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Hace 252 millones el planeta tierra vivió la extinción
masiva de prácticamente la totalidad de la vida que lo poblaba. La ciencia ha
logrado probar que la tierra se convirtió en un lugar tan inhóspito que acabó
con entre el 83 y el 97% de las especies que vivían en ese entonces en nuestro
planeta.
Aunque existen varias teorías para explicar qué fue lo que
desencadenó esta catástrofe desde lluvias ácidas hasta el debilitamiento de la
capa de ozono o una actividad volcánica fuera de proporciones, para Benjamin
Burger, un geólogo de la Universidad de Utah,existe una explicación más
sencilla: la combustión de carbón en el subsuelo por el magma que liberaron una
serie de erupciones volcánicas en lo que hoy es Siberia.
Burger llegó a la conclusión recorriendo las montañas de
Utah, el estado donde se encuentra la universidad en donde imparte clases.
Específicamente se dirigió a las montañas en el noreste del valle Sheep Creek,
en donde el geólogo cree haber encontrado una capa del terreno que corresponde
al periodo permiano, en el que sucedió “La Gran Muerte”, como se llamó a la
quinta extinción masiva.
En esa época, Utah era la costa occidental del mega
continente Pangea. Por eso, al analizar la composición química de estas rocas,
el geólogo pudo observar una fotografía de lo que estaba sucediendo tanto en
tierra firme como en los océanos.
El paper de Burger, que todavía está siendo evaluado por los
pares de Burger para su publicación oficial, validó algunos datos ya conocidos
sobre los últimos años del periodo permiano: un descenso en los niveles de
cabonato de calcio en las rocas demuestra que los océanos se volvieron ácidos,
y la pirita aparece como indicador de que en esas aguas ya no existía el
oxígeno.
Además, una presencia de gas de sulfuro de hidrógeno, que se
libera en la descomposición de cadáveres por parte de bacterias, y que, al
liberarse en la atmósfera, generó lluvias ácidas que terminaron de matar la
poca vida que sobrevivía.
Entonces, ¿cuál es la novedad del estudio de Burger? la
respuesta está en las causas de la extinción. El doctor en ciencias geológicas
señaló que la presencia –y ausencia– de ciertos minerales en la roca probarían
que no fue un meteorito lo que causó el colapso, sino la quema del carbón que
se había formado en el periodo geológicamente anterior, conocido como el período
carbonífero o, simplemente “era del carbón”.
En las rocas evaluadas por Burger, el profesor no encontró
los minerales raros que indicarían que un meteorito impactó la superficie
terrestre, tal como han demostrado rocas en otras partes del mundo, especialmente
en Asia.
Por el contrario, encontró altas concentraciones de mercurio
y plomo, que apoyarían la teoría de que grandes erupciones volcánicos, justo en
el extremo opuesto de Pangea, habrían sido clave para iniciar el proceso que
generó La Gran Muerte. Estas erupciones habrían creado las montañas en forma de
escalera en la actual Siberia, llamados Traps siberianos.
Sin embargo, señala Burger, el impacto de estas erupciones
“no fue suficiente para llevar al océano Panthalassa Ocean a las condiciones de
acidez necesarias para que se redujeran de forma tan drástica los depósitos de
carbonato”, como se observó en Utah y Asia.
La respuesta estaría en lo que estaba pasando bajo la tierra
en ese entonces. De acuerdo con Burger, los efectos de las explosiones en los
Traps siberianos tuvo un efecto regional, pues el magma caliente empezó a
quemar depósitos de carbón durante una segunda etapa de actividad volcánica,
hace 251.9 millones de años.
De acuerdo con evidencia reciente recolectada en la cuenca
Tunguska al norte de Irkutsk, Rusia, demuestra
el magma se filtró en rocas ricas en hidrocarburos, lo que habría
liberado 100,000 gigatoneladas de CO2 que no habían sido tenidas en cuenta en
los modelos anteriores.
Esto habría aumentado la producción de dióxido de carbono,
suficiente para acidificar el Océano Panthalassa, justo después de la actividad
volcánica. “La combustión de grandes cantidades de carbón libera mucho dióxido
de carbono, pero también azufre, Hg, Zn, Pb y Sr, que difieren geoquímicamente de
la ceniza volcánica”, se lee en el paper. En palabras sencillas: esto
explicaría la presencia de ciertos minerales que no necesariamente están
vinculados a las explosiones volcánicas, pero que se han visto tanto en las
piedras de Utah como de Asia.
Lo más interesante de este estudio es que puede servir como
reflejo de lo que podría llegar a pasar si los humanos no detienen la quema de
combustibles fósiles y, con ello, la emisión de dióxido de carbono. Ya hay
evidencia de que el oxigeno disuelto en los océanos está cayendo en picada. La
lluvia ácida, si bien es un problema relativamente controlado, sigue siendo una
preocupación global. Además, la liberación de metano del piso oceánico del
Ártico es una preocupación latente, que aceleraría el calentamiento del
planeta.
Hay quienes incluso hablan de una sexta extinción masiva,
debido a que la taza de especies que vienen desapareciendo es 500 veces mayor a
otras épocas. Los mamíferos, por ejemplo, han perdido el 80% de sus poblaciones
desde los años 90 y, según datos de la IUCN, desde 1970 se ha perdido el 50% de
los animales del planeta.
*Este artículo fue corregido gracias a las sugerencias de
@Rocahontas quien señaló una confusión entre la extinción de dinosaurios hace
65 millones de años y la extinción masiva de especies hace 252 millones de
años.
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