Cuenta con un total de 100.000 hectáreas repartidas en 35 municipios
La Laguna Negra. |
España es un paraíso forestal y se sitúa entre los seis
países del Viejo Continente más boscoso, al ser el tercero con más bosques y el
séptimo por superficie, con un 36,7 por ciento.
Todo esto hace que los españoles vivan con mayor optimismo
su futura lucha contra el cambio climático, aunque los bosques siguen estando
en peligro en forma de fuegos, muchas veces originados por los propios hombres.
A pesar de que hay muchos “pulmones verdes” en España, la
mayor masa boscosa de España (100.000 hectáreas repartidas en 35 municipios),
es la Tierra de Pinares, entre Burgos y Soria; en la que destaca la zona a los
pies de los Picos de Urbión, dentro del Parque Natural La Laguna Negra y Circos
Glaciares de Urbión.
Se trata de un paraíso para aquellos que buscan disfrutar de
una naturaleza en estado puro, realizar actividades de ocio al aire libre o
simplemente descansar y escuchar el silencio entre bosques, ríos y lagunas
glaciares.
Desde las altas cumbres del Sistema Ibérico, los ríos Duero
y Arlanza vertebran valles cubiertos por una extensa masa forestal donde el
pino es el rey. Se trata de la masa boscosa más grande de la Península Ibérica
donde la piedra, la vegetación y la tradición pinariega han modelado un entorno
irrepetible. Debido a su riqueza y diversidad, se encuentran varios espacios
naturales protegidos como las Lagunas Glaciares de Neila, la Laguna Negra, el
Cañón del Río Lobos, la Fuentona y Sabinar de Calatañazor o los Sabinares del
Arlanza y la Yecla, así como otros enclaves de alto valor natural y
paisajístico como el bosque del Amogable o el embalse de la Cuerda del Pozo.
Dispersas entre valles y sierras se pueden encontrar los restos de antiguas civilizaciones que poblaron el territorio. Un importante legado que se constata con los numerosos yacimientos, dólmenes y necrópolis excavadas en la roca entre las que sobresalen las de Revenga y Cuyacabras; restos de la cultura romana como calzadas, puentes o la ciudad de Clunia; un primitivo legado románico que abarca desde el soberbio Monasterio de Silos hasta una larga lista de pequeños y recogidos templos; otras construcciones religiosas como el antiguo Monasterio de San Pedro de Arlanza o la Iglesia visigótica de Quintanilla de las Viñas; casonas, palacios y castillos que defendieron de la amenaza interior; una rica arquitectura popular muy vinculada a los antiguos oficios y a la actividad industrial como herreros, carreteros, pastores, resineros, etc.
Anfiteatro romano de Clunia. FOTO: LA RAZÓN |
Senderismo en la comarca de Pinares
En toda la comarca existen rutas diseñadas y totalmente
señalizadas. Desde los senderos de gran recorrido (GR) a los de pequeño
recorrido (PR), es posible planificar excursiones en familia desde cualquiera
de los pueblos que se integran en esta comarca.
Son kilómetros de caminos trazados sobre sendas naturales, o
bien sobre antiguos caminos de carreteros o vecinales. Las sendas recorren
parajes de bosque atravesando impresionantes pinares o robledales centenarios,
enormes sabinares y hayedos, grandes extensiones de dehesas y praderías, o se
conforman junto las orillas de los ríos y en torno a las lagunas. Muchos de
estos caminos permiten las excursiones en bicicleta o a caballo.
En el mismo municipio de Salas de los Infantes se halla el
yacimiento de Costalomo, las primeras huellas de dinosaurios en Burgos. El
ambiente rural es perfecto para escapadas familiares. Además de las agradables
marchas entre bosques, ríos y lagunas, esta comarca ofrece otros muchos
atractivos que hacen de una estancia en la Comarca de los Pinares una
experiencia única para todos, también para los más pequeños.
Por ejemplo, la visita a los museos de la zona. Empezamos por el de los Dinosaurios, una apuesta segura para ir con niños. Está ubicado en el municipio burgalés de Salas de los Infantes y acoge una colección de las más completas de España en géneros y especies de dinosaurios. En él se exponen maquetas, ilustraciones y reconstrucciones. Además cuenta con sistemas audiovisuales y medios informáticos que completan esta didáctica exposición.
Podrán ver vestigios de los dinosaurios y, entre otros, los
restos óseos de un dinosaurio rebaquisáurido. También se exponen restos de
otras especies que han habitado la comarca como cocodrilos, tortugas o peces
del Mesozoico.
