años”, concluyó Coy.
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