GETTY IMAGES. / El comportamiento sexual de los dinosaurios sigue estando en las sombras. |
Estoy sentada en la oficina de Jakob Vinther, tratando de imaginarme si los tiranosaurios tenían -cómo decirlo cortésmente- penes. "Entonces, alguien tiene que ser…" tartamudeo, con creciente nerviosismo. "… penetrado", dice casualmente mi anfitrión completando la frase.
Nos encontramos en la Universidad de Bristol, en Reino
Unido, donde Vinther es profesor de macroevolución, especializado en el
registro fósil. Examiné su cuarto, principalmente para evitar el contacto
visual mientras me recuperaba. Es exactamente lo que la niña dentro de mí
esperaría de un paleontólogo.
Los estantes están llenos de una especie de lasaña fósil,
donde capas de tomos académicos y papeles están mezclados con reliquias de un
mundo perdido.
Entre lo más destacado está un insecto antiguo, con las
venas de sus delicadas alas y moteado colorido claramente visibles, los restos
de un calamar vampiro con su bolsa de tinta negra tan bien preservada que todavía
contiene melanina, y unos extraños gusanos prehistóricos que son parientes de
esos que se encuentran en los arrecifes coralinos. En la esquina hay una cómoda
con cajones que -espero- contengan todo tipo de interesantes restos
petrificados. El lugar se siente como el cruce entre un museo y una biblioteca.
A pocos metros se encuentra la estrella del show, un
psittacosaurus, literalmente un "lagarto pico de loro". Se cree que
este dulce y pequeño herbívoro, pariente cercano del triceratops, caminaba sigilosamente
por el bosque de lo que hoy en día es Asia, hace unos 120-133 millones de años.
El espécimen que estoy mirando es mundialmente famoso -no
por su piel, que está tan intacta, ni por su cola, que incluye un
característico fleco de plumas puntiagudas. No, este dinosaurio se conoce mejor
como el que dejó su trasero para que futuras generaciones lo estudiaran (Más
sobre eso abajo).
Vuelvo mi atención a nuestra conversación. Vinther me está
contando sobre un descubrimiento particularmente emocionante en un conocido
yacimiento de fósiles en China, la Formación Yixian, en la provincia de
Liaoning, donde se encontró una pareja de tiranosaurios, completa con plumas y
todo, en un antiguo lago. Sospechosamente cerca el uno de la otra, según él. De
hecho, lo que quiere saber es: ¿estaban teniendo sexo?
Un problema espinoso
GETTY IMAGES. / Los fósiles descubiertos y las técnicas modernas han avanzado el entendimiento de la estructura de los dinosaurios. |
Un trabajo de detección molecular ha identificado los
glóbulos rojos y el colágeno de terópodos de hace 76 millones de años, un grupo
que incluye a los más grandes depredadores que hayan caminado la Tierra. Reveló
señales de distintivos químicos que indican que los triceratops y los
estegosaurios eran de sangre fría -algo poco usual en los dinosaurios- y que un
herbívoro espinoso y de armadura pesada, el nodosáurido, era de color
anaranjado.
Los científicos han descubierto que el espinosaurio -famoso
por su gran "vela" dorsal- probablemente usaba sus dientes de 15 cm
de largo y mandíbula de cocodrilo para cazar en aguas profundas, así como
evidencias de que los iguanodones pudieron haber sido sorpresivamente
inteligentes, y que los pterosaurios (técnicamente no son dinosaurios sino
lagartos alados) solían caminar en busca de presas.
Pero la investigación de cómo exactamente se apareaban los
dinosaurios no ha dado resultados. Hasta el día de hoy, los científicos ni
siquiera pueden distinguir con exactitud entre los machos y las hembras, y
menos decirte cómo cortejaban o qué tipo de genitales tenían. Sin ese
conocimiento fundamental, mucha de su biología y comportamiento sigue siendo un
misterio total. Una cosa sí es cierta: tenían sexo.
Volviendo a los fósiles de los tiranosaurios, Vinther
explica que una clave de su postura comprometida podría venir de otro sitio en
un extinto lago, el yacimiento de Messel en Alemania. Esta cantera convertida
en un tesoro de fósiles es legendaria por su flora y fauna inmaculadamente
preservada.