El Museo del Bosque
Ubicado en Vinuesa, recrea la riqueza de este entorno
natural a través de diferentes espacios como el bosque sensorial. Se ambienta
mediante ruidos propios del bosque, de trabajos forestales o los aromas del
bosque de coníferas. Otras salas sirven para acoger una maqueta del espacio
natural una sala de audiovisuales o un recorrido interpretado. En el «rincón de
la memoria» se muestran algunas de las tradiciones de la comarca.
Gastronomía
La gastronomía de esta comarca está absolutamente enraizada
con los platos más representativos de las dos provincias en las que están
enclavados. La morcilla de arroz burgalesa, el cordero o el queso forman parte
de la tradición culinaria. También las setas y las trufas (níscalos, boletus,
setas de cardo, cantarelus, migueles, champiñones, mansarones, marzuelos…). Más
platos:
Tras disfrutar de la zona de pinares, son muchos los bosques que inundan la geografía española, algunos de ellos de extremada belleza, entre los que destaca el: Faedo de Ciñera (León): Se trata de un pequeño bosque formado fundamentalmente por hayas situado entre las localidades de Villar del Puerto (Vegacervera) y Ciñera de Gordón, municipio de La Pola de Gordón, en la provincia de León. Se engloba dentro de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga, y ha sido reconocido como el Mejor Bosque de España en 2008 por el Ministerio de Medio Ambiente y la entidad Bosques Sin Fronteras, por su cuidado y preservación de la naturaleza íntegra y en especial por la implicación de los propios vecinos en su conservación.
Además, como no podía ser de otra manera, el bosque cuenta
con una Leyenda, la de “LA BRUJA HAEDA”, que narra que hace muchos años vivía
en la zona una bruja, llamada Haeda, y cuyos mágicos poderes habían sido
otorgados por el mismo diablo, a condición de que los usara sólo para hacer el
mal o de lo contrario en tres días moriría.
Resulta que también por allí habitaba una pareja con nueve
niños que vivía de lo que sembraban y cosechaban de la tierra y que en invierno
se refugiaban en la cueva de los Infantes para refugiarse del intenso frío
leonés. Pero un invierno la nieve cayó tanto que no podían llegar a la cueva
para resguardarse y la bruja que lo vio y dándole pena de los pobres niños usó
sus poderes y arrancando un montón de piedras de la montaña las prendió fuego y
se las entregó a la familia para mantenerles calientes, durando la hoguera toda
la noche sin apagarse.
La familia pasó toda la noche caliente despertando al día siguiente sin saber bien lo que había pasado. Por el día siguió nevando y Haeda pensó que podría ayudar de nuevo a la familia sin perder sus poderes así que volvió a transformar las rocas de la montaña en una caliente hoguera. Al tercer día la bruja se encontraba más cansada y envejecida y pensando que igual sólo le quedaba un día más de poderes si volvía a ayudar a la familia y consciente del largo invierno, hizo acopio de todas las fuerzas que le quedaban y llenó las montañas del valle de piedras que podían prender y dar así calor.
Muchas familias vinieron entonces a la zona y sobre las
cenizas de las hogueras fundaron el pueblo llamado Ciñera. ¿Y qué pasó con la
bruja Haeda? Pues se dice que fue a morir al bosque de hayas y que desde allí
protege a los niños que van de excursión la Faedo.
Robledal de Canicosa de la Sierra (Burgos): En Canicosa de
la Sierra se encuentra este robledal centenario que posee ejemplares de
extraordinaria belleza. Se trata de un paraje conocido como «La cuesta» y «El
piquillo», en el que principalmente encontramos robles, plantados desde hace
250 años. Si vas hasta allí te animamos a visitar un roble que resalta sobre
los demás: «El pinoroble» y que cuenta con su propia historia.
Una leyenda local habla de una ardilla que escondió una piña en el hueco podrido de uno de estos robles. Allí germinó un pino, que creció en su interior, hasta que las raíces salieron hacia afuera abrazándolo, aunque sin dañarlo. De esta forma, Pino y Roble coexisten juntos desde hace 130 años. Se considera un símbolo de convivencia y solidaridad.
Robledal de Estalaya (León y Palencia): En la comarca de La
Pernía, a caballo entre León y Palencia, en el Parque Natural de Fuentes
Carrionas, además de contar con hermosas muestras de arte románico visitables,
también existe un robledal de gran belleza para visitar este otoño, con
ejemplares de gran tamaño donde parece que algo mágico sucede en ellos. Entre
ellos destaca un ejemplar de roble milenario, conocido como el Roblón de
Estalaya.
Llegar a él es fácil gracias a una ruta de senderismo que,
saliendo de Cervera de Pisuerga y recorriendo unos cinco kilómetros casi sin
dificultad, se accede a este espeso bosque de robles. El famoso Roblón de
Estalaya actualmente tiene un perímetro de su tronco de casi 10 metros,
alcanzando una altura de más de 12 metros.
