Se trata de un carcarodontosáurido al que bautizaron Meraxes. Es uno de los ejemplares carnívoros de mayor tamaño de los hallados hasta hoy.
El cráneo del Meraxes Giga, el devorador de dinosaurios hallado en la provincia de Neuquén. Foto Fundación Azara |
El espécimen es el esqueleto más completo conocido para un
carcarodontosáurido sudamericano y uno de los más completos del mundo. Es uno
de los dinosaurios carnívoros de mayor tamaño hallados hasta hoy. Fue
descubierto en la Barda Atravesada de las Campanas, a unos 20 km de Villa El
Chocón.
El trabajo científico fue liderado por investigadores
argentinos y publicado en el último número de la prestigiosa revista Current Biology. El estudio estuvo a cargo del Museo Bachmann de Villa El Chocón, la
Fundación Azara (Universidad Maimónides), el CONICET, la Sección de Ciencias de
la Tierra del Field Museum of Natural History de Chicago y la Universidad de
Minnesota (EEUU).
El nombre de la especie, gigas (gigante, en griego) se
refiere al enorme tamaño. Aunque es unos 2 metros menor que el Giganotosaurus
carolinii, el más grande de los terópodos conocidos.
El paleontólogo Peter Makovick junto a uno de los huesos de Meraxes. Foto Akiko Shinya/ Reuters |
El ejemplar alcanzaba unos 11 metros de longitud. Se
hallaron un cráneo casi completo (sin las temidas mandíbulas), vértebras
fragmentarias del cuello y la espalda, el sacro entero, varias vértebras de la
parte primera y media de la cola, la cintura pectoral (el omóplato o escápula y
el coracoides) con los brazos y la cintura pélvica con las patas posteriores.
Su peso, vivo, se calcula en más de cuatro toneladas: 4.200 kg.
Un dinosaurio "cabezón" y de brazos
"chiquitos"
Sus características anatómicas muestran que este dinosaurio tenía algunas particularidades muy "vistosas". Su cabeza era enorme, con huesos muy ornamentados con protuberancias, crestas y surcos, y dientes del tamaño de cuchillos. Sus brazos eran sorprendentemente cortos, del tamaño de los de una persona.
Su sacro tiene una forma curiosa, como de silla de montar,
sus patas eran poderosas y su segundo dedo era rematado por una garra, que
recuerda vagamente a la de los velociraptores o la de las chuñas, aves
cazadoras que viven en el norte argentino.
El enorme tamaño de sus cabezas es uno de los aspectos
interesantes de los carcarodontosáuridos, a tal punto que la del gran carcarodontosáurido,
Giganotosaurus carolinii, supera ampliamente en longitud a la del T. Rex
(tiranosaurio rex). Sin embargo, mientras que del T .Rex se conocen varios
cráneos completos, esto no era así para los carcarodontosáuridos hallados, que
poseen un cráneo enorme pero incompleto.
Una reconstrucción del Meraxes Giga, el devorador de dinosaurios. Imagen Carlos Papolio/Reuters |
Aunque el cráneo de Meraxes es proporcionalmente más
angosto, permitió estimar la longitud total de la cabeza de Giganotosaurus, el
más grande de los carcarodontosáuridos y uno de los más largos en terópodos, en
163 cm.
La reconstrucción del esqueleto de Meraxes. Foto Javier Pazo y Lautaro Rodriguez Blanco/Reuters |
Otros grupos de dinosaurios terópodos, como los abelisáuridos y los alvarezsaurios poseen proporciones similares de sus brazos con respecto al cuerpo.
Meraxes tenía la cabeza enorme y los brazos diminutos. Foto Fundación Azara |
Una de las características más llamativas es la garra del
dedo interno del pie, bastante más grande que las otras dos (casi el doble de
larga que la del dedo externo) y con un borde ventral un poco más afilado. Si
bien en formas más primitivas de estos terópodos, como Allosaurus, esta
particularidad está presente, nunca con el nivel de desarrollo que presenta
Meraxes, por lo que resulta una característica hasta ahora propia de esta nueva
especie.
La enorme cabeza del Meraxes, uno de los dinosaurios carnívoros más grandes. Foto Fundación Azara |
Dónde lo encontraron
La Barda Atravesada de las Campanas, cortada por el cañadón
del mismo nombre, es un sitio árido, de rocas rojizas, que dista unos 20
kilómetros de Villa El Chocón. En la zona hay rocas conocidas como Formación
Huincul, depositadas a principios del Cretácico Superior (de unos 96 a 93
millones de años de antigüedad), una época en la que convivían los mayores de
todos los dinosaurios herbívoros del mundo.
Ahí estaban los cuello-largos, como el titanosaurio Argentinosaurus, junto a rebaquisáuridos de tamaño mediano y largas colas, o veloces iguanodontes, que escapaban de carnívoros de todo tipo.
El equipo de investigadores en el lugar del hallazgo del Meraxes, la Barda Atravesada de las Campanas, en Neuquén. Foto Fundación Azara |
Una tumba de arenisca
Este dinosaurio carnívoro murió en una zona barrosa cercana
a un río y sus restos se descompusieron en ese mismo lugar. La hipótesis,
describen, es que "un carroñero se llevó uno que otro hueso y alguna
crecida de agua parece haber arrastrado algunos huesos más y desarmado parte
del esqueleto… pero no todo.
Los huesos que quedaron de este dinosaurio carnívoro se
hallaban en "parcial articulación". Esto se traduce en que muchos
huesos estaban conectados anatómicamente, por ejemplo, con los huesos de sus
patas o algunas vértebras. Otros, en cambio, se hallaban sueltos en la roca,
pero en su sitio esperado, algo que deja en claro que sufrieron algún leve
movimiento o transporte por el agua antes de quedar enterrados en su posición
definitiva.
El Meraxes murió en una zona barrosa cercana a un río. Foto EFE/ S.Apesteguía/Conicet |
También fueron parte del estudio la técnica japonesa Akiko
Shinya, Alejandro Haluza, Federico Gianechini y Peter J. Makovicky.
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