GETTY IMAGES. /La cantera de Messel, en Alemania, ha producido estraordinarios especímenes fosilizados. |
Se cree que el yacimiento de Messel es un cementerio
prehistórico tan rico debido a un secreto tóxico. En la época del eoceno -hace
entre 36 y 57 millones de años- era un cráter volcánico lleno de agua con
laderas empinadas, rodeado de un frondoso bosque subtropical.
Nadie sabe cómo mataba a sus víctimas, pero la teoría es que
continuó siendo geológicamente activo después de haberse formado, y
periódicamente soltaba nubes de sofocante dióxido de carbono a su entorno. Es
posible que las desafortunadas tortugas fueran sorprendidas en ese evento,
hundiéndose hasta el suelo donde su lujuria fue preservada durante milenios.
No obstante, esas espinosas tortugas no están exactamente en
la misma posición sexual en la que murieron. En lugar de estar montadas la una
sobre otra, como es costumbre, están mirando en dirección contraria, como si de
repente hubieran cambiado de parecer.
Detectando mi confusión, Vinther se echa para atrás en su
silla y, con el aire de alguien para quien el sexo prehistórico es un perfecto
tema de conversación, explica que después de morir, las tortugas se
distanciaron pero quedaron unidas por sus genitales. Han quedado pegadas todo
este tiempo por la -¡ejem!- anatomía reproductiva de su pareja.
Y eso nos lleva de vuelta a la pareja de tiranosaurios fosilizados,
en la que se ven asombrosos paralelos. "Están mirando en dirección
opuesta, con las colas superpuestas", dice Vinther. "Creo que fueron
sorprendidos en el acto".
GETTY IMAGES. / No se sabe bien para qué servían las pequeñísimas extremidades superiores del tirranosaurio, pero algunos creen que hubieran podido tener una función en el apareamiento. |
Un trasero en lo profundo de un lago
Sin embargo, hay otra fuente, menos ambigua de hechos
sexuales de los dinosaurios: un fósil que ha cautivado la atención del mundo
con su trasero. Ese es el psittacosaurus.
Vinther me lleva hasta su preciada pieza y me cuenta los
antecedentes.
Estamos en el cretácico inferior en el biota de Jehol, un
antiguo ecosistema en el norte de China. Digamos que es un hermoso día soleado
en esa tierra templada, y la pequeña psittacosaurus decide dejar su densamente
boscoso hogar para ir a beber en uno de los muchos lagos de la zona. Mide unos
91 cm de la cabeza a la cola -es parecida a un perro labrador corpulento- y es
casi adulta, aunque todavía inexperta.
La psittacosaurus deambula en dos patas hasta la orilla -con
los años dejó de caminar a cuatro patas- pero luego llega la tragedia. Justo
cuando se agacha para tomar un sorbo con su pico de loro, se resbala, cae y se
ahoga. Al sumirse hasta el fondo del lago, cae de espaldas y abierta de patas,
preservando accidentalmente sus genitales para que simios del futuros reflexionen
al respecto.
Naturalmente, Vinther está particularmente interesado en que
yo inspeccione ese famoso trasero. Señala un área oscura de piel debajo de la
cola. Y ahí están: las partes pudientes del dinosaurio, preservadas contra toda
expectativa desde el cretácico inferior, una época tan distante que equivale
más o menos a 1,6 millones de vidas humanas.
¡Qué pena!, el psittacosaurus en la oficina de Vinther no es
el fósil real. Lo que estoy viendo es un modelo a escala del animal como se
hubiese visto en vida, que él mismo comisionó.
Así que, ¿qué es lo que la parte trasera de este pequeño dinosaurio nos puede decir?
N TAMURA / WIKEPEDIA CREATIVE COMMONS. / Esta ilustración de un psittacosaurus lo muestra con su distintivo pico de loro y plumas puntiagudas en la cola. |
"Así que puedes ver, si miras aquí abajo [señala la
cloaca del psittacosaurus, debajo de la cola] que hay mucho pigmento",
dice Vithner. Explica que eso es melanina, y puede ser en parte responsable del
extraordinario nivel de preservación de este espécimen.
Aunque tendemos a pensar que la melanina es el compuesto
oscuro que le da el color a nuestra piel, tiene una gama de usos diversos en el
mundo natural, desde su aplicación como pigmento de la tinta de calamar hasta
su función como capa protectora en el fondo de nuestros ojos.
También es un potente antimicrobiano. Comúnmente se
encuentra en altas concentraciones en el hígado de anfibios y reptiles, donde
impide el desarrollo de microbios potencialmente dañinos. Pero crucialmente,
también se encuentra en muchas otras situaciones donde puede ser útil.
"Por ejemplo, los insectos… usan la melanina como un
tipo de sistema inmunológico para protegerse contra las infecciones. Así que si
le metes una aguja a una polilla [no se recomienda], la zona alrededor del
hueco que hiciste secretará melanina", indica Vinther.
WIKIPEDIA CREATIVE COMMONS. / El fósil de nodosaurus mejor preservado del mundo todavía contiene sus células productoras de melanina, con lo que se ha deducido que era de color anaranjado. |
Despliegue sexual
Pero hay otros descubrimientos intrigantes, y aquí es donde
queda claro que toda mi incomodidad hasta ahora ha sido un precalentamiento.
Antes de que me dé cuenta de lo que sucede, Vinther me está explicando con
entusiasmo las muchas otras características del trasero del psittacosaurus.
"Ahora podemos reconstruir la morfología de la cloaca,
y podemos mostrar que tenía algo así como dos tipos de labios que brotaban
así", dice Vinther, haciendo una señal de V con sus dedos. "Y en el
exterior, eran pigmentados. Pero esta es la parte interesante, porque no están
alrededor de la apertura, [como sería lógico] si estuvieran allí para prevenir
un infección microbiana. Así que estaban desplegando el pigmento ahí para
anunciarse".
Si eso es verdad, sería algo sin precedentes: desplegar el
trasero a las parejas potenciales, como hacen los mandriles, es extremadamente
inusual en aves modernas, las descendientes de los dinosaurios. "Usaban
una cantidad de señalizaciones visuales", afirma Vinther, explicando que
tenían una visión a color excelente. A diferencia de la mayoría de los
mamíferos que solo pueden ver dos colores, las aves pueden ver los tres que ven
los humanos además de la luz ultravioleta. "Pero es inútil desplegar los
colores de sus cloacas porque están cubiertas de plumas". Igualmente, los
cocodrilos dependen más de los olores.
Vinther especula que, al igual que las aves, los dinosaurios
pudieron haber tenido excelente visión a color, en cuyo caso tendría sentido
que aquellos que no tenían plumas pudieran haber aprovechado la oportunidad
para desplegar sus cloacas.
GETTY IMAGES. / Muchas de las teorías sobre el comportamiento sexual de los dinosaurios se basan en las danzas de cortejo de sus parientes cercanos, las aves. |
Sin más evidencia y ninguna otra cloaca de dinosaurio fosilizada para estudiar, no se ha llegado a ningún consenso.
Pero probablemente esto ya es suficiente en cuanto a los
genitales de los dinosaurios. ¿Qué hay de los otros aspectos de su
reproducción? ¿Tenían rituales de apareamiento, tal vez peleas o bailes
elaborados? ¿Tendrían machos y hembras apariencias distintas? Y ¿cómo podríamos
saber qué características usaban para atraer al sexo opuesto?
Una vela erótica
Parece difícil descifrar el comportamiento sexual de
animales extintos hace tiempo, pero Rob Knell, un experto de la Universidad
Queen Mary en Londres, me asegura que hay algunas pistas escondidas en el
registro fósil.
"Pues, uno de los asuntos con los dinosaurios es que
hay una cantidad de cosas raras, lo que algunos llaman 'estructuras
estrambóticas'", dice Knell. "Esa es parte de su atracción
carismática. O sea, las placas del estegosaurio, la gran vela del espinosaurio,
la cresta y cuernos del triceratops y de otros ceratopsios… La gran cresta que
tenía el hadrosaurus… todas estas cosas son candidatas a ser rasgos sexuales
selectivos".