El Castañar de El Tiemblo (Ávila): Este espacio permite
explorar y conocer uno de los bosques más hermosos y singulares de la comarca y
el de mayor extensión del Sistema Central. Nos encontramos en la cabecera de la
Garganta del Yedra, donde los bosques mixtos de roble melojo o rebollo y
castaño dan paso a una masa pura de esta especie, el castaño (castanea sativa).
Este árbol caducifolio que pudo ser introducido o al menos
favorecido y difundido en la península en épocas romanas, se ha adaptado en
numerosos lugares de nuestro territorio, en parte debido a la importancia que
su fruto, las castañas, representaban antaño en la dieta alimenticia de las
poblaciones.
A lo largo de la ruta se puede observar diferentes especies
de árboles y arbustos que acompañan al castaño o forman parte del sotobosque
del castañar (majuelo, avellano, olmo de montaña, cerezo silvestre, sauces,
acebo, arraclán, abedul, brezos, helechos...), así como algunas especies de
aves de carácter forestal como el Arrendajo, Trepador azul, Mirlo, Zorzal, etc.
Sabinar de Catalañazor. FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN |
Su declaración está encaminada a la conservación del espacio natural singular así como de los usos y costumbres que se han venido dando en el mismo a la vez que se persigue la difusión de sus valores naturales y etnológicos entre la población. El Sabinar de Calatañazor se complementa con el Monumento Natural de la Fuentona que se ubica pegado a él. Entre ambos espacios se encuentra el Centro de Interpretación de los mismos. El palacio de Santa Coloma acoge las instalaciones de interpretación y administrativas de estos dos espacios naturales.
Braña de los Tejos (Cantabria): Se situa en una pequeña meseta elevada cual perfecta atalaya y como su nombre indica llena de Tejos. La visibilidad desde la Braña de los Tejos abarca los 360º, tanto sobre Picos de Europa como sobre montes de la Montaña Palentina, como sobre las Sierras Costeras de Asturias y Cantabria. Si a su ubicación se añade la presencia de estos árboles tan singulares como son los Tejos tenemos un lugar de especial belleza.
Selva de Irati (Navarra): El bosque o la selva de Irati
(Iratiko oihana en euskera) es un bosque repartido entre el norte de Navarra y
los Pirineos Atlánticos (Soja y Baja Navarra) en el suroeste de Francia.
Por su parte española está situada en el valle del río
Irati, entre los montes de Orzanzurieta y Roncesvalles al oeste, y el monte
Orhi al este. El límite sur lo pone la imponente mole de la Sierra de Abodi.
Los principales accesos son por el oeste por Orbaiceta (Valle de Aézcoa) y por
el este por Ochagavía (Valle de Salazar).
Se trata de la mayor masa forestal de Navarra y uno de los mayores y mejor conservados bosques de hayas y abetos de toda Europa. A pesar de ser un bosque explotado forestalmente desde los siglos XVI-XVII, el respeto y el buen hacer de los habitantes de estos valles ha hecho que se conserve en total plenitud. Existen dentro de la zona diversos espacios protegidos: todo el Irati es una ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves), así como zonas protegidas como Reserva Natural o Reserva Integral del total de 17.000 hectáreas del bosque.
Fragas do Eume (La Coruña): Espacio natural protegido
español de la provincia de La Coruña, en el norte de Galicia. Es un bosque muy
particular ya está escondido y tiene forma de triángulo, que además de mil
combinaciones de verdes tiene espectaculares aguas, fuentes y cascadas. Fue
creado el 30 de julio de 1971 y protege 9126,65 hectáreas en las riberas del
río Eume, concretamente en los municipios de Cabañas, Capela, Monfero,
Puentedeume y Puentes de García Rodríguez, todos ellos en la provincia de La
Coruña. En la actualidad residen en el parque quinientas treinta personas en
los cinco municipios anteriormente nombrados.
Fue también declarado como Lugar de Importancia Comunitaria,
coincidiendo sus límites con los del parque natural. Sus fragas están
consideradas uno de los mejores ejemplos de bosque atlántico termófilo del
continente europeo.
Hayedo de Montejo (Madrid): Este singular bosque es uno de
los hayedos más meridionales de toda Europa y el único que hay en toda la
Comunidad de Madrid. Aunque sus paisajes son espectaculares todo el año,
resultan especialmente bonitos sus colores de otoño.
Se trata de todo un referente de conservación a nivel mundial, ya que no sólo forma parte de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, sino que en 2017 fue nombrado Patrimonio Natural de la Humanidad por parte de la UNESCO.
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