Más allá de los hallazgos de pequeños y gigantes animales del pasado, existe toda una rama de la paleontología que se dedica al estudio de fósiles de plantas y vegetaciones prehistóricas. Los registros de ellas dan cuenta de los ricos y complejos ecosistemas de hace millones de años y proporcionan información sobre aspectos como el ambiente, el clima y la interacción fauna-flora, entre otras cuestiones.
Investigadoras del equipo trabajando en los yacimientos en San Juan. (Foto: gentileza de las investigadoras) |
“Las briofitas son un grupo de plantas muy chiquititas, las
cuales se cree que son de las primeras que colonizaron el medio terrestre. Hay
varios tipos, como los musgos, las hepáticas y los antoceros. En este trabajo,
pudimos identificar ejemplares de las dos primeras”, explica a la Agencia
CTyS-UNLaM Adolfina Savoretti, primera autora del trabajo y becaria posdoctoral
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de
Argentina.
Actualmente, las briofitas se encuentran en lugares húmedos
y con poca luz, aunque también se encuentra en ambientes más secos. El
problema, señalan las investigadoras, es que es difícil reconocerlas en el
registro fósil.
“Cuando hablamos de plantas, las especies pueden preservarse
en el ámbar de los árboles, se pueden deshidratar, carbonizar y aplastarse por
una enorme presión o dejar una huella. En el caso de nuestros hallazgos, se
dieron las últimas dos formas, que reciben el nombre de impresión-compresión”,
apunta Josefina Bodnar, integrante del grupo e investigadora de la Universidad
Nacional de La Plata en Argentina.
El hecho de que se conservara la impresión junto a la compresión, además, permitió brindar un montón de detalles que ayudaron, luego, a la hora de describir y estudiar los registros. “En el caso de estas plantas, se preservaron incluso las estructuras reproductivas sexuales, lo cual es extremadamente raro de encontrar en el registro fósil. Todo eso colabora enormemente en nuestros análisis”, detalla Savoretti, becaria posdoctoral en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, del CONICET) y docente en el Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales (ICPA, UNTDF). El equipo se completa con la Dra. Eliana Coturel y Marisol Beltrán, becaria doctoral de CONICET.
El hallazgo de estas plantas de tanta antigüedad permite
empezar a comprender cómo era el clima en esa época. “El musgo que descubrimos
nosotras vivía sobre un árbol, el cual aún no sabemos de qué especie era –
detalla Savoretti, quien es bióloga botánica-. Por investigaciones realizadas
previamente por parte de nuestro grupo de trabajo sabemos que en la zona había
tanto coníferas como helechos con semilla arborescentes. Pero lo más importante
es que este tipo de musgos son indicadores de microambientes con gran humedad”.
En esta línea, Bodnar suma que el hallazgo de estas
briofitas da cuenta de nuevos escenarios para la literatura científica. “Se
había planteado, en distintos trabajos, que el clima en esta región de
Argentina, durante el período Triásico, era muy seco. El descubrimiento de
estos fósiles nos viene a decir que no fue todo igual, sino que hubo,
evidentemente, períodos con niveles más altos de humedad”, resalta la
investigadora. (Fuente: Nicolás Camargo Lescano, Agencia CTyS-UNLaM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario