RICARDO Gª URETA
CURIOSOS contrastes en Burgos. El mejor museo de Castilla y
León, en el primer nivel de España y puede que del extranjero, y el más humilde
y olvidado, casi perdido entre pinares. Ambos custodian restos de la mayor
importancia mundial, cada uno en su ámbito de especialización, pero los ecos
del primero resuenan por todo el globo y los lamentos del segundo apenas cruzan
el río Arlanza. Son los diferentes destinos del Museo de la Evolución Humana,
la joya de la corona del circuito museístico de la Junta de Castilla y León y
el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, varado desde hace más de una
década en un tira y afloja con la Consejería de Cultura en su empeño por crecer
y mostrar el 90% de restos de dinosaurios hallados en la Sierra de la Demanda, que
no se pueden exponer por falta de espacio. Tras muchas vueltas de tuerca por
parte de la administración autonómica, que siempre defendió la construcción de
una nueva instalación, frente al ayuntamiento y el colectivo arqueológico que
gestiona el museo que preferían ampliar las instalaciones actuales en el centro
del pueblo, Cultura recula, se aviene a olvidar su idea de llevar el museo a
otro lugar y se presta a dialogar sobre la ampliación. Eso sí, no se haría
cargo de su gestión o mantenimiento, sólo aportaría el dinero para mejorar el
museo. Entretanto, en Salas se guardan restos únicos en el mundo que siguen sin
tener más protagonismo que el que le haya puesto el nombre de Demandasaurus a
la nueva especie descubierta en la comarca. Atapuerca «es el buque insignia de
la arqueología en Castilla y León pero hay 23.000 yacimientos arqueológicos
inventariados» en la Comunidad. Así lo ratificaba el lunes en Burgos el
consejero de Cultura, Javier Ortega, que hace bien en recordar el abundantísimo
pasado que se está arrancando de la tierra en las excavaciones que pueblan cada
año Castilla y León. Pero también hay que recordarle al consejero, que la
administración está obligada a sacar partido de sus recursos más importantes.
Otras comunidades limítrofes con Castilla y León cuentan con excelentes museos
y otras instalaciones dedicadas a los dinosaurios, mientras aquí
desaprovechamos lo que tenemos. Es el sino de Castilla y León. Otros con menos
hacen más. El panorama museístico castellano leonés queda muy lejos, en cifras,
del Museo de la Evolución y todo el conjunto del Sistema Atapuerca, que parecen
la excepción a la norma por su proyección científica y cultural y su indudable
reclamo turístico. El Museo de Dinosaurios podría convertirse otro éxito de
popularidad que atraiga público a la comunidad. Aunque quizá ese sea el
problema, acumular en una sola provincia dos museos que atraigan al público. El
provincianismo siempre acecha.
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