En muchos casos, los científicos han debatido durante siglos
las funciones de estas estructuras.
GETTY IMAGES. / La gran vela dorsal del espinosaurio es una de las "estructuras estrambóticas" que los dinosaurios pudieron haber desplegado para atraer a parejas. |
"Un ejemplo serían las placas dorsales del
estegosaurio", dice Susannah Maidment, investigadora superior en
paleobiología del Museo de Historia Natural de Londres. "También tenemos
este tipo de cresta tubular en la cabeza del hadrosaurus… no sabemos para qué
sirve".
Aquí es donde entra la ciencia moderna. En 2012, Knell
decidió examinar más de cerca el problema. Estaba particularmente interesado en
estudiar las características excéntricas que se parecieran bastante a los
despliegues de apareamiento de animales actuales, o aquellas que han desafiado
una explicación.
Estas incluyen los cuernos faciales y crestas de los
triceratops y sus parientes -como el psittacosaurus, que tiene inusuales
pinchos laterales en ambas mejillas-, la cresta en la cabeza de depredadores
como el dilophosaurus, que cuenta con dos prominentes rugosidades sobre los
ojos, los largos cuellos del diplodocus, y las plumas de los ancestros de las
aves.
¿Quién es macho, quién es hembra?
Aunque no hay una manera definitiva de determinar cuál era
el uso de estas raras características anatómicas, Knell -junto a otro equipo
internacional de científicos- pronto se dio cuenta de que hay unas pistas
importantes en animales actuales, si se sabe dónde mirar.
Una es la dismorfia sexual, por la que machos y hembras de
la misma especie se ven diferente.
GETTY IMAGES. / Los científicos todavía no pueden diferenciar entre un dinosaurio macho y uno hembra. |
Desafortunadamente, esta pista en particular no es muy útil
para entender a los dinosaurios, pues los científicos no pueden distinguir a
los machos de las hembras. Aunque descubren discrepancias entre individuos
fosilizados, no tienen manera de saber si están observando sexos diferentes o
especies diferentes.
El factor edad
Esto nos lleva a la siguiente señal delatora. Cuando una
característica física aparece solo en adultos maduros y no en crías o animales
juveniles, suele ser para el sexo, como las melenas de los leones machos, que
se cree sirven para anunciar su disponibilidad. Sin embargo, esta pista también
puede ser complicada.
En 1942, los científicos desenterraron un llamativo cráneo
nuevo en Montana, EE.UU. Claramente pertenecía a un formidable depredador, pero
era relativamente pequeño comparado al del principal rey de los depredadores,
el tiranosaurio rex.
El equipo concluyó que este pertenecía a un adulto de una
especie nueva y finalmente -después de varias décadas de debate- el
descubrimiento se llamó nanotiranosaurio. En los años siguientes, varios otros
probables ejemplares fueron identificados.
Luego, en 2020, un equipo hizo un examen más minucioso.
Analizaron los huesos de dos posibles tiranosaurios pigmeos y se dieron cuenta
de que probablemente nunca fueron de otra especie, en cambio, eran
tiranosaurios rex que habían muerto durante la adolescencia.
De hecho, ahora se cree que estos animales juveniles
hubieran sido tan diferentes de los adultos que casi se comportaban como si no
estuvieran emparentados, cada uno ocupando su propio y singular nicho en la cadena
alimenticia prehistórica.
Y los tiranosaurios rex no son los únicos dinosaurios que
pueden haber experimentado cambios dramáticos a medida que se desarrollaban.
"Hay un gran debate sobre el torosaurus y el
triceratops", comenta Maidment. Aunque los dos parecen similares en líneas
generales, el primero realmente tenía un cráneo gigantesco -uno de los más
grandes de cualquier animal terrestre- y una enorme gorguera alrededor del
cuello con dos inmensos huecos. El segundo es mucho más pequeño, con su correspondiente
pequeña cresta sin huecos.
"Estos son dos dinosaurios que vivieron juntos hasta el final del cretáceo en América del Norte. Unos creen que el torosauros es un triceratops muy antiguo, y otros piensan que se trata de dos especies separadas", dice Maidment, indicando las otras variantes que algunos estiman que simplemente representan las diferentes etapas en la vida del triceratops. "La gente ha discutido si son especies diferentes pero, en realidad, podrían simplemente ser etapas ontogénicas (de desarrollo) del triceratops. No se han podido poner de acuerdo".
GETTY IMAGES. / La enorme cresta del triceratops ha desconcertado a los científicos. ¿Para qué servía exactamente? |
"Lo que podemos hacer es decir, 'bien, esto es
consistente con una estructura que evolucionó para este propósito. Y no es consistente
con una estructura que evolucionó para cualquier otro propósito'", señala
Knell.
Un ejemplo es la cresta del triceratops. A lo largo de los
años, generaciones sucesivas de científicos han quedado desconcertados por este
enorme rasgo, con una variedad de explicaciones que van desde la protección del
cuello contra depredadores hasta la regulación de la temperatura.
Más recientemente, se ha sugerido que habría servido para
que la especie pudiera identificar a los miembros de su propio grupo. De manera
que Knell y sus colegas investigaron más a fondo y encontraron que esa idea
realmente no funcionaba. Hay poca variación entre las crestas de las diferentes
especies de triceratops, así que es poco probable que hubieran servido para ese
propósito.
Con esa teoría potencialmente descartada, se vuelve más
razonable especular que eran usadas para llamar la atención de otros
triceratops o pelear contra otros machos, lo que les ayudaba a tener sexo.
Y hay evidencia de esto. En un estudio de 2009, se
analizaron los patrones de heridas en los cráneos de varios triceratops y se
encontró que eran consistentes con peleas contra otros triceratops. Los
investigadores quizás descubrieron señales fantasmales de antiguas rivalidades
sexuales.
Pero, ¿qué hay de otros rituales de apareamiento? ¿Hubieran
podido los tiranosaurios rex gesticular con sus pequeños bracitos para atraer a
las hembras para copular, como recientemente sugirieron los productores del
programa "Planeta Prehistórico"? ¿Es posible que los
paquicefalosáuridos chocaran sus cabezas en peleas por dominio sexual?
Knell está convencido de que, en términos generales,
pudieron haberlo hecho. Señala las similitudes entre dinosaurios y aves, y el
hecho de que estas últimas son solo una versión con pico y sin dentadura de sus
antiguos primos con plumas.
Esto es particularmente cierto de los dinosaurios aviares, que evolucionaron en las aves modernas -como el velociraptor, que era más como un pavo asesino que los esbeltos depredadores que se ven en la serie de películas de "Jurassic Park".
GETTY IMAGES. / Algunos expertos creen que los velociraptors tenían plumas, haciéndolos parecer más a un pavo. |
Increíblemente, podría haber evidencia física de estos
comportamientos. En 2016, unos científicos en Colorado desenterraron unas
peculiares depresiones, como charcos antiguos.
Una inspección más detallada reveló marcas de raspaduras y
huellas de patas de tres dedos, un sello distintivo de depredadores como el T.
rex, que se remontan al cretáceo. Estas eran depresiones en el suelo que fueron
hechas por dinosaurios. Y tienen una asombrosa similitud con las que hacen las
avestruces actuales.
Los avestruces hembras son amantes caprichosas, y los machos
deben ejecutar elaboradas danzas de cortejo para animarlas. Estas incluyen una
carrera, mucho aleteo y una "ceremonia de raspadura", una demostración
de sus capacidades para escarbar, necesarias para la elaboración de nidos en el
piso. Los investigadores sugieren que los autores de estas marcas pudieron
haber estado haciendo lo mismo hace 100 millones de años.
Las marcas de raspaduras y huellas de patas de tres dedos que fueron encontradas en Colorado sugieren un comportamiento parecido al de las avestruces en sus rituales de apareamiento. |
Por otro lado, en años recientes hemos adquirido una
perspectiva antes inimaginable de la vida de los dinosaurios. Quién sabe, tal
vez en unas décadas conoceremos una incómoda cantidad de detalles sobre maneras
en que cortejaban y también sobre la clase de genitales que tenían.